Hay una canción de Violeta Parra que es de mis favoritas: se llama “Hace falta un guerrillero” y está escrita en honor al prócer independentista de las mil caras y aventuras, pero de una sola convicción. Ese héroe popular inspiró a la Violeta a cantarle a su consecuencia, valentía y hombría, y a reclamar la herencia de ese linaje en un país que heredó los valores del húsar transformados en la imagen del billete de dos lukas o el nombre de la facción central de la autopista nortesur, pero de cuya sangre revolucionaria y consecuente casi no quedan huellas: “como fue Manuel Rodriguez, debieran haber quinientos / pero no hay ni uno que valga, la pena en este momento”, canta.
En “Yo Manuel” aparece la misma demanda, pero esta vez en la voz del guerrillero mismo, momentos antes de su vil asesinato, recreado en un teatro. El monodrama de La Máquina Teatro presenta una esquizofrénica mirada a la vida del guerrillero, donde el personaje dialoga con el actor que busca, como diría una honorable del congreso, “prestarle el cuerpo” para que reviva y se reencuentre a sí mismo.
Es en esa ficción llena de delirio donde Manuel reclama y denuncia “El pago de Chile”. Y lo grita una y otra vez ofendido de ir quedándose solo, de morir a traición en manos de puros argentinos, sin juicio, por orden de un director rastrero más que supremo al que se le homenajea bautizando con su nombre las grandes alamedas. Su tormento está en no conocer a su hijo, en morir en Til Til por ser consecuente con lo que es: revolución pura, tomando la decisión de posponer el acto, también revolucionario, de ser padre y de alguna manera, ya tras morir, fantaseando con que ese hijo le haga honor a su linaje
Pero Manuel no está solo. Está su actor, Felipe Zambrano, quién revela el anterior trabajo interpretativo (de Daniel Gallo) para otrogarle al personaje más ternura y cándor que en la primera versión. En esta puesta vemos a un Manuel Rodriguez más joven, que logra emocionar hasta las lágrimas, en un conmovedor trabajo actoral de alta demanda, que está bien fusionado con la música en vivo, y que da luces sobre el Chile de hoy, instalado en las traiciones y las hipocrecías de nuestra historia.
Además, ofrece una reflexión sobre el teatro mismo, oficio que nos permite viajar en el tiempo para revisar nuestra identidad a través de la ficción; que nos emociona y nos invita a re pensarnos a través de sus historias y nos trasparenta un poco sus procedimientos artísticos (en este caso, los más delirantes), donde yo el que más celebro, es el que una pieza de extraordinaria belleza como esta, no se quede en el olvido cuando se va el primer actor.
YO MANUEL
Del 24 de abril al 31 de mayo.
Viernes y sábado a las 21:00 hrs. Domingo a las 19:30 hrs.
Entrada general $5.000, estudiantes y 3ra edad $3.000, convenio Finis Terrae $2.000
Sala Jorge Díaz, Teatro Finis Terrae. Pocuro 1509, Providencia (esquina Pedro de Valdivia)
Ficha artística:
Dramaturgia y Dirección:
Cristián Ruiz
Intérprete:
Felipe Zambrano
Asistente de Dirección, Producción e iluminadora:
Marcela Barra.
Composición y Narración musical:
Alfredo Rossel, líder y vocalista de la banda Rock/Pop La Horda.
Diseño integral:
Natalia Morales.