La coalición árabe suní que llevaba a cabo una campaña de bombardeos a los rebeldes hutíes en el Yemen puso hoy fin a sus operaciones aéreas al considerar que ya ha alcanzado su objetivo de eliminar el potencial militar de los chiíes y frenar la amenaza a la seguridad regional.
La inesperada decisión se produjo a petición del presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, según dijo en una rueda de prensa el portavoz de la coalición, Ahmed al Asiri, que reiteró que los ataques comenzaron el pasado 26 de marzo también tras una llamada de socorro de las autoridades yemeníes.
Al Asiri explicó que “Tormenta de Firmeza”, como se había bautizado a la operación árabe, ha cumplido sus tres objetivos: defender la legitimidad en el Yemen; detener el avance de los hutíes, destruir su potencial militar e impedir las amenazas a la seguridad de los países vecinos y de la región.
El portavoz agregó que mañana comienza lo que ha llamado operación “Devolución de la Esperanza”, que tiene el objetivo de reconstruir el país y supervisar el proceso de transición que seguirá al conflicto armado.
Las fuerzas árabes no se retirarán totalmente del Yemen, puesto que seguirá habiendo “operaciones militares” contra los rebeldes hutíes “mientras los países de la coalición lo consideren necesario”, aunque estarán dirigidas solo contra posiciones de los rebeldes chiíes, explicó Al Asiri.
Asimismo, habrá un bloqueo marítimo para “supervisar las islas y aguas yemeníes y evitar el contrabando y suministro de armas” a las milicias hutíes y a las leales al expresidente AlíAbdalá Saleh.
Las fuerzas de la coalición “seguirán apoyando las operaciones humanitarias” de las organizaciones militares, advirtió el portavoz saudí, quien aseguró que los países árabes “no dejarán de proteger a los civiles yemeníes” frente a la “amenaza” hutí.
La coalición ha llevado a cabo “con precisión” 2.415 bombardeos, desde el primer día, lo que permitió “destruir todo el potencial militar” de los rebeldes y poner fin así “a las amenazas” contra la seguridad regional, añadió el portavoz.
Además, Al Asiri advirtió de que las fuerzas terrestres saudíes continuarán protegiendo la frontera de su país para frenar cualquier intento de “poner en peligro la seguridad”.
El Ministerio saudí de Defensa dijo por su parte, en un comunicado, que los países que forman la coalición “han logrado eliminar con éxito las amenazas a la seguridad del reino y los países vecinos gracias a la destrucción de las armas pesadas y misiles balísticos”, que estaban en manos de los hutíes y las tropas leales a Saleh.
Este anuncio se produjo tan solo unas horas después de que el rey saudí, Salman bin Abdelaziz, ordenase a la fuerza terrestre de la Guardia Nacional que participen en las operaciones de la coalición árabe contra los rebeldes hutíes en el Yemen.
Las tropas terrestres están “totalmente formadas y preparadas para apoyar la misión de la coalición árabe, que tiene el objetivo de devolver la estabilidad y seguridad al pueblo yemení”, advirtió el ministro saudí de la Guardia Nacional, Mutib bin Abdalá.
Esta noticia, a su vez, ha llegado por sorpresa horas después de que el Gobierno iraní, al que la coalición acusa de apoyar a los hutíes, expresara su confianza sobre el fin de los bombardeos en “cuestión de horas” y sobre una posible negociación entre las partes en un “breve plazo” de tiempo.
Ha sido tan inesperada esta decisión que hoy también la Organización Internacional de Migraciones (OIM) anunció la suspensión durante una semana de la evacuación de civiles extranjeros del país, ya que encontraba cada vez más dificultades para acceder por el aire a la capital yemení.
Además, instó a todas las partes del conflicto a que faciliten las evacuaciones y la llegada y salida de aviones desde Saná.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó que este conflicto ha provocado la muerte de 944 personas y heridas a cerca de 3.500.
Este balance supone un aumento de dos centenares de muertos y 500 heridos con respecto a las últimas cifras de esta organización, difundidas el pasado viernes.
Estas estadísticas distan de las que ofreció el pasado día 13 de abril el Ejército yemení, leal a los rebeldes hutíes, que cifró en 2.571 los civiles muertos y en 3.897 los heridos.