Diciembre 26, 2024

El intervencionismo de Estados Unidos, condenado en la Cumbre de las Américas

El tema del respeto a los derechos humanos enfrentó ayer a los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Estados Unidos, Barack Obama, apenas al comienzo de la primera sesión plenaria de la Séptima Cumbre de las Américas. El presidente Correa inició su intervención reivindicando el respeto a esos derechos humanos en su país, y utilizó ejemplos de la historia de Estados Unidos para referirse a la instalación de los sistemas de tolerancia a las garantías de las personas en el mundo.

 

 

Aseguró que en el continente continúan los ilegales intervencionismos, tras rechazar las críticas por la situación de los derechos civiles en su país. Afirmó que si antes las intervenciones se justificaban argumentando la lucha contra el comunismo, ahora se fundamentan en el tema de los derechos humanos.

 

También recordó cómo en la segunda mitad del siglo pasado Estados Unidos apoyó a los gobiernos militares, pero hoy su actitud de intervención tiene como argumento los derechos humanos, y reprochó la orden ejecutiva de la administración Obama contra Venezuela, porque viola flagrantemente el derecho internacional y la Carta de la Organización de Estados Americanos.

Aseguró que nuestros pueblos nunca más aceptarán la tutela, injerencia e intervención de potencias extranjeras porque su memoria está flagelada por hechos del pasado.

 

En respuesta, y con la ideología de quien dice no tenerla, el jefe de la Casa Blanca ironizó respecto a referencias planteadas por el sudamericano en el tema de las garantías individuales:

 

Me encantan las clases de historia que recibo aquí, y conozco varios de estos episodios que se han mencionado. Soy el primero en reconocer que la aplicación de los derechos humanos en Estados Unidos no siempre es congruente y consistente, y estoy consciente de que hay capítulos oscuros en nuestra historia en los que no hemos observado y sí incumplido con los principios e ideales, admitió.

 

Sin embargo, y aunque no podemos reivindicar la perfección, existe apertura al cambio, y enseguida apostilló: Podemos pasar mucho tiempo hablando de agravios e injusticias pasadas y usar a Estados Unidos como una gran excusa cómoda para los problemas políticos continentales. Sin embargo, eso no es lo que aporta progreso ni va a resolver el problema de los niños analfabetos que no tienen suficiente comida y no hará que nuestros países sean más aptos y competitivos en una economía global.

 

Antes, el sudamericano arremetió contra las élites latinoamericanas incapaces de comprender que los derechos fundamentales son para todos. Si nos dicen dictaduras es porque no pueden someter nuestros gobiernos a sus intereses y caprichos.

 

Esos grupos aseguran que en algunos países no existe la libertad de prensa y lo hacen cuando sus medios de comunicación ya no tienen impunidad para manipular la verdad y se desenmascaran sus mentiras; aquellos que están en manos privadas con fines de lucro. Una buena prensa es vital para una verdadera democracia, dijo Correa.

 

Al defender la necesidad de seguir construyendo la paz, recordó que ésta no es sólo ausencia de guerra, la opulencia de unos pocos al lado de la intolerable pobreza de las mayorías es una bala que persiste en el aire.

 

Todos los hombres son creados iguales, aseguró, y tienen los mismos derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. En Ecuador y en América Latina también sostenemos esos principios y los haremos realidad no sólo para las élites y en un futuro, sino ahora y para todos.

 

Aun cuando Obama tocó otros temas, como la responsabilidad de su país de reducir el flujo de armas y la demanda de drogas, no soltó su debate con el mandatario ecuatoriano, miembro de la alianza de izquierdas de la ALBA, y segundo orador en la lista de los 35 mandatarios participantes en la primera sesión de esta cumbre.

 

Vamos a seguir defendiendo la Carta Interamericana Democrática que dice que los pueblos de las Américas tienen derecho a la democracia y que los gobiernos tienen la obligación de respetar las libertades y los derechos de los ciudadanos.

 

Para Obama, su país está cumpliendo con el llamado a liberarse de los viejos argumentos, de los viejos resentimientos que demasiado a menudo nos atrapaban en el pasado.

 

Estados Unidos seguirá hablando abiertamente, aseguró, no porque queramos inmiscuirnos; lo que me interesa es resolver problemas, trabajar con ustedes. Es lo que le interesa a Estados Unidos y por lo que ha invertido tanto en sus relaciones bilaterales y en la convicción de que el progreso mutuo puede lograrse.

 

Más tarde la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, refutó a Obama respecto a que su país mira al futuro y no se queda atrapado en las argumentaciones teóricas. No nos confundamos; yo sé que al presidente Barack Obama no le gusta mucho la historia, a mí me ayuda a comprender lo que pasa, lo que pasó y, fundamentalmente, a prevenir lo que puede llegar a pasar.

 

Fernández declaró este sábado que resulta ridículo que EU y Reino Unido, dos potencias mundiales, consideren a Venezuela y a Argentina una amenaza.

 

La presidenta también resaltó la presencia de Cuba en el cónclave: está hoy aquí porque su pueblo luchó y resistió por más de 50 años con enorme dignidad, pese a grandes sufrimientos y penurias, y porque tuvo líderes que nunca traicionaron sus causas.

 

En su mensaje, la mandataria alertó sobre los golpes suaves que se gestan en la actualidad contra los gobiernos populares, en los que se utilizan medios de comunicación, acusaciones falsas y conspiraciones con la participación de organizaciones no gubernamentales, que nadie sabe quién las financia, aunque se puede deducir quiénes las dirigen.

 

Esos grupos trabajan para desestabilizar a los estados que más hacen por el desarrollo social, en cambio no enfrentan a gobiernos que impulsan políticas neoliberales que son las que más pobreza generan, concluyó Fernádez, quien acudió a su última cumbre como presidenta.

Con información de agencias

 

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