Rafael Soto, dirigente de las asambleas Don Bosco de la Florida y uno de los voceros de la Federación Nacional de Pobladores y Pobladoras, llegó ayer a Copiapó en medio del desastre, mandatado por las organizaciones y movimientos de Igualdad, herramienta de los pueblos para articular la solidaridad y el apoyo social y político a las demandas populares.
En sus primeras impresiones en Copiapó dijo que el polvo en suspensión del barro se va secando y cubre la capital de la región de Atacama de una nube tóxica. Pican los ojos, la garganta, te irrita la piel. Se ven ancianos que deambulan de un lado a otro buscando agua, niños y niñas buscando sus familias. Esto supera todo, la gran minería nos puso en una película del fin del mundo”
Ya el día de ayer trabajando en terreno con las familias rescata las impresiones de los afectados. “No ha venido ninguna autoridad, solo se ha recibido ayuda de particulares, pobladores y de los inmigrantes peruanos, colombianos y bolivianos que han venido a ayudar. Las maquinarias han sido autogestionadas por la comunidad”
A su vez denuncia el delegado “hay equipos de seguridad públicos y privados que no permiten que entre la prensa a registrar lo que está pasando. Y lo más grave el temor por el barro contaminado pena en todas las comunidades.”
En Santiago, su presidente Guillermo González, quien está coordinando las próximas acciones de defensa señala que “nos parece sumamente pasiva la acción del mal gobierno. Dicen que van a ir a encuestar, encuestar qué si no hay ciudad alguna. No se necesitan fichas, se requieren soluciones ahora, no queremos otro 27-F”.
“Necesitamos de una inyección inmediata de recursos para financiar cooperativas de trabajo de los mismos afectados dirigido a los espacios públicos y residenciales, la creación urgente de un banco social de materiales en todas las comunas afectadas, la apertura de las escuelas como centros comunitarios de apoyo psico-social y la visita en terreno del Ministerio de Salud para estudiar el nivel de toxicidad del medio ambiente”