Chañaral, Taltal (donde se superan en 1.800 veces cantidad de Mercurio de suelos del norte), Mejillones, Diego de Almagro, El Salado, Copiapó y Antofagasta, con el acopio de material tóxico en el Puerto ATI (del Grupo Luksic), todas zonas en donde los aludes arrastran sendas porciones de relaves.
Partiremos por el hecho de que el jefe de turno de la Dirección Meteorológica, Luis Salazar, sostuvo, que se emitió un aviso puntualmente a la Onemi el día sábado, donde se advertía de un núcleo frío que pronosticaba 20 a 30 milímetros en la cordillera de la región de Atacama y 10 a 20 milímetros en Antofagasta, a lo cuál simplemente se hizo oídos sordos, como ocurrió con el aviso de tsunami hecho por organismos globales de alerta temprana ese fatídico 27F de 2010.
A esto debemos sumarle que la minería sin royalty y con precarias políticas de sustentabilidad, que convierte en Zonas de Sacrificio a la mayoría de los poblados, e incluso ciudades grandes como Antofagasta con el acopio de material tóxico en el Puerto ATI (del Grupo Luksic), aumentó la peligrosidad de la catástrofe dado a que los aluviones de barro y sedimento, también llevan sendas porciones de relaves, que hoy mantienen aislados a Chañaral, Taltal (donde se superan en 1.800 veces cantidad de Mercurio de suelos del norte), Mejillones, Diego de Almagro, El Salado y Copiapó. De las secuelas a las cuales se expone la población y sus ecosistemas, no tendremos resultados inmediatos, pero a todas luces serán nefastos.
Ahora, habrá que lidiar con la búsqueda de cuerpos, los animales heridos, los desaparecidos, los albergados que quedaron sin casa, las enfermedades respiratorias, el restablecimiento de la Ruta 5, la contaminación y los daños, y todas las urgencias que son paleadas mediocremente y sin una mirada a largo plazo. Porque sabemos, en Chile, ninguna catástrofe por más grande que sea, deja algún tipo de enseñanza a las autoridades de turno.
En 1991 hubo 92 muertos y 16 desaparecidos por un aluvión en Antofagasta. Sin embargo no se construyeron vías aluvionales suficientes para esta ciudad y los poblados que tienen las mismas condiciones . Incluso se ha construido en las antiguas entradas de ríos que se secaron por la sobrexplotación de los recursos minerales, olvidando que la naturaleza siempre vuelve a retomar sus causes históricos cuando las condiciones se lo permiten.
La cadena de errores que se viven cada vez que en Chile ocurre un desastre natural, se repite con una eficiencia propia del “Día de la Marmota”. Una y otra vez, la negligencia de las instituciones, la falta de coordinación entre los organismos y la ausencia de una unidad central especializada en contingencias, hace que cada una se convierta en una tragedia de proporciones dignas del evangelio de San Mateo. Todo esto dado a la total y absoluta falta de planificación.
El incendio que afecta el bosque nativo del sur de Chile, responde a los mismos errores basados en un modelo exportador primario depredador, implantado en dictadura irresponsablemente, dado a la introducción de especies nocivas para los hábitats, que secan napas subterráneas y permiten la proliferación de plagas. Qué decir de cómo ha sido combatido el incendio, que produjo el director regional de la institución en La Araucanía, Mario Acuña, fuera cesado en sus funciones. En este caso viene a ser lo mismo, pero en términos de una minería, que privatizada al 73% y sin tributación coherente con las externalidades negativas que causa, actúa sin ética y por lo tanto sin ninguna responsabilidad aún de su planes de lavado de imagen.
Y no será raro que “Chile Ayude a Chile”, teniendo a Penta detrás de una Teletón que inyecte recursos “frescos” a el banco del grupo Luksic, y la posibilidad que los grandes retails evadan impuestos en el marco de la ley. Ya se inició el “Desafío Levantemos Chile” que tiene como auspiciadores permanentes a Easy y Banco de Chile, pero pese a eso apelan a la “solidaridad”.
Fuente: http://elreverde.cl/aludes-del-norte-arrastran-residuos-toxicos-de-la-mineria/