Buenos Aires.- Cientos de miles marcharon este martes hacia Plaza de Mayo para conmemorar 39 años del golpe cívico-militar que instaló la más cruenta dictadura en la historia de Argentina, y entre los conceptos más repetidos por los oradores se escuchó que se no se va a permitir ningún retroceso y que ya es irreversible la política de derechos humanos.
Los organismos se solidarizaron, en un comunicado con motivo de esta jornada, con las familias de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, y condenaron la violación a los derechos humanos en México, además de apoyar a Venezuela y su resistencia a los ataques imperialistas.
La primera marcha de este martes reunió a Madres Fundadoras y Abuelas de Plaza de Mayo, HIJOS (de detenidos desaparecidos) y organizaciones políticas mayoritariamente juveniles del movimiento oficialista La Cámpora, Unidos y Organizados, Movimiento Evita y otros, tanto del gobernante Frente para la Victoria, como otros sectores de izquierda, entre ellos Nuevo Encuentro, Partido Comunista, agrupaciones estudiantiles y gremiales y una cantidad de independientes, como ha sucedido siempre.
Con la consigna: defendamos las victorias y vamos por más democracia, se congregaron desde temprano en la Avenida de Mayo y 9 de Julio para marchar hacia la plaza, condenando durante la marcha las violaciones cometidas por la pasada dictadura (1976-1983), pero también con fuertes advertencias a lo que aún permanece en algunas estructuras de aquel terrorismo de Estado, especialmente en sectores de la justicia, que sigue protegiendo a los colaboradores civiles de la represión.
La corporación judicial también fue la dictadura, la corporación del martillo al banquillo, coreaban en esta marcha multitudinaria en la que se calcularon más de 360 mil personas, según los organizadores.
Fue muy aplaudida la columna de los HIJOS que escenificaron con muñecos a sectores judiciales como los que dictaron falta de mérito para salvar a algunos grandes empresarios acusados de facilitar el secuestro y la desaparición de trabajadores.
En la movilización se veía un gigantesco buitre que exhibía carteles con los nombres de las empresas que colaboraron con la dictadura: Grupo Clarín, Ingenio Ledesma, Mercedes Benz, entre otras.
En el documento final que leyeron varios participantes como Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo, también se recordó que “las fuerzas armadas tuvieron como socias a la prensa canalla, Clarín y La Nación, a la mafia judicial que rechazó los hábeas corpus y a la cúpula de la Iglesia”.
Hubo reclamos, como un pedido por la aparición de Jorge Julio López, testigo en un juicio sobre crímenes de lesa humanidad ocurridos en la dictadura y desaparecido en 2006, así como la derogación de la ley antiterrorista votada con fuerte oposición de diversos sectores.
Ya son casi 600 los genocidas condenados y cerca de 900 los procesados, afirmó De Carlotto, quien consideró que fallos recientes que favorecieron a empresarios, entre ellos los del Grupo Clarín, son “una muestra de la defensa corporativa de un sector del Poder Judicial para garantizar la impunidad de los genocidas civiles.
Para las Abuelas, el silencio es enemigo de la verdad. Basta de silencio, digan dónde están, clamó De Carlotto al referirse a los niños robados por la dictadura, y señaló que estamos desarmando el plan genocida del robo de bebés, pero nunca lograron que retrocedamos en este camino.
También criticó la política represiva del jefe de gobierno porteño, el derechista Mauricio Macri, por la represión contra familias que viven en las calles y otras acciones represivas, y por su intento de comprar pistolas Tasser, que han matado más de 360 personas en Estados Unidos.
La segunda marcha la realizaron otras organizaciones de derechos humanos, sociales y políticas de izquierda radicalizada, que integran el Espacio Memoria, Verdad y Justicia y congregó a unas 50 mil personas.
Participaron tabién el trotskista Partido Obrero, así como Trabajadores Socialistas, que conforman el Frente de Izquierda. Algunos oradores coincideron en el tema de Macri, a pesar de sus diferencias con los de la primera marcha, y señalaron que éste ha montado su propio Estado policial en la ciudad (de Buenos Aires), a través de la Policía Metroplitana, fundada por un comisario ligado a la pasada dictadura.
Las movilizaciones se realizaron en momentos en que la cancillería argentina protestó por la decisión de Gran Bretaña de enviar más tropas para supuestamente prevenir un intento de invasión argentina apoyada por Rusia a las islas Malvinas, arrebatadas a este país en 1833. Esto también fue rechazado en la primera marcha.