La palabra corrupción se repite en Chile, Argentina, Brasil, Panamá, México, China… Los rechazos sociales se pronuncian con más o menos fuerza y a veces se llega a condenas penales. Sin embargo se justifica, se lava, su origen. La civilización basada en la explotación, la desigualdad.
Los medios y discursos dominantes se cierran en los comportamientos de funcionarios públicos y lo ilegal. No dicen que es el funcionamiento normal, legal, permanente, de los países.
La corrupción está en los hechos realizados contra los otros y la naturaleza. Es la injusticia y falta de solidaridad convertida en sistema.
Se expone al empleado con autoridad pública que aceptó soborno pero no se califica al 0,1% de la población mundial que posee bienes que superan a lo que tienen miles de millones de niños, viejos, hombre y mujeres.
Nada se dice de la corrupción moral de quienes en Occidente usan la guerra, la subversión, la diplomacia, la información, para explotar la población y los recursos del resto del mundo.
Un fiscalizador es corrupto si permite la evasión. Un magnate que manipula la información y la cultura es honorable.
El ocultamiento se debe en parte a que es débil o no existe una izquierda socialista. La discusión se hace entre amigos del orden actual de patrones, empleados, cesantes, pobres.
En el socialismo se da el delito contra la sociedad. En el capitalismo la corrupción es el motor institucionalizado de las relaciones humanas y ambientales.
Por un Movimiento para una civilización sustentable-solidaria
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Rómulo Pardo Silva
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