Rusia advirtió que no dejará sin respuesta el despliegue en los países bálticos de 3.000 soldados estadounidenses con armamento pesado para participar durante tres meses en maniobras conjuntas aliadas.
“Esto no es noticia, ya que hace mucho que es un elemento de planificación militar, también por parte rusa (…), pero aseguro que esto no quedará sin respuesta”, dijo SerguéiRiabkov, viceministro de Exteriores ruso, a la agencia Interfax.
El diplomático tachó de “lamentable, desde el punto de vista político”, que EEUU y sus aliados aprovechen la crisis ucraniana como excusa para regresar a “política anticuadas” que incluyen intentos de ejercer presión militar sobre Rusia con maniobras en las vecinas Letonia, Lituania y Estonia.
“Esto ya lo hemos vivido. En ello no hay nada que nos coloque ante alguna clase de enigma o nos haga modificar nuestra decisión de seguir el rumbo marcado”, subrayó.
Riabkov aseguró que “los intentos de presión, sean a través de sanciones o del despliegue de cualquier tipo de potencial militar, están condenados al fracaso”.
“La historia nos enseña que con ese lenguaje no se puede hablar con nadie. Rusia no cede y no cederá ante un lenguaje de presiones y ultimátum”, dijo.
El contingente estadounidense, que incluye 120 vehículos blindados, comenzó a desembarcar este lunes en el puerto de Riga, la capital de Letonia, desde donde se desplazó directamente a las bases desde las que se organizarán las maniobras conjuntas.
Rusia, a la que la OTAN acusa de incrementar considerablemente en los últimos meses los vuelos de su aviación militar en la zona, considera un factor desestabilizador el aumento del despliegue aliado en las fronteras de la Federación Rusa.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha defendido las patrullas aéreas rusas en las fronteras aliadas y ha acusado a Occidente de utilizar la supuesta amenaza rusa como excusa para incrementar el gasto en defensa de sus países miembros y aumentar la presencia militar en el Este de Europa.