En Chile hace tiempo que la industria forestal, responsable de destrucción ambiental, incendios y sequía con sus plantaciones de eucaliptos y pinos, busca tener variedades transgénicas para aumentar sus ganancias. Parece estar cada vez más cerca de lograrlo. No existe fiscalización alguna a la experimentación actualmente en curso del evento llamado Genómica de Resistencia a Fusarium Circinatum en Pinus Radiata, del consorcio Genómica Forestal en la Región del BioBio, según responde el Servicio Agrícola y Ganadero SAG en noviembre de 2014 a una detallada consulta por transparencia, respecto del tema árboles transgénicos.
La consulta fue enviada por Verónica González, de OLCA (Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, miembro de la Red Latinoamericana contra los Monocultivos de Arboles RECOMA). OLCA también es fundador de la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile, junto a RAP-Chile y otras organizaciones de todo el país. La empresa Genómica Forestal está conformada por las forestales Mininco y Arauco, la Universidad de Concepción, CEFOR (empresa de la Universidad Austral) y Fundación Chile. En 2012 el consorcio recibió alrededor de $150.000.000 del Fondo Innova BioBio de Corfo (27/08/2012 al 27/08/2017) a nombre de Jorge Daniel Riveros Cuadra, y en el descriptor del proyecto, el consorcio anunciaba estar listo para formar un área de negocios para los productos que desarrolla en el área biotecnológica (información oficial de CORFO).
Una vez más se constata que no existe voluntad política de proteger el ambiente y la biodiversidad. La decisión implícita del Estado chileno y los gobiernos de turno es imitar el modus operandi de Estados Unidos y dejar manga ancha para que las forestales, Monsanto y las empresas que los secundan sigan avanzando con la posibilidad de introducir árboles transgénicos, en un marco de secreto y falta de transparencia.
SAG afirma en su respuesta a OLCA que el año 1996 se autorizaron 240 plántulas transgénicas resistentes al glifosato para experimentación a nombre de Forestal y Agrícola MonteAguila en Los Angeles. Según Oscar Camacho, director (s) del SAG, el año 2000 Lorenzo Caballero, entonces director de la entidad estatal, firmó la última autorización de experimentación con árboles transgénicos, dada a Fundación Chile para pino radiata con resistencia a la polilla del brote con plántulas importadas de Nueva Zelanda. SAG sostiene que estos árboles se mantuvieron en espacios confinados, por lo que no entrega la ubicación de las posibles plantaciones. Tampoco se explica en la respuesta qué pasó con esos árboles, que teóricamente deberían haber sido destruidos, en algún momento no precisado de su desarrollo y crecimiento.
El floreciente consorcio Genómica Forestal no es el único en contar con fondos estatales para el desarrollo de árboles transgénicos. Se incentivaron después del 2000, experimentos con eucaliptos con propiedades insecticidas, tolerantes a ataques de hongos defoliantes, proyecto desarrollado entre 2002 y 2005 por la Universidad de la Frontera con apoyo de Innova Chile. Luego, hubo un proyecto desarrollado por la Universidad de Concepción y la Universidad Andrés Bello (2004/2007) para Celulosa Arauco sobre eucaliptos con tolerancia al frío. No logramos encontrar información pública sobre los resultados de estos proyectos, y en su respuesta SAG omite todo dato al respecto. La respuesta entregada por la entidad encargada de fiscalizar los transgénicos implica que en estos estudios no se habrían introducido plántulas transgénicas manipuladas en terceros países sino en Chile, y los experimentos se habrían desarrollado en recintos confinados (no al aire libre) lo que las deja “legalmente” fuera de toda fiscalización.
Se confirma así que en Chile la autoridad sigue amparando el secreto respecto de los lugares concretos donde se desarrollan estos experimentos, que al revés de los cultivos de granos y plantas, probablemente requieren décadas para poder hacer una estimación de sus resultados. La negativa de SAG a informar a la ciudadanía sobre su ubicación y desarrollo, muestra un Estado que deja de lado totalmente su función fiscalizadora, ya que los experimentos podrían ser seguidos por liberaciones no anunciadas al SAG.
Mujeres brasileñas en acción
Mientras tanto, en Brasil, las mujeres sin tierra, del MST brasileño, se encargaron de destruir las plantas de eucaliptus transgénico (conocido como H421) del centro experimental de la empresa FuturaGEne, en las jornadas de lucha del 8 de marzo. Al mismo tiempo, otros manifestantes irrumpían en la reunión de la Comisión Técnica Nacional de BioSeguridad que tenía previsto aprobar la comercialización de estas especies. La reunión oficial se suspendió indefinidamente. En la acción participaron cerca de 1000 mujeres del Movimiento de los Sin Tierra MST, y militantes de los movimientos sociales del campo y la ciudad de los estados de Sao Paulo, Rio de Janeiro y Minas Gerais que ocuparon en la mañana del jueves 5 de marzo la empresa FuturaGene Brasil Tecnología Ltda, de la celulosa Suzano, de la comuna de Itapetininga, en el estado de Sao Paulo.
Diversos científicos y académicos brasileños opuestos a la introducción de la variedad transgénica, destacaron el alto consumo de agua de esta especie. El eucaliptus, consume más agua durante los primeros años de crecimiento y la cosecha de la planta transgénica se haría dentro de cinco años y no a partir de siete como ocurre actualmente. Habrá mayor consumo de agua en el período de crecimiento, lo que puede alterar el equilibrio hídrico del ecosistema de la región donde se localicen los cultivos. Datos aportados en Brasil indican que este árbol, que normalmente consume 30 litros de agua por día provoca sequía en el norte de Espiritu Santo y el sur de Bahía.
Pino GM exportable made in USA
En Estados Unidos esta temporada será legal plantar pino transgénico, pero los activistas están organizándose para impedir que esas plantaciones se concreten. Una carta secreta de Michael Firko, director adjunto del departamento de Servicios Regulatorios del Ministerio de Agricultura norteamericano, dirigida a la empresa Arbor Gen de árboles transgénicos y fechada el 28 de agosto del 2014, coincidió con la posición de la empresa acerca de que su pino transgénico taeda no necesitaba ser sometido a ningún trámite de autorización. Los ejecutivos de Arbor Gen trabajaban anteriormente para Monsanto. Esta carta solo se dio a conocer el 13 de enero de 2015. La denuncia la hizo el Dr. Doug Gurian-Sherman, científico del Centro de Seguridad Alimentaria, Center for Food Safety, de Estados Unidos.
En febrero de este año, organizaciones de todo el mundo se unieron para denunciar públicamente al gobierno norteamericano por autorizar el primer árbol transgénico, un pino taeda, sin ningún estudio previo del gobierno ni conocimiento público, y sin evaluación de sus riesgos para la gente o el ambiente. Además ello se hizo a espaldas de la enorme oposición pública a los árboles transgénicos. El año 2013, el Ministerio de Agricultura recibió más de 10.000 comentarios en contra de la aprobación del eucaliptus transgénico de la misma empresa ArborGen durante la etapa de consulta pública, que para el caso del pino taeda transgénico se omitió. La decisión sobre el eucaliptus transgénico quedó pendiente. La variedad nativa de pino taeda se exporta a varios países del sur, por lo que esta amenaza se proyecta más allá de América del Norte.
La campaña de los países del norte global contra los árboles transgénicos incluye a Biofuelwatch (US & UK), Canadian Biotechnology Action Network, EcoNexus (Europa), Amigos de la Tierra (Melbourne, Australia), Global Justice Ecology Project, Red Ambiental Indígena (América del Norte), World Rainforest Movement (Internacional) y Dogwood Alliance de Carolina del Norte, Estados Unidos. En América Latina, la Via Campesina, la CLOC, RECOMA y la Red por una América Latina Libre de Transgénicos RALLT desarrollan campañas en el mismo sentido, a las que en Chile se une YNQT junto a la Alianza por una Mejor Calidad de Vida, integrada por la Red de Acción en Plaguicidas RAP-Chile, OLCA y la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas ANAMURI.
Por Lucía Sepúlveda Ruiz
www.periodismosanador.blogspot.com