El abuso de sacerdotes, políticos y grandes empresarios es, quizás, uno de los hechos que más indigna a los ciudadanos, pues los despoja de su dignidad y, sobre todo, atenta contra la igualdad, que debiera ser la base imprescindible de la democracia. Veamos algunos casos de esta lacra: los pedófilos de Cristo, por ejemplo; el cura John O´Reilly luego de haber manoseado sexualmente a niñas inocentes, fue condenado, apenas, a una libertad vigilada, que le permite pasar sus vacaciones en casa de algunos de los millonarios de Chile – sus protectores – y continuar con su labor sacerdotal como si no hubiese cometido ningún delito -. No ha pedido perdón, menos el intento de reparar el daño causado, pues dentro de la “Puta de Babilonia” los pedófilos son los reyes -; se sabe también que, por influencia del cardenal de Santiago, Ricardo Ezzati, se ha nombrado como obispo de Osorno a Juan Barros, un encubridor de los abusos del cura Fernando Karadima.
La senadora Ena von Baer, después reiterar sus mentiras con respecto a los aportes a su campaña como candidata por parte de los controladores del Grupo Penta, abusa de sus electores al no tener la más mínima dignidad de renunciar a su cargo; otro tanto ocurre con el senador, Iván Moreira, quien reconoció haber utilizado falsas boletas, emitidas por terceros – chofer y secretaria – para cubrir los gastos de su campaña; el diputado Ernesto Silva, una vez descubiertas sus estrechas relaciones con los dueños de Penta, ni siquiera ha tenido la mínima dignidad para renunciar a la presidencia de su partido, la UDI, menos al cargo de diputado. Por otra parte, aún falta la investigación sobre la arista Soquimich, que puede dar más luces sobre abusos, perpetrados por parlamentarios de la Nueva Mayoría y de la Alianza.
Los diputados y senadores abusan de los chilenos cuando, por ejemplo, cuando se asignan sueldos cuarenta veces más que el de cualquier trabajador que devenga el salario mínimo, cuando no asisten ni a las comisiones ni a la sala, también lo hacen aprueban leyes que permiten la impunidad de sinvergüenzas, como los gerentes de La Polar – saldrán libres gracias a diabólica idea de que el delito de lavado de activos tenga una penalidad igual al de los más altos delitos imputados, cuando mantienen aún una bajísima penalidad para el delito de cohecho, en fin cuando legislan a favor de sí mismos y sus familiares, olvidando que sólo son representantes de los ciudadanos y no dueños del cargo.
En un sentido más general, los políticos abusan cuando se reparten los cargos parlamentarios a su amaño y, además, se apropian de la administración pública como si fuera su propia parcela y, por medio del nepotismo, distribuir los cargos públicos entre familiares y amigotes. (Ver lista del Diario Líbero).
Los empresarios abusan de su poder omnímodo que les proporciona el dinero para convertir la política en un trampolín para aumentar sus caudales, comprando parlamentarios y funcionarios públicos, a fin de amparen sus espurios objetos de lucro. Andrónico Luksic abusa de los ciudadanos, por ejemplo, cuando la minera Los Pelambres, a través del tranque El Mauro, envenena las aguas que alimentan al pueblo de Caimanes .Hasta hoy no cumple el fallo de la corte suprema de justicia que le exige la destrucción del tranque y el libre escurrir de las aguas del estero Pupío Choapa
.
Podríamos seguir ad aeternum sobre los abusos de los poderosos, dueños de Chile, lo más grave es que tanto abuso por doquier siempre conduce a la destrucción del sistema político y a la anomia social.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
09/03/2015