Diciembre 26, 2024

¡No joda más, señor Ezzati!

Hay un viejo chiste gallego que cuenta que un también viejo almacenero, de mal genio, todas las relaciones con los demás las hacía sólo ¡por joder!, porque le gustaba joder la cachimba, como decimos en Chile, y joderlos a todos, a los que venían a comprar al almacén, a sus empleados, a sus vecinos, a sus familiares. Era tal su jodedumbre que, al final de su existencia, pidió, desde su última cama, comer algo de queso antes de entregar su alma al demonio. Cuando cortésmente le trajeron el queso pedido, simplemente lo rechazó de un tirón “porque lo que me trajiste no es queso, es jabón”, “lo que me habéis traído, en mi lecho de muerte, es jabón”. “¿Cómo va a ser jabón”, le retrucaron sus familiares y mozos, “Si lo hemos sacado del mismo aparador en que Ud. guarda el queso que vende…Es queso, señor, de los que Ud. prepara y pone en venta!” Porfiado como el que más, el almacenero no tomó bocado y volvió a la nada sin probar queso alguno, “que no lo es”, sabiendo que lo que se le ofrecía era precisamente queso y del bueno…Todo ¡cómo sería! por joder a los de casa, a los mozos, a los vecinos que habían llegado a compadecerse, a todos. ¡Por joder!

 

 

Ezzati tiene todo el derecho a opinar y participar en política, a dios gracias.

 

Es un dirigente nominado en la más alta jerarquía individual de una de las más grandes e influyentes organizaciones internacionales con sede en Roma, que tiene además aquí, en Chile, el más grande número de adscritos.

El eterno agradecimiento que muchos chilenos tenemos para la Iglesia Católica del Cardenal Silva Henríquez no puede constituirse en obstáculo para analizar la conducta política actual de Ezzati y su jerarquía.

Él tiene el derecho a opinar y participar. Nosotros también. Y a responderle. No para traerle quesos (y no jabón) sino para cuestionar sus posturas políticas.

Es el primer jefe de la Iglesia Católica en actuar como opositor al gobierno en los últimos 25 años. Eso es raro en Chile, al menos en el último siglo.

Antes lo fueron José María Caro, en 1938, con Aguirre Cerda, y Silva Henríquez en 1973, con Augusto Pinochet.

Ezzati, por razones políticas condenadas al fracaso, es decir por joder, se ha opuesto a todas las reformas propuestas por la Presidenta de la República. Respingó la nariz con la Reforma Tributaria, por joder, porque la oposición no tenía destino y finalmente sería vana. Luego se opuso a la Reforma Educacional, y declaró su oposición incluso después que todo lo propuesto hasta ahora había sido aprobado. Y se opone hoy, por joder, a una propuesta sobre el aborto que vuelve a poner al Estado en la misma línea en que lo estaba cuando presidía el gobierno el católico Eduardo Frei Montalva, una especie de alma gemela a la del cardenal de la época.

O sea, lo que era legítimo para Silva Henríquez es ilegítimo para Ezzati.

Todo, creo, por joder.

La cristiana Ángela Merkel es jefa de gobierno en un Estado donde los tres tipos de abortos señalados en la propuesta están, como en todo el mundo civilizado, despenalizados. Más. En Alemania se permite la práctica del aborto voluntario hasta el primer trimestre de la gestación.

Ahora, hoy, las mujeres que decidan en Chile no abortar jamás, aun si las violaren, si el feto fuese inviable o si ellas corrieren inminente peligro de morir dadas las características del embarazo, pueden cumplir con sus deseos y no abortar, coincidiendo con las teorías actuales de Ezzati. Mañana, si se aprueba como ley el proyecto presentado por la Presidenta, las mujeres que deciden no abortar, en esos casos o en otros, podrán seguir adelante, libremente, y no abortar jamás.

El proyecto lo que cambia es que quienes en esos casos límite necesiten o deseen abortar, no cometerán delito alguno, no tendrán penas estatales por hacerlo. Nada más. No obliga a nadie. Sólo permite.

El radical discurso opositor de Ezzati sobre estos abortos facilita la exageración de viejos monaguillos, como el rector de la UC, que se atrinchera fuera de la ley y anuncia con despedir de los servicios de salud católicos a los médicos que se abran a realizar abortos no penados por la ley. O como el presidente de la DC que, buscando distinguirse en esto de la Presidenta, hace piruetas para inventar un proyecto que daría la impresión no de legalizar los tres tipos de aborto mencionados sino de no sancionarlos, no penalizarlos (!)

Esos abortos eran normales y legales bajo el gobierno del liberal Jorge Alessandri, del católico Eduardo Frei Montalva, como lo hemos dicho, y del no católico Salvador Allende. Los declaró penados por la ley, en su último año, el gobierno criminal de Augusto Pinochet, que mató a cientos de mujeres. Y que fue reiteradamente objetado por las iglesias.

Los tres tipos de aborto contemplados en la propuesta del gobierno a la que Ezzati se opone, son legales en todos los países civilizados del llamado Occidente Cristiano. Incluidos Italia, México, Brasil, Argentina y otros países con mayorías católicas. En Argentina está ya despenalizado el aborto en caso de peligro grave para la salud y la vida de la madre, en caso de violación y en caso de abuso a una pobre idiota.

Santo Tomás de Aquino (s. XIII) habría estado hoy, si se repitiera en lo mismo, a “la izquierda” de Ezzati y también, hasta ahora, de Walker. El santo filósofo planteó que “el alma” era insuflada (por Dios) al feto varón a los 40 días de vida del embrión y a la hembra a los 80, siendo ésta aún “un alma” no todavía propiamente “humana”. Sólo un alma “sensitiva”, que posteriormente en la vida del feto, sería “sensitiva” y también “intelectiva”. Lo que para este Padre de la Iglesia estaba claro era que antes de los 40 días de gestación el embrión éste, siendo ya vivo, no era propiamente humano. Para los católicos lo humano está caracterizado por el alma. (Para muchos jerarcas de la Iglesia no fueron humanos, por muchos siglos, ni los indígenas ni los negros, pero ese es otro tema).

Las madres que creen en el alma pueden evitar el aborto antes de los 40 días o después de esa fecha; también pueden hacerlo las que, no creyendo en el alma, sí creen que, en esos casos y en otros, la vida del feto, cualquier vida, estará siempre por encima de todo, aun de la vida de la madre.

Yo llamo a eximirse de la discusión, interesante, entre diversas teorías católicas. La de San Agustín (s. VII), que no consideraba un crimen abortar en los primeros meses de embarazo, es distinta a la de Santo Tomás. El estado de Chile no es católico desde hace 90 años. El estado de Chile es laico.

Discutamos, entonces, no “entre católicos”, ése no es el tema, sino que con Ezzati, sobre los tres tipos de aborto considerados en el proyecto del actual gobierno. Y dejemos para los católicos la discusión sobre el alma y la fecha de su insuflación divina, tema que los puede llevar incluso a considerar, como lo hacen algunos católicos, la masturbación como criminal, esto es, como “un asesinato doloso potencial”.

Por último, ¡por joder!

 

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