Un estudio de Oxfam G.B., prestigiosa organización con sede en Oxford, Inglaterra, asegura que el año próximo la riqueza acumulada por el 1% (uno por ciento) de la humanidad será mayor que la que acumule el 99% (noventa y nueve por ciento) de los seres humanos que habitan la Tierra.
La riqueza de los más ricos se ha incrementado constantemente con el desarrollo del capitalismo planetario. En 2009 el 1% más rico acumulaba ya el 44%.
En los primeros días de este año se nos había informado que “Los 400 más ricos del mundo ganaron en 2014 la suma de 92.000.000.000 de dólares (noventa y dos mil millones de dólares)” según el Índice de Bloomberg, publicado en todo el mundo y relevado, con cierta satisfacción y confianza, por los medios financieros, también de Chile.
Estamos hablando de una ganancia de 55 mil millones de millones de pesos chilenos. No es esa la fortuna que los 400 más ricos tienen. Sólo las ganancias que habrían tenido en ese año “de crisis”.
Eso según el Índice de Bloomberg.
Los más ricos chilenos, la Sra. Fontbona, Paulmann, Cuneo, Saieh, Piñera, Angelini, no aparecen entre esos 400. Aparecen en otros índices y en lugares también destacados.
Para qué decir de los dueños de Penta. No se ven entre los más ricos. Ellos tendrán que hacer mucho más de lo mismo para entrar entre los 10 más ricos de Chile y los 400 más ricos del mundo.
Quien más ganó en el mundo en 2014, según Bloomberg, fue el chino Jack Ma, de Alibaba, la mayor compañía de comercio electrónico de China. China es un país comunista según sus dirigentes políticos. Suena a cómico o trágico.
A este Alibaba lo acompaña su socio Simon Xie, quien también entra en los 400.
Jack Ma ha “confesado” que no es un hombre feliz porque “todos los que me rodean lo hacen por el dinero”. En cualquier momento, además, Simon Xie lo pasa en fortuna y el pobre Jack (extraño nombre para ser chino) pasa a ser el segundo en Alibaba.
Wang Jianlin, también un viejo chino de más de 80 años, está peleando la punta de los más ricos de Asia. Tiene cines para una población de 1.500 millones de habitantes. Aunque pobres, unos 500 millones de chinos deben ir al cine, y aunque barata, la entrada al cine, si cuesta 2 dólares (1.200 pesos) debe significar para Wang un ingreso bruto de más de 500 mil millones de pesos diarios, porque los chinos deben ir también al cine los domingos.
O sea, el Estado chino no corta ni pincha con la propiedad del comercio electrónico o de los cines.
Entre los latinoamericanos, Carlos Slim de México, los hermanos Batista de Brasil y Carlos Pellas de Nicaragua (azúcar, licores y bancos) están en el lote. Lo de Pellas no deja de ser. Funciona con un gobierno que surgió de una revolución.
Entre los rusos, Víctor Vekselberg (petróleo) y Oleg Deripaska (aluminio) forman parte de los 400. Rusia era un país comunista y por tanto estos oligarcas, como les dicen ellos, se han ganado su plata trabajando a lo más unos 15 años. Así es la democracia rusa.
Li Ka-shing es otro chino superpoderoso, que aparece en el listado.
EEUU no podía estar ausente en esta lista tan destacada: Mark Zuckerberg, Bill Gates y Warren Buffett están en la parte alta de los 400.
Si una persona logra ahorrar, con su trabajo, un millón de pesos cuando cumple 20 años, y ese millón de pesos lo va ganando, con su trabajo sin pausa y levantándose muy temprano todos los días del año hasta tener 50 años, su fortuna acumulada, sin gastar nada, será de 1.800 millones de pesos chilenos, unos 3 millones de dólares.
Los ricos chilenos, que no figuran en la lista de los 400 pero sí en otras, tienen más de mil millones de dólares más.
¿Cómo los consiguieron, los titantos del planeta?
“Alí Babá, un pobre leñador de Persia, oye por casualidad a una gran banda de ladrones (40 en total) visitando el escondite de su tesoro en el bosque. El tesoro de los ladrones estaba en una cueva cuya boca quedaba sellada mágicamente. Se abría con las palabras “Ábrete Sésamo” y se cerraba con “Ciérrate Sésamo”. Cuando los ladrones se marcharon, Alí Babá entró en la cueva y se llevó parte del tesoro a su casa…” (De “Las mil y una noches”)
Desde antes de Cristo se está escribiendo sobre tesoros y ladrones, y de la influencia o la determinación de la magia en ello. En la Persia de hace más de 2 mil años, se contaban muchas historias al respecto, que se tornaron en leyendas. En el siglo IX, hace unos 1.200 años, un señor Alf Layla Wa Layla, persa, las seleccionó y recopiló. Es el de “Las mil y una noches”.
Hoy estamos en las mismas. Y observamos lo que pasa con la boca abierta, como si fuera por arte del pipirisnoqui o del birbilisnoqui. O del pobre leñador persa. O del libro de San Cipriano. O del levantarse bien temprano, como dice Piñera. O de que los seres humanos somos muy distintos. Millones de millones de veces distintos. Pura magia. Allá y acá.