Diciembre 27, 2024

Distribución del ingreso y corrupción política en Chile

Un estudio realizado en el año 2013, por la facultad de economía de la Universidad de Chile y publicado por los profesores Ramón López, Eugenio Figueroa y Pablo Gutiérrez, señala que el ingreso en Chile se distribuye en forma extraordinariamente desigual. Se indica textualmente: “Al analizar la evolución de las participaciones de los ‘súper ricos’ en el ingreso total del país –incluyendo utilidades no distribuidas, pero no las ganancias de capital– se observa que en el año 2010, casi un tercio del ingreso (31,1%) de Chile llega al 1% más acaudalado de la población, mientras que sólo algo más de los dos tercios restantes (68,9%) se distribuyó entre el 99% de los demás chilenos”. 

 

Más adelante se señala que “Estas estimaciones de participación en el ingreso del país, muestra la enorme aceleración que evidencia la regresividad de la distribución del ingreso en Chile al avanzar desde el percentil 1 de la distribución a los fractiles más ricos de la distribución, aceleración que, evidentemente, explica por qué Chile se encuentra entre los países de peor distribución del mundo”i

 

 

En base a los datos analizados por los profesores de la Universidad de Chile, se puede calcular que el 1% de la población y que incluye alrededor de 170.000 personas, recibe el 30% del ingreso. En Chile el ingreso total en el año 2013 fue de 280.000 millones de dólares. Por lo tanto, el 30% de dicho ingreso equivale a 84.000 millones de dólares. Esta enorme suma, dividida entre las 170 mil personas que conforman la clase súper rica, da un ingreso promedio anual de aproximadamente, medio millón de dólares al año por persona. Esta increíble distribución regresiva hay que compararla con el ingreso promedio del 80% de los chilenos más pobres. Este 80% más pobre recibe un ingreso promedio mensual de 300 mil pesos, es decir, un ingreso anual de 3.600.000 pesos. Esta suma equivaldría a 7,200 dólares anuales ya que en esa fecha el dólar estaba alrededor de 500 pesos por dólar. Todo esto significa que el ingreso del 1% más rico de los chilenos es 70 veces el ingreso promedio anual del 80% más pobre de la población.

 

¿Cómo se explica esta aberrante e increíblemente injusta situación? Una explicación que puede darse para toda esta tragedia ética es que el país padece de un sistema político abismantemente corrupto. Los ricos chilenos, siguiendo las instrucciones dadas por la gran oligarquía financiera occidental, desde comienzos de los años 80 del siglo 20; han decidido usar sofisticadamente su poder económico para comprar poder político. La gran oligarquía financiera occidental, sumamente asustada por los avances del socialismo, el estatismo, y el anticolonialismo, que dominó el planeta en los años 60 y 70 del siglo pasado; decidieron iniciar una ofensiva global contra la clase media y las masas trabajadoras y campesinas. Se juntaron enormes sumas de dinero para con ellas financiar varios exclusivos e importantes centros académicos que pudieran estudiar con calma el amenazante problema. Pero además, se les pidió a estos académicos, objetivos y estrategias inteligentes para destruir el socialismo y así salvar al capitalismo. Uno de estos centros académicos importantes fue la Universidad de Chicago en los Estados Unidos. Ahí se organizó un enorme grupo de muy bien pagados académicos que diseñaran políticas, objetivos y estrategias para no sólo preservar el poder económico de la elite financiera, sino también eventualmente conquistar el poder político en todo el planeta.

 

El objetivo central de toda esta estrategia era crear una gigantesca caja electoral para así eventualmente conseguir aplastantes victorias electorales. Fue así como la estrategia central consistió en financiar generosamente a políticos corruptos que mediante elecciones democráticas se apoderaran gradualmente de los tres poderes del Estado. En otras palabras, el poder ejecutivo, legislativo y judicial de países claves. El planeta gradualmente se llenó de una elite corrupta que logró pasar en distintos parlamentos del planeta una infinidad de leyes destinadas a terminar con el estado de bienestar ya sea de origen socialista o social demócrata. Simultáneamente se logró coaptar a dirigentes políticos de izquierda y con ello se logró el control del ejecutivo y de la burocracia estatal. Eventualmente también se logró el control de los tribunales de justicia. El nuevo modelo impuesto en el Estado neoliberal era que éste debía ser pequeño y débil y por supuesto, debía entregar todas las funciones lucrativas al sector privado. El famoso ajuste estructural de la economía y sociedad consistió en achicar al Estado y permitir que la clase capitalista y financiera se apoderara de instituciones encargadas de producir bienes y servicios públicos. Así la educación, la salud, y el bienestar social se transformaron desde un derecho a productos obtenidos con fines de lucro.

 

Entre 1980 y el año 2013, en poco más de tres décadas, el planeta cambió radicalmente. Se logró destruir a la Unión Soviética, a los socialismos reales y a muchos gobiernos anticolonialistas. Gradualmente, todas las conquistas económicas, políticas y sociales obtenidas después de la primera guerra mundial y luego fortalecidas después de la segunda guerra mundial, fueron desapareciendo. Un caso de particular importancia es el caso de los Estados Unidos. Entre 1930 y 1985, la riqueza del 90% de la población y conformado por hogares de la clase media, subió de un 14% de la riqueza en 1936 a un 30% de esta riqueza en 1955 y luego, a más de un 36% de esta riqueza en 1985. Por el contrario, la riqueza del 0.1% más rico, cayó de un 25% en 1929 a menos de un 8% en 1985. A partir de 1985 la riqueza de la clase media comenzó a declinar para caer de un 36% en 1985 a un 20% en el año 2013. Por su parte, la riqueza del 0.1% más rico subió de un 8% en 1985 a un 23% de esta riqueza en el año 2013.ii

 

En Chile la historia ha sido igual, espectacularmente buena para la ínfima minoría, y trágica para la inmensa mayoría de la población. La dictadura pinochetista destruyó no sólo la democracia, sino también el estado de bienestar; y como consecuencia, la pobreza extrema se dejó caer sobre Chile. A fines de los años 80, los Estados Unidos y sus aliados occidentales, se dieron cuenta que si Pinochet continuaba en el poder, esto iba, eventualmente a traer un estallido social de graves consecuencias. Rápidamente, los expertos del neoliberalismo occidental, consiguieron que la elite anti pinochetista en Chile, evolucionara de socialismo y democracia cristiana al neoliberalismo. Esto se consiguió comprando la conciencia de políticos corruptos de centro izquierda que veían con alarma como el tiempo pasaba y la tiranía se entronizaba, dejándolos fuera del juego político. Estos políticos fueron capaces de entregar su alma al diablo a cambio de participar en el juego de poder y de riqueza. Con mucho dinero, propaganda y promesas, se consiguió así organizar la Concertación de Partidos por la Democracia. A estos políticos anti pinochetistas se les permitió competir por el poder político siempre que ellos dieran garantías suficientes que el poder económico de la elite y de sus protectores occidentales fueran adecuadamente preservados. En otras palabras, la elite concertacionista tuvo permiso para explotar los enormes recursos naturales de Chile y también explotar a su pueblo, siempre que se mantuviera intacto el modelo neoliberal implantado por la dictadura.

 

Después de 20 años de gobiernos concertacionistas y de cuatro años de gobierno de derecha, el modelo neoliberal entró en crisis. Una nueva coalición de centro izquierda y titulada la Nueva Mayoría, se dio cuenta de que si no se hacían cambios radicales al sistema sociopolítico y económico imperante, la paz social y el progreso civilizacional se transformaba en un objetivo inalcanzable. No obstante, en las condiciones políticas actuales, ahora al comienzo del 2015, este objetivo de progreso y desarrollo integral del país se hace sumamente difícil de obtener. Por un lado, la derecha se ha radicalizado y no aceptará disminuciones en el nivel de riqueza e ingreso que tienen sus adherentes; por otro lado una parte de la centro izquierda no posee ni la ética ni la organización política suficiente para imponer pacíficamente los necesarios cambios. Es de esta forma como el país ha entrado en un peligroso periodo de confrontación generalizada.

 

El modelo neoliberal ha demostrado con creces que es incapaz de resolver los problemas de la inmensa mayoría de los chilenos. Ninguna institución pública o privada destinada a satisfacer las demandas de la clase media emergente y de la clase trabajadora, funciona adecuadamente. Las instituciones chilenas sólo funcionan adecuadamente para satisfacer las necesidades del 1% de la súper elite y del 19% de la clase media acomodada que los apoya. El 80% de la población, a pesar de ser enorme mayoría, no logra satisfacer sus necesidades esenciales y vive endeudada. Esta es la principal razón por la que una enorme cantidad de la población, aborrece y desprecia la política. Es políticamente pasiva y rechaza todo intento de organización. Estos son los “familistas amorales” que son muy dedicados a su familia y a un pequeño grupo de amigos, pero que desprecian la actividad política. Es preciso recordar que en la última elección presidencial, el 60% de la población no hizo uso de su derecho a voto. Esta apatía política permite que políticos corruptos sean invariablemente elegidos o nombrados en cargos importantes del sistema político. Diputados, senadores, alcaldes, concejales y otros cargos de elección popular invariablemente son ocupados por individuos que han tenido el secreto apoyo de poderosos sectores económicos. Ningún candidato de escasos recursos por brillante y capaz que sea, puede ganar una elección en Chile si no tiene apoyo financiero. Aquel candidato que desee ser electo está obligado a doblegarse o corromperse en favor de los ricos y poderosos. Y con la excepción del partido comunista, esto ocurre tanto entre partidos de derecha como de izquierda. La corrupción política es generalizada y el actual caso PENTA es sólo un ejemplo más de este alto nivel de corrupción política. Es altamente probable y se puede predecir que los políticos encontrados culpables de delitos penales por el caso PENTA, seguirán ejerciendo sus cargos de elección popular y nadie va a recibir un castigo ejemplizador.

 

La lucha política por ocupar cargos públicos muy bien pagados, se da tanto en la izquierda como en la derecha. Esto crea desorden y baja productividad generalizada. Son así muy pocos los políticos que velan por el interés público y el interés nacional. La inmensa mayoría actúa en política a fin de asegurase una mejor “tajada” en la distribución de los bienes públicos. Periodos similares de decadencia y corrupción política se dieron en Chile a comienzos de los años 20 y luego a comienzos de los años 60 del siglo 20. La historia lamentablemente parece repetirse. Como bien decía Maquiavelo en el siglo XVI, sería un verdadero milagro que una sociedad corrupta fuera capaz de salir del pantano por medios democráticos.

 

F. Duque Ph.D.

Cientísta Político

Puerto Montt, enero 2015

 

i http://www.biobiochile.cl/2013/03/29/distribucion-de-la-riqueza-en-chile-el -real-problema-esta-en-el-1-mas-rico.shtml

ii Ver “The Economist” November 8th. 2014 pg. 79. Aquí en el artículo titulado “Free Exchange. Forget the 1%” se comenta el reciente trabajo de Emmanuel Saez de la Universidad de California y Gabriel Zucman de la London School of Economics. En este trabajo se concluye que estudios anteriores sobre distribución del ingreso y la riqueza, como los de Thomas Piketty, Chris Giles, Wojciech Kopezuk y Edward Wolff, han subestimado malamente la participación de los súper ricos en la estimación de la riqueza en los Estados Unidos. Esta distribución ha llegado a niveles escandalosamente desiguales. Los súper ricos actuales poseen una porción de la torta mucho mayor que la que la nobleza europea poseía a comienzos de la revolución francesa.

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