El Club de la República, corporación sin fines de lucro, relacionada con la Gran Logia Masónica de Chile, en el año 2000 le había comprado, después de una licitación pública, a la Municipalidad de La Reina un terreno de 14.000 m2 situado en la esquina de la Avenida Larraín con la calle María Monvel, el que, a su vez, le había sido donado a ese municipio por el Comando de Apoyo Administrativo del Ejército. Esta cesión gratuita era una especie de contraprestación por la asignación de normas urbanísticas en el Plan Regulador Comunal (PRC) a otros predios que tenía tal rama de la FFAA en esa comuna.
Hace poco tiempo atrás, como un reconocimiento a la labor de bien público desplegada por el arquitecto Fernando Castillo Velasco, el Concejo Municipal de La Reina, le cambió el nombre a la Avenida Larraín designándola con el nombre del prestigioso ex alcalde y ex intendente de la región metropolitana de Santiago.
Dicho terreno, originado por un loteo recibido oficialmente por la Dirección de Obras de La Reina, formaba parte de la “Aldea del Encuentro”, proyecto urbano con énfasis en el desarrollo social, concebido por el arquitecto Castillo Velasco. Tal predio, inserto en dicha “Aldea”, se rige por los usos establecidos en las bases de la licitación que son equipamiento comunitario y áreas verdes. Por lo tanto en la escritura de compraventa suscrita por la municipalidad y el Club de la República se señaló que el terreno era específicamente para la construcción de un colegio, un centro médico, un hogar de ancianos y oficinas relacionadas con ese proyecto, explicitándose que el nuevo dueño, si más adelante vendía el predio, tenía que traspasarlo para los mismos fines, incorporándose en la escritura firmada las Bases de la Licitación Pública.
La persona jurídica compradora del terreno le pagó al municipio una suma del orden de las UF 80.000 y acto seguido construyó el colegio Las Américas, gestionado inicialmente por la propia Logia y en seguida se lo arrendaron a una sociedad denominada Inversiones Palermo de los hermanos Franco y Antonino Parisi, ambos economistas que se hicieron conocidos por sus llamativas y simpáticas intervenciones en un canal de televisión. Antes de ser el primero de los nombrados candidato presidencial, era decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile.
Pero esta relación comercial se rompió en el año 2011 porque la rentabilidad del negocio, por distintos factores, no era la esperada por sus administradores y como las desavenencias entre el arrendador y el arrendatario iban subiendo de tono, las partes recurrieron a los tribunales de justicia haciendo valer sus particulares puntos de vista. A raíz de esta pelea el colegio se cerró y las aspiraciones presidenciales del candidato Parisi tuvieron un resultado menos que regular. Su campaña electoral estuvo llena de anécdotas y la más cruel fue la que lideró un medio de prensa de circulación nacional que se sobrepasó con el episodio del lujoso Porsche que el candidato tuvo que vender para asumir sus obligaciones electorales.
El 25 de junio de 2014 los directivos del Club de la República le vendieron el terreno, en donde se emplaza el colegio Las Américas, en UF 125.000 a unos arquitectos que días antes, es decir, cuando no eran dueños del predio, habían obtenido de parte de la Dirección de Obras de La Reina una resolución de anteproyecto para construir ahí un conjunto armónico consistente en 7 torres habitacionales con 316 departamentos y 365 departamentos, lo que significaba la pronta demolición del colegio. Pero sorprendentemente en la escritura respectiva no se traspasó el modo relativo al destino y objetivo asignado al predio por el municipio en la transacción original con el Club de la República.
Como vemos, hubo un sintomático “error administrativo”, de los miles que se conocen en este ámbito de materias, gracias al cual esos arquitectos le vendieron el terreno en UF 165.000, el mismo día 25 de junio, a una constructora para que ésta levantara los mencionados 7 edificios residenciales. De pasada, en unas pocas horas de ese glorioso día 25 de junio, los vendedores lograron una ganancia de UF 40.000 (casi mil millones de pesos) sin moverse de sus escritorios.
La pregunta que ahora surge, a la luz de esta ingeniosa y lucrativa negociación, qué sucederá con las expresas disposiciones contenidas en el Acuerdo Nº 638 del 28 de septiembre de 1999 del Concejo Municipal de La Reina, en el cual se fijó que en la enajenación del terreno en subasta pública se contemplarán solo obras destinadas a equipamientos, acorde con el proyecto “Aldea del Encuentro”. En este solemne acto municipal no se admitían en este terreno edificaciones residenciales como las que ahora se intentan construir.
Recordemos que el colegio Las Américas tiene solo 10 años de vida, se encuentra en un excelente estado de conservación y como se indica en una reciente Declaración Pública en contra de la demolición ad portas, firmada por el alcalde Donckaster y los 8 concejales, ahí podrían estudiar 1.000 alumnos
Hoy en día, según informan los vecinos inmediatos al colegio, el perímetro del terreno en donde se localiza se encuentra totalmente cerrado con tableros de madera trupan y sobre ellos con malla rachel, para evitar el polvo de la posible demolición. Se nota que la constructora está aprestándose a eliminarlo de la faz de la tierra y por ello veremos si el municipio, con la celeridad que requiere la urgencia, adopta la decisión que le corresponde porque en las sucesivas transferencias del predio se ha vulnerado la cláusula modal que hemos mencionado.