Al recibir la presidencia pro tempore de la UNASUR en nombre de Uruguay, Pepe Mujica pronunció un discurso realmente fuera de serie, que ha dado la vuelta al mundo en todos estos días. No solo por su contenido esencial, sino además por su tono, marcado por su impronta personal, su estilo directo y llano, su honestidad, su humanismo profundo, su amor a la gente. Él se emocionó ante el sentido homenaje que le estaba tributando el presidente Rafael Correa y todo el amplio auditorio que lo ovacionó; pero a la vez emocionó a sus oyentes de todo el mundo. Es una pieza oratoria que quedará en la historia. Telesur contribuyó de manera significativa a que adquiriera amplia repercusión internacional. Yo pude escucharlo íntegramente a través de ese medio, lo mismo que el discurso antes mencionado de Lula.
El presidente Correa elogió a Mujica en estos términos: ”Cuando caminas entre la gente casi sin escolta ni seguridad, cuando aprieta el hambre y entras por un pan en la primera tienda que encuentras abierta, cuando reniegas de las circunstancias que no puedes cambiar, cuando ayudas en la madrugada a reparar el techo de tu vecino, cuando te ríes de los protocolos, cuando llevas en los brazos a Manuela, tu mascota a la que le falta una patita y se cuela entre las alfombras rojas por las que pasas de largo, tu pueblo te reconoce y se identifica contigo. Tienes razón al decir que vivir mejor no es tener más, sino ser más feliz. Gracias por tu ejemplo”. Y en otro momento: ”Cuando las generaciones venideras vuelvan su mirada hacia el pasado buscando explicaciones a su presente, ineludiblemente encontrarán tu nombre. Tú has dicho que el hoy nació de las semillas fértiles del ayer, y nosotros te decimos que el mañana crecerá de la semilla fértil que tú has sembrado en este presente”. Correa también lo calificó como ”un ícono de la patria grande” y como un ”presidente filósofo”, agregando que ”quisiera tener tu juventud, porque más allá de las edades la juventud es un estado del alma”. Concluyó: ”En nombre de los 15 millones de ecuatorianos y en nombre de los cientos de millones de latinoamericanos, queremos agradecerte y reconocerte”.
La respuesta de Mujica fue un ejemplo de humildad y coherencia: ”Soy un paisano medio atravesado y el único mérito que tengo es ser un poco terco, duro, seguidor, vasco y constante. No soy un fenómeno y en realidad, los años de cana que me comí fue porque me faltó velocidad. No tengo vocación de héroe”. Y aquí introdujo su autodefinición fundamental: ”Tengo sí un fuego adentro ante la injusticia social. Aquel fuego adentro que tuve en mi juventud es el que nos permitió llegar hasta hoy”. Dijo también que ”juventud hay una sola, y es la que es capaz de comprometerse”.
Dirigiéndose a los jóvenes, les recomendó ”luchar por darle contenido a la vida”. En estos términos: ”No la desperdicies porque no la puedes comprar en el supermercado. La importante es el camino” porque al final de la vida ”no hay una meta, ni un arco de triunfo, ni odaliscas, ni paraíso. Lo que hay es la hermosura de vivir al tope y de querer la vida. Lucha por vivirla, por darle contenido a la vida”.
Al recibir la presidencia pro tempore de la UNASUR, Mujica realizó un encendido alegato en favor de la unidad latinoamericana. Reclamó que los gobiernos de la región ”se preocupen por la gente”, por tener sintonía con ellos porque ”la política no puede ser manejada por el mercado”. Habló de gobiernos ”creíbles y comprometidos” que logren concretar ”la tan ansiada unión latinoamericana”. Pero advirtió asimismo que ”solo habrá integración si hay voluntad política, lo cual necesita del compromiso de todos, porque los obstáculos del mundo son enormes y el pasado nos sigue apretando”. Insistió en que ”si no se entiende la necesidad que hay de unirse, nos ganarán el partido y se perderá una nueva oportunidad irrecuperable”. La integración ”hay que construirla y hay que sobreponerse a las dificultades que cada Estado tiene en particular. Debemos aprender del pasado, de las derrotas, de las cárceles, de la deuda social que tiene América Latina”. Pidió ”rescatar en el mundo dos cosas: la paz y la dignidad de la política. Hay que gritar fuerte: No a la corrupción”.
El viernes 5 se inauguró en Quito el edificio sede de la UNASUR, que llevará el nombre del presidente argentino Néstor Kirchner, quien ejerció la presidencia del organismo creado en el año 2008 hasta su fallecimiento, el 27 de octubre de 2010.
Después de estos acontecimientos, el presidente Mujica viajó a México, visitó Cancún (que fue hermanada con Punta del Este) y Guadalajara, y participará a partir del lunes 8 en Veracruz de la Cumbre Iberoamericana. Simultáneamente, dio a conocer una ”Carta Abierta al pueblo uruguayo y a Barack Obama”. Esta misiva está motivada, en lo inmediato, en el hecho de que se anunció la llegada inminente a nuestro país de seis personas que estuvieron varios años detenidas en la cárcel de Guantánamo, territorio cubano usurpado por Estados Unidos desde comienzos del siglo pasado. Se trata de un ciudadano palestino, cuatro sirios y un tunecino.
La carta abierta de Mujica se inicia con una frase del poeta chileno Pablo Neruda: ”La solidaridad es la ternura de los pueblos”, escrita cuando se emprendía la inmensa tarea de evacuar, socorrer y asilar a decenas de miles de republicanos españoles luego de la tragedia de la guerra civil en 1939. Allí el presidente recuerda la tradición del Uruguay pacífico y pacificador, y su papel en la creación de instrumentos internacionales para la paz. Ahora, recogiendo esa vocación, y por ineludibles razones humanitarias, Uruguay ofrece hospitalidad a seres humanos que sufrían un atroz secuestro en Guantánamo. La carta destaca el aporte que hicieron en nuestro país los refugiados de otras naciones, y a la vez valora la solidaridad y la mano tendida de otros pueblos a los asilados uruguayos en la época de la dictadura.
Mujica proyecta estos hechos a la actual realidad internacional, y formula un doble pedido al presidente Barack Obama: el levantamiento del bloqueo a la hermana República de Cuba, impuesto desde hace más de medio siglo; y la liberación de los tres luchadores antiterroristas cubanos Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández, que continúan detenidos en Estados Unidos desde hace 16 años. A la vez, solicita la liberación del luchador independentista puertorriqueño Oscar López Rivera, preso político en Estados Unidos desde hace más de 30 años. ”Estamos seguros concluye- de que estas demandas insatisfechas abrirán amplias avenidas a un proceso de paz, entendimiento, progreso y bienestar para todos los pueblos que habitan aquella zona crucial de Nuestra América”.
Los 10 años del ALBA
En esta reseña de hechos y organismos que cimentan el proceso de unidad de América Latina, conviene mencionar la celebración de los 10 años de la creación del ALBA (Alternativa Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América) que tuvo lugar el pasado viernes 5 en la Sala Maggiolo de la Universidad de la República. En la misma participaron los representantes diplomáticos de Bolivia, Benjamín Blanco; de Cuba, Igor Azcuy; de Ecuador, Emilio Izquierdo; de Nicaragua (lectura de un mensaje del embajador Mauricio Gelli) y de Venezuela, Julio Chirino. Como se sabe, integran el organismo, además, una serie de islas caribeñas: Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas. Los embajadores de los cinco países mencionados resaltaron la gran labor realizada por el ALBA en favor de la unidad y la integración de la América Latina y caribeña, y de la solidaridad y cooperación entre sus pueblos a lo largo de la década transcurrida.