La disponibilidad de la Internet facilita el acceso a la información de diversos países del globo, y a través de ella se puede seguir la huella temporal a las noticias e identificar su origen, sus distorsiones y amplificaciones y a menudo su ocultamiento o su repetición incesante, con fines claramente políticos y económicos. La identificación del origen de las noticias a través de la Internet además permite reconocer, especialmente en noticias internacionales, aquellos centros y medios que son creadores y originadores de ellas, y otros que son a lo más traductores, repetidores y vulgares cámaras de resonancia de aquellas.
Lo deplorable y trágico de esto último es por ejemplo que en Chile, un país con intereses similares a los de otros países latinoamericanos, los diarios de mayor circulación, repiten sin el menor atisbo de análisis, de raciocinio o de crítica, noticias que atentan en contra de las relaciones entre países con orígenes comunes y con similares problemas como los del continente. Recientemente una demostración clara de esto ha sido la gran cruzada en contra de Brasil y su recientemente reelegida presidenta Dilma Rousseff, frente a la cual no se han escatimado agravios, falsedades y calumnias para sabotear su gobierno y para evitar su reelección. Esta negativa campaña propagandística que comenzara aproximadamente hace más de dos años atrás y que continuara ininterrumpida hasta su reelección, comenzó en Europa y en Estados Unidos en las páginas de los medios que responden a los intereses del 1% de la población mundial como el Wall Street Journal, el New York Times, The Economist, The Financial Times y Guardian.
En esta cruzada los artículos de estos medios eran traducidos e interpretados en los diarios que publican en español pero que piensan en inglés y admiran todo lo escrito en este lenguaje, el idioma preferido del 1%, y que incluyen entre muchos El País en España y El Mercurio y La Tercera en Chile. En esta trama de desprestigio para Brasil y para su presidenta, iniciada en inglés y coreada impúdicamente en español era difícil entender la preocupación súbita de estos medios por los pobres de Brasil y por la corrupción que aquejaría a este país y su apoyo a una candidata alternativa autodenominada socialista. Especialmente cuando la corrupción es una de las herramienta inveteradas usadas por el 1% para desvirtuar y desafiar los deseos democráticos y de bienestar de la mayoría. Si se tienen dudas de esto basta mirar la historia política de Chile en el gobierno de Allende durante el cual la CIA les pagó en dólares a políticos de derecha y democratacristianos y a generales de ejército para estimular la oposición a este. O cuando hoy en día la UDI, un partido del 1% que se autorretrata como con raigambre popular, recibe para sus candidatos subsidios electorales del gran capital y dinero para fortificar los salarios de sus funcionarios que se sacrificaron estoicamente en el pasado gobierno. Es indudable que la presidente de Brasil derrotó a sus contrincantes de manera limpia en dos ruedas de elecciones a pesar de tener a los medios en inglés del 1% y la mayoría de los de su país en su contra y esto constituye un importante triunfo político para Brasil, para Latinoamérica y por supuesto para la presidente.
Sin embargo el fracaso de la propaganda negativa y el triunfo en dos elecciones no ha sido impedimento para que las mismas fuentes de información discutidas y sus títeres en español continúen amplificando protestas que según ellos socavarían la legitimidad de su triunfo. El intervencionismo descarado de estas actitudes, que ocultan obscuros intereses políticos y económicos y que además se basan en un grosero racismo quedan al desnudo cuando uno contrasta por ejemplo las noticias de los mismo medios saludando los triunfos electorales de la canciller alemana Angela Merkel. La canciller Merkel obtuvo en 2005 el 35.2% de los votos y en 2013 el 41.5% y en ambas ocasiones ha tenido que formar gobierno con la social democracia. Sin embargo la obtención de este minoritario voto popular no ha sido óbice para que sus triunfos parciales hayan sido saludados como grandes victorias electorales y para que nadie dude de la legitimidad de su gobierno y tampoco trate de organizar asonadas en contra de él. Implícito en estas diferencias mediáticas esta la presunción de que los votos de los brasileños valen por alguna razón oculta menos que el voto de los alemanes o que los alemanes por estas mismas innombradas razones tienen derecho a la democracia sin paternalismo y vigilancia foránea. Sin lugar a dudas el primitivo e inveterado racismo de la prensa llamada responsable, es una de las causas de estas actitudes y otra importante a mi juicio sería que la presidente Rousseff ha tratado de mantener en difíciles condiciones económicas, políticas que eleven las condiciones de vida de las mayorías en el Brasil.
Esta actitud patriótica e independiente, y la defensa que ella conlleva de los recursos del estado brasileño necesarios para la mantención de estas políticas, le han atraído la ira del 1% en su país y del mundo, a los cuales les gustaría expandir la privatización de estos recursos para lucrar con ellos de manera desmedida. En cambio la canciller Merkel se ha demostrado una muy buena defensora de los intereses de las elites como lo demuestran sus paseos por el Sur de Europa dando clases de austeridad a los trabajadores de Portugal, España Italia y Grecia. Austeridad necesaria para mantener un sistema económico llevado a la bancarrota por el comportamiento irresponsable y fraudulento de banqueros, inversores y especuladores incluyendo los alemanes, cuyas dolosas pérdidas la canciller traspasa con sus políticas a las espaldas de las inocentes mayorías trabajadoras de los países del sur de Europa. Además la canciller, a diferencia de la presidente brasileña, tampoco tuvo una actitud digna y consonante con la de una líder de una gran democracia occidental cuando las revelaciones de Wikileaks y de E. Snowden indicaron que los teléfonos de sus oficinas y su teléfono personal estaban permanentemente intervenidos por la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) estadounidense. A diferencia de la presidente brasileña, la canciller fuera de un débil tartamudeo diciendo que esto le recordaba a la Stasi de la Alemania oriental no opuso ninguna resistencia a la implementación de políticas de lo que podrían ser consideradas como la implementación de una Stasi globalizada. Contrasta está débil actitud de la canciller de esta gran democracia europea con la de la presidente brasileña, quien protestara vocalmente y repetidamente de este abuso, cancelara una visita de estado a los EE.UU. e implementara las medidas del caso para blindar las comunicaciones del estado y del gobierno brasileño de cualquier injerencia foránea.
Brasil es el quinto país del mundo en extensión y la séptima economía mundial, y en una situación de permanente crisis económica como la actual, constituye un codiciado botín para la permanente y necesaria expansión económica requerida para favorecer los intereses del 1%.
En parte por la condición inestable de la economía mundial, este año 2014, la economía alemana crecerá aproximadamente 1% y la brasileña tal vez tenga un crecimiento similar y aquí nuevamente los diarios en inglés del 1% y de sus cornetas en español atacan y responsabilizan a la presidente brasileña de este problema. Al mismo tiempo que continúan glorificando y atenuando la responsabilidad de la dirigente alemana por el magro crecimiento económico logrado por su gobierno y por la probable nueva recesión económica europea. Brasil es el quinto país del mundo en extensión y la séptima economía mundial, y en una situación de permanente crisis económica como la actual, constituye un codiciado botín para la permanente y necesaria expansión económica requerida para favorecer los intereses del 1%. Sin lugar a dudas que el gobierno del Partido de los Trabajadores y de la independiente presidente Rousseff constituye un dique de contención a esta expansión que traería como resultado un retroceso en los avances económicos y sociales de la mayoría de la población brasileña. El poderío económico de Brasil hace también que su gobierno haya reemplazado al de México como el más influyente en Latinoamérica y del continente a nivel mundial, siendo entonces capaz de bloquear y neutralizar políticas que atenten contra la democracia y la autodeterminación política y económica de nuestros países. Indudablemente que la historia vital de la presidente brasileña, que fuera torturada, y estuviera presa por tres años por la dictadura brasileña apoyada al igual que en Chile por la intervención foránea, hace que ella tenga una manifiesta actitud basada en principios de defensa de la democracia, los derechos humanos y a favor de la autodeterminación. Contrasta también esta actitud con la de la canciller Merkel quien ignorara hace unos meses atrás llamados de organizaciones internacionales de derechos humanos para que en su visita a Ucrania condenara las atrocidades del ejército de ese país y de las bandas para militares inspiradas en el nazismo alemán que combaten a los independentistas y a la población pro rusa.
Este somero análisis indicaría claramente que la reelegida presidente brasileña debiera ser también admirada y reverenciada aún más que la canciller Merkel por los diarios en inglés, ya que según ellos los guía la defensa y la globalización de la democracia y la diseminación del bienestar a nivel mundial, objetivos que la presidente brasileña también propicia. El hecho de que esto no suceda indicaría claramente que el lenguaje de la democracia y el bienestar son utilizados por estos medios y otros de similar índole como máscara propagandística para esconder los ilegítimos y hegemónicos intereses políticos e económicos que representan y que atentan contra la independencia, la democracia y el bienestar del 99% de la población mundial. Esta misma prensa internacional que combatiera la reelección de la presidente Rousseff, continua ahora con su incansable cruzada civilizadora tratando por un lado de menoscabar su legitimidad y por otro, dándole condescendientes y benéficos consejos de como gobernar durante su segundo periodo. Ha pasado más de un siglo desde que el escritor Rudyard Kipling escribiera su infame y famoso poema llamado “La responsabilidad del hombre blanco” (1889) justificando el imperialismo y el colonialismo anglosajón y está claro que de acuerdo a este análisis la prensa en ingles continua haciendo suya esta desinteresada responsabilidad con Brasil y su presidente. La esquizofrenia y la obscenidad de estos intentos fue desnudada por el poema del político ingles Henry Labouchere que en versos de su poema respondiendo a Kipling “La carga del hombre moreno” (1889) dice del hombre blanco “establezcan sus proclamas / chorreando filantropía / … pero en el nombre de la libertad / no duden en ningún momento en disparar/ … y respondan enérgicamente / la independencia es solo para los blancos/ …. Sin lugar a dudas que con esta historia debiéramos apreciar el ejemplo de la presidente Dilma Rousseff que gobernando en condiciones muy difíciles ha demostrado hasta este momento tener una clara visión política y una integridad a toda prueba, que a mi juicio la hace más digna de respeto y admiración que la canciller alemana adorada por los diarios del 1%.