Jefes de Estado y de Gobierno de unos 20 países debatirán durante dos días en México, a partir de hoy, en el marco de la XXIV Cumbre Iberoamericana, una agenda dominada por los temas de cultura, educación e innovación, considerados claves para la prosperidad futura de la región.
La cita, que durará dos días, se llevará a cabo en el Centro de Convenciones de Boca del Río, periferia del puerto de Veracruz, en el estado homónimo, costas del Golfo de México, una alargada franja de territorio que sirve de puente estratégico entre el sur empobrecido y el norte próspero del país.
A la reunión de mandatarios no asistirán las presidentas de Argentina, Cristina Fernández, y de Brasil, Dilma Rousseff, aunque se espera que se dé “la mayor participación” de gobernantes de la región en la historia, según los organizadores.
El encuentro se inaugurará en la tarde del lunes, después de una junta de cancilleres, precedida este fin de semana por la reunión de Coordinadores Nacionales y Responsables de Cooperación, y los foros Ministeriales de Observadores Asociados y Consultivos.
México, donde se realizó el primer encuentro de este tipo, pero en la occidental ciudad de Guadalajara, en su calidad de anfitrión diseñó la agenda bajo el principio de que “la comunidad iberoamericana debe contar con educación de calidad, que sea incluyente y que facilite la movilidad estudiantil”.
Por ello se prevé que los asistentes se comprometan a constituir “una alianza” para facilitar la movilidad de estudiantes académicos e investigadores y de jóvenes a través de prácticas profesionales en empresas transnacionales iberoamericanas.
En materia de innovación de contempla crear una plataforma de movilidad de investigadores y avanzar en materias de nuevas tecnologías en salud y en el ámbito de la cultura aprobar una agenda digital.
Es necesario aprovechar las tecnologías de la información, eliminando “brechas en favor de programas sociales y productivos y promover la libre circulación de bienes y servicios culturales para contribuir al desarrollo”, señaló un documento preparatorio.
La cumbre tendrá lugar en medio de un clima de agitación política y social derivada de la desaparición de 43 estudiantes el pasado 26 de septiembre en la sureña ciudad de Iguala, en el convulsionado estado de Guerrero, donde la violencia se entrecruza con añejos problemas sociales.
Las autoridades no descartan que los grupos que protestan por la desaparición de los estudiantes aprovechen la vitrina del encuentro para realizar protestas callejeras que en algunos casos recientes, sobre todo en Guerrero y en la capital, han desembocado en episodios violentos.
Sin embargo, no se prevé que el tema se cuele en las deliberaciones, como señaló la vicanciller mexicana Vanessa Rubio, quien desechó la posibilidad de que el asunto opaque la cumbre y auguró que ésta “será exitosa y mirará al futuro”.
El estado de Veracruz no ha sido ajeno a la violencia pues en los últimos años la presencia de la banda armada conocida como Los Zetas ha generado una espiral sangrienta y sembrado una gran zozobra en algunas zonas de esta provincia.
El 20 de septiembre de 2011, en la víspera de un congreso nacional de jueces y fiscales, fueron abandonados 35 cadáveres frente a la plaza comercial Las Américas, de Boca del Río.
Tres años después, sin embargo, el estado organizó exitosamente los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe que concluyeron hace una semana.
No obstante, las autoridades han establecido un férreo blindaje de seguridad pues apenas el viernes fueron hallados cinco cadáveres en un campo de cultivo de caña de azúcar en Tlacotalpan, a unos 100 kilómetros de Boca del Río.
Elementos del Estado Mayor Presidencial resguardan la sede de la cumbre y los alrededores, incluido el puerto de Veracruz, son patrullados por tierra y mar por elementos de la Marina, el Ejército y los cuerpos de policía locales y federales.