El jefe de Gobierno de Bulgaria, Boiko Borisov, viaja a Bruselas para celebrar consultas con la UE en materia energética. El tema principal de las próximas conversaciones entre la Comisión Europea será un intento de Sofía de conseguir una indemnización en relación con la suspensión del proyecto ruso South Stream. Moscú lo detuvo el 1 de diciembre en vista de que Bulgaria no le había otorgado a Gazprom el permiso de empezar la construcción del gasoducto en el Mar Negro.
El lunes, el presidente ruso, Vladímir Putin, le sugirió a Sofía exigir a la UE una indemnización por el lucro cesante en el proyecto. Putin informó que “sólo los ingresos presupuestarios directos de Bulgaria habrían podido ascender, por lo menos, a 400 millones de euros al año por el tránsito del gas”.
El 9 de diciembre, la Comisión Europea celebra una reunión de coordinación con los Gobiernos de la UE dedicada a South Stream. El día de hoy, las autoridades búlgaras han comenzado a calcular el dinero perdido. Sobre todo, porque Sofía estaba frenando el proyecto South Stream, siguiendo la política de la UE: como informó en octubre el presidente búlgaro, Rosen Plevneliev, su país “no va a tolerar una situación en la que el gasoducto sea construido sin cumplir con la legislación europea”.
“Ninguno de nosotros vio las cifras oficiales de cuánto Bulgaria ganaría y en qué momento comenzaría a obtener el beneficio. Esta cifra no existe”, dijo hoy el primer ministro Borisov en el Parlamento búlgaro. “Si se trata de é 400 millones de euros al año, quiere decir que nuestra mitad del proyecto será pagada en unos años. Lo oí, pero nunca pude leer a partir de qué momento y cuánto Bulgaria recibiría por el tránsito de gas”.
Sin embargo, la UE ya anunció que no piensa pagar a Bulgaria. Como declaró en víspera la representante de la CE, Anna Kaiser Itkonen, “de acuerdo con la ley, no hay ninguna razón para una indemnización en caso de la suspensión de este u otros proyectos similares”.
Mientras tanto, el primer ministro de Bulgaria cifra esperanzas. Boyko Borisov pidió a los diputados plantearle tareas concretas: “Hay preguntas que me gustaría discutir con los representantes de la Comisión Europea. Quiero que la Asamblea Nacional me de instrucciones a plantearlas. Quiero conseguir que el próximo diálogo sea constructivo al máximo”.
Serbia también reconoció desfavorable la situación con la suspensión de South Stream: el premier Aleksandar Vucic dijo que es una “mala noticia”. El jefe de Gobierno de Eslovenia, Miro Cerar, indicó que la decisión tomada es una “posición de Rusia, que no debería sorprendernos”. Mientras que el ministro de Exteriores húngaro, Peter Siyyarto, cree que “Rusia tiene derecho de tomar esta decisión y Hungría lo reconoce”. Hungría, por cierto, fue un firme partidario del proyecto, incluso se adoptó una ley que permitiría comenzar la construcción en el territorio del país a pesar de las restricciones de la UE.