La iniciativa de integración de estos países, en una somera mirada, parece un paso positivo, sin embargo, debemos recordar las frases del Secretario de Estado Norteamericano, John Karry, quien recordó la concepción sobre América Latina como “patio trasero”, que se basaba en la teoría de James Monroe, “América para los americanos” – que, con razón, criticara en sus tiempo el ministro chileno Diego Portales, escribiendo en sus cartas: “salimos de un imperio feroz para entrar a otro peor”.
La Alianza del Pacífico la integran los Presidentes de los gobiernos más Enrique Prieto Nieto, de México, Ollanta Humala, de Perú, Juan Manuel Santos, de Colombia y de Michelle Bachelet , de Chile coinciden, con algunos matices, en una concepción marcadamente de derecha y diferente a la de los gobiernos de izquierda y progresistas de América Latina – Ecuador, Argentina, Venezuela, Uruguay, Brasil y Bolivia -.
Uno de los grandes avances en nuestro Continente es la creciente independencia respecto de los Estados Unidos en el campo de las Alianzas internacionales y al imperio sólo le resta organismos como la OEA, su verdadero ministerio de “colonia”, como lo laman algunos – cuyo Secretario General, en la actualidad, es el chileno José Miguel Insulza -.
Uno de los grandes méritos del extinto Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue la creación de Alianzas de países afines – no participaban países como Estados Unidos y Canadá – y que constituyen la antítesis de la doctrina Monroe: en 1991 se fundó, en Asunción (Paraguay), el MERCOSUR; en 2004, la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América, el ALBA; en 2005, La Unión de Naciones Suramericanas, la UNASUR; en 2010, La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC.
La Alianza del Pacífico ha sido mirada con recelo por parte de las dos potencias principales de América del Sur, Argentina y Brasil, que visualizan el afán divisionista y la nueva forma de penetración militar, ideológica y económica de la Secretaría de Estado Norteamericano, en un Continente que, cada vez, es más esquivo, dado el predominio de gobiernos progresistas y de izquierda que fomentan la unidad latinoamericana bajo los ideales de Simón Bolívar y José Martí, entre otros libertadores de nuestro Continente.
La unión de los países de los países latinoamericanos y del Caribe, necesariamente, debe fundamentarse en la independencia respecto a las políticas del imperialismo norteamericano que, afortunadamente, estamos dejando de lado para construir unidos, en cambio, una patria grande.
Rafael Luis Gumucio Rivas
8 11 2014