Las elecciones que se realizarán el martes en Estados Unidos dejan al presidente Barack Obama ante la posibilidad real de navegar los dos últimos años de su mandato con un Congreso enteramente opositor, limitando de forma drástica su capacidad de maniobra.
Todos los sondeos coinciden en señalar que el opositor Partido Republicano deberá arrancar de las manos del Partido Demócrata el control del Senado, y con ello tendrá el control de las dos Cámaras del Congreso.
En las elecciones del martes se renovarán las 435 bancas de la Cámara de Representantes (diputados), donde los Republicanos ya tienen mayoría. Pero la batalla se centra en la renovación de 36 de las 100 bancas del Senado, donde los Republicanos precisan obtener seis bancas para la mayoría.
“La realidad es que van a ser dos años difíciles” para el presidente Obama en caso de que ese escenario de control Republicano sobre el Senado se confirme, dijo a la AFP Luis Miranda, ex asesor de Obama y estratega del Partido Demócrata. “Temo que se le hará difícil gobernar”, añadió.
El control Republicano sobre la cámara de Representantes ya condujo a una virtual parálisis en la acción gubernamental en los últimos meses. En caso de que sumen el control del Senado, Obama tendrá como recursos apenas el uso del veto a lo que le llegue del Capitolio o los decretos.
Como ya lo han hecho en otras oportunidades, con el control de las dos cámaras del Congreso la oposición Republicana utilizará un arma devastadora contra la Casa Blanca: los recortes de presupuesto.
“Ya lo hicieron, por ejemplo, con medidas del poder ejecutivo como algunas referidas a la cuestión migratoria, en que le han quitado fondos. No podrán acabar con la reforma del sistema de salud pública, pero van a atacarla por partes”, vaciándola de recursos, dijo Miranda.
Para Sarah Kinosian, coordinadora del programa sobre América Latina en Center for Internacional Policy (CIP), el escenario de un control republicano sobre el Senado sugiere que la oposición podría actuar a través del Comité de Asignaciones, fundamental en la aprobación a la distribución de recursos.
Además, temas considerados clave por la Casa Blanca podrían ser sepultados por el nuevo Senado. El senador Republicano Mitch McConnell, uno de los más influyentes de su partido en esa cámara, ya adelantó que, en caso de victoria, pondrá un freno a cualquier legislación relativa al cambio climático, por ejemplo.
Obama ha insistido en medidas exclusivas del Poder Ejecutivo para tratar de regular la emisión de poluentes por parte de la industria automotora, uno de los temas en que se avecina un verdadero choque de trenes entre la Casa Blanca y el Capitolio.
En este cuadro, la eventual candidatura presidencial de la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton para 2016 pasaría a ser una víctima colateral de esta situación.
“Se ha dicho incluso que, si los Republicanos ganan el Senado, buscarán el ‘impeachment’ del presidente Obama, pero no creo que sean tan suicidas, afectaría mucho la imagen del partido”, estimó Miranda.
En efecto, aunque la popularidad de Obama está lejos de su mejor momento, a pesar de la baja aún está en un respetable 41%. En contrapartida, el Congreso en general goza de una aprobación verdaderamente abismal, de solamente 13%, de forma que no puede permitirse más errores.
– Posible impacto regional –
Miranda y Kinosian coinciden en que un Congreso controlado enteramente por los Republicanos podría tener un impacto en las relaciones de Estados Unidos con América Latina.
“La atención está ahora en Irak y Ucrania, pero creo ciertamente habría un impacto. Hay temas relativos a derechos humanos, y la gran cuestión de la inmigración”, dijo Kinosian en conversación con la AFP.
Para la especialista, “está también el tema siempre presente de Cuba”, una relación bilateral históricamente problemática.
Al controlar la clave comisión de Asignaciones, por ejemplo, los Republicanos “incidirían, por ejemplo, en iniciativas para destinar dinero al desarrollo en América Central”, añadió la experta.
Miranda, en tanto, apuntó la posibilidad de que los Republicanos puedan sorprender con relación a Cuba.
“Primero porque reconocen que la política hacia Cuba no ha funcionado, y también porque muchos de esos políticos representan estados con gran poderío agrícola y ven la oportunidad económica. No sería raro que los Republicanos estén más abiertos, o flexibles a un cambio”, dijo.