Trabajadores de LATAM en Chile, Colombia, Brasil, Ecuador, Argentina y Paraguay demoran vuelos, protestan, reparten volantes a los pasajeros y repudian de manera generalizada el despido de Ximena López, líder sindical de Ecuador que fue injustamente despedida con el pretexto de necesidades de la empresa. Esta práctica no es nueva en LAN y TAM, pero es hora de traspasar el liderazgo en servicios también a quienes lo ejercen: sus trabajadores.
Los sindicatos de Sudamérica que representan a tripulantes, pilotos, rampa, administrativos, personal de aeropuertos y técnicos de mantenimiento de LATAM se sumaron a los trabajadores de LAN Ecuador para demandar el reintegro de Ximena López, despedida injustamente el martes 14 de octubre. Demoras en los vuelos, protestas en los aeropuertos y frente a las autoridades, reparten volantes a los pasajeros informando sobre los efectos que las movilizaciones tienen en sus vuelos y las razones para ello. Cada sindicato desde su país demanda a la empresa el reintegro de la secretaria general de Sindicato Trabajadores Aerolane (Sita).
¿Qué tiene Ximena López que moviliza a 6 países en demanda de su reintegro? López no es la única que sufre los efectos de prácticas antisindicales de la empresa líder en la región. Valerse de estrategias para despedir a dirigentes que articulan la organización sindical dentro de la compañía es recurrente en LAN y TAM. Ximena representa eso en Ecuador, después de años de intentos se crea el Sindicato Trabajadores Aerolane (SITA) en el 2011 para lograr acordar con la empresa las condiciones laborales de forma colectiva, derecho negado por LAN Ecuador a sus empleados de forma sistemática. Este es un derecho de cualquier trabajador del mundo.
LAN invierte tiempo y recursos para impedir la organización sindical y se resiste una y otra vez a negociar colectivamente las condiciones y beneficios de sus trabajadores. Potencia organizaciones paralelas, hostiliza y despide a los líderes que articulan el delicado y laborioso trabajo de crear un sindicato en empresas donde sus trabajadores vuelan por el mundo en distintos horarios. No es fácil y LAN lo hace más difícil, gastando recursos en ese empeño. Los trabajadores piden lo justo por el valor de su trabajo. Son la cara de la empresa y están interesados en mejorarla y elevar los niveles de seguridad de los vuelos, pasajeros y su tripulación.