Han aparecido, a menos de seis meses de mandato de Michelle Bachelet, muchos notificadores de sucesión, aspirantes a sucederla.
La noche del 9 de septiembre hubo un debate entre MEO y Velasco en TV, muy entretenido, por lo insólito. Entretenido y desubicado. No sólo porque estamos a casi cuatro años de la elección sino también porque estábamos un día después del atentado cerca del Metro. No debió realizarse ese “debate”.
No son candidatos. Los candidatos surgirán en 2016 ó 2017 y, los con posibilidades, representarán tendencias de derecha, tendencias de centro y tendencias de izquierda. Serán contradictores o cercanos a los movimientos sociales (todos de izquierda en esta época). Serán continuadores o duros críticos del gobierno que estará terminando en marzo de 2018.
Son candiditos. Por eso surgen tres años antes de lo normal y lo sensato. Tres años antes en un sistema en que los presidentes duran cuatro.
Candidito viene de cándido o Cándido, y no tiene nada que ver con candidatura. Sí con candidez.
La candidez extrema es idiotez. “El Príncipe Idiota”, obra de Dostoievski .Las películas de Gerard Philippe y después de Kurosawa, basadas en el libro. Príncipe excesivamente cándido, puro, ingenuo, incauto, inexperto, pueril. Un fiasco en política. Ahuevonado diríamos en chileno. Cartucho o cartulino le habríamos dicho antes.
No digo que los candiditos sean idiotas. La candidez extrema es idiotez.
Se supone, en un sistema democrático, que los candidatos aspiran a representar, a ser mandados o mandatados por la ciudadanía en el gobierno. A seis meses de iniciado un gobierno la ciudadanía no piensa estar mandando a otro para que la represente en cuatro años más. La ciudadanía puede estar dividida o sentirse sin una adecuada representación, pero ahuevonada no es. Por definición democrática es sabia. “Vox populi, vox Dei”.
Los candiditos surgidos ahora se han nombrado a sí mismos; no han podido con su ambición y se han descontrolado. Se exponen a reacciones mortíferas del fuego amigo (porque entre sus amistades seguro que hay muchos iguales a ellos).
Algunos cándidos no pueden dejar de ser candidatos y asumen serlo sin que nadie se los proponga y como si fuera su profesión permanente: Piñera, Velasco, MEO, Jocelyn Holt, Roxana…
¿Profesión?…Candidato a Presidente.
De menos a más, el primer candidito es Moreira, el segundo es Velasco, el tercero es MEO y el cuarto es Piñera. Aunque no son los únicos. En RN están Allamand, Ossandón y Espina. Gutenberg pide que la DC proclame al suyo pronto. Jocelyn Holt y Roxana también se han proclamado en programas de TV.
Si es por plata, Piñera lejos.
Si es por patas, empatan.
Si la elección presidencial hubiese sido hoy y no en diciembre pasado, ninguno de ellos hubiese sido electo. Todos habrían sido derrotados. Y nada indica que las condiciones hayan cambiado mucho, por el contrario.
Velasco sacó el 7 por ciento de los sufragios que se votaron en las primarias últimas. O sea el 93 por ciento no votó por él. De los que votaron.
MEO, sacó el 10 por ciento en la primera vuelta de noviembre.
Piñera terminó su gobierno con un fuerte déficit de apoyo (el más fuerte de los déficits de apoyo conocidos desde que se tiene historia) y su candidata a continuarlo sólo alcanzó, en segunda vuelta, el 37 por ciento. Piñera marca más o menos eso en las encuestas de la derecha y su biógrafa dice que al final no será candidato si sigue marcando así.
Moreira sacó el 19 por ciento en una de las regiones menos habitadas del país, lo que no constituye un buen antecedente para candidaturas presidenciales. Además es un extremista, bastante parecido a Labbé. Un Pinochet sin fuerzas armadas. O sea un globo pinchado. Rabindranath Quinteros, que lo ganó, sacó el 47,45 por ciento de los votos, y no es candidito.
Todo aconseja calmar a los candiditos, poner la vista en un futuro no tan cercano y observar mejor el panorama.
Los candiditos son ellas y ellos, no la gente.