La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) concluye hoy en Gales, Reino Unido, con más amenazas militares y en medio de preparación de nuevas sanciones económicas contra Rusia. Durante 48 horas, la localidad portuaria de Cardiff, en la sureña región galesa de Newport, se convirtió en fortaleza custodiada por nueve mil 500 uniformados, donde unos 60 jefes de Estado o Gobierno discutieron un drástico cambio de rumbo en sus relaciones con Moscú.
A diferencia de cumbres anteriores, donde acudió como invitada, esta vez Rusia se convirtió en diana de los ataques de la alianza atlántica que la responsabilizó de atizar el conflicto en Ucrania, cuyo gobierno ultraderechista llegó al poder tras un golpe de Estado.
En respuesta a acusaciones sobre su responsabilidad en la crisis ucraniana, Moscú recuerda que ésta surgió por la intolerancia de la Unión Europea a la decisión en noviembre pasado del presidente Viktor Yanukovich de rechazar un acuerdo de asociación.
Además, el empleo de la fuerza contra las regiones sublevadas en el sureste ucraniano partió de las acciones desde abril último del ejército y la Guardia Nacional, integrada por neofascistas.
Sin embargo, la OTAN acusa a Moscú de ser el responsable de la agudización de los combates en las regiones de Donetsk y Lugansk, donde murieron unas dos mil 600 personas, casi todas civiles, y la castiga con sanciones económicas bajo ese pretexto.
A la cumbre de la alianza atlántica, asistió ayer el presidente ucraniano, el millonario Piotr Poroshenko, quien anunció un acuerdo para una tregua a partir de esta jornada, pues, afirmó, Kiev esta cansado de la guerra.
Las declaraciones de Poroshenko, quien se reunió en Newport con su par estadounidense Barack Obama y otros dirigentes occidentales, aparecieron después que el mandatario ruso, Vladimir Putin, propuso un plan de siete puntos para poner fin al derramamiento de sangre.
Además, la posición del gobierno ucraniano pareció cambiar, tras los éxitos de las milicias federalistas en el sureste que obligó al repliegue del ejército y a su comandancia a hablar de un cambio de táctica para efectuar acciones defensivas y de lucha de guerrilla.
La cumbre de la OTAN debatió el otorgamiento de un estatus de asociado estratégico para Ucrania que permitirá suministrarle armas y tecnología militar.
Su gobierno reconoce que el país está devastado desde el punto de vista material, financiero y militar.
Además, se reforman las fuerzas de respuesta rápida de la OTAN, con la creación de un núcleo más móvil de unos cinco mil hombres para ser desplegados en apenas 48 horas y con una base permanente de suministro que podría ubicarse en un futuro en una base polaca.
En la reunión de esta jornada, también se concluye el análisis sobre la posible participación de la alianza atlántica en las acciones que ya realiza Estados Unidos contra el movimiento sunita Estado Islámico en Iraq.
La cita cimera también debe definir los términos para finalizar la misión de 13 años del pacto noratlántico en Afganistán, donde deberá dejar 12 mil militares en una nueva misión de supervisión, entrenamiento y asistencia a las fuerzas armadas de esa nación.
Ello dependerá de un acuerdo con el gobierno afgano sobre inmunidad para las tropas de la alianza atlántica, sobre todo, de los soldados estadounidenses.