Diciembre 26, 2024

Argentina: Contexto de un nuevo paro nacional

El paro convocado por el sindicalismo opositor al gobierno es el tercero en menos de dos años. La situación económica en general y de los trabajadores en particular le da a esta medida un marco donde la inflación, las suspensiones y los despidos se ponen como determinantes en esta oportunidad.

El paro nacional comenzó a las 12.00 de este miércoles por la convocatoria de la Central de los Trabajadores de Argentina (CTA), la Corriente Sindical Clasista (CSC) y la Multisectorial e incluyó movilizaciones y cortes en diferentes puntos del país. En la ciudad de Buenos Aires finalizó con una movilización desde Plaza de Mayo hasta el Congreso. Allí se entregó a 30 diputados de los diferentes bloques un petitorio con los reclamos Las únicas ausencias fueron la del Frente para la Victoria y el PRO.

El paro empalmó hoy jueves con el convocado por la CGT opositora. Hubo cortes en diferentes accesos a la capital realizados principalmente por organizaciones de izquierda. En la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Neuquén y Jujuy, el paro con cortes de rutas, calles y puentes, tuvo como protagonistas a trabajadores, organizaciones sociales, de estudiantes, partidos de izquierda y desocupados.

En un marco de suspensiones y despidos – que si bien se iniciaron en el sector automotriz, luego se extendieron a otros sectores de la producción local (*) – la CTA, la CSC y la Multisectorial reclamaron, además de la eliminación del impuesto al salario (impuesto a las ganancias sobre los sueldos de los trabajadores en relación de dependencia, que fue parte de las exigencias de paros anteriores), que se prohíban los despidos y suspensiones. La consigna fue: “Fábrica que cierra, fábrica que se ocupa”. Por otra parte, dando respuesta al discurso gubernamental que acusó a los gremios convocantes a parar de ser funcionales (o incluso pagados) por los fondos buitres, exigieron el no pago de la deuda externa hasta que se investigue su origen y la composición actual de la misma. “La única deuda es con el pueblo”, resumió su consigna.

El paro sumó además reivindicaciones vinculadas a la judicialización de la protesta social. Estando latente la condena a cadena perpetua de los petroleros de Las Heras, se exigió el desprocesamiento de todos los luchadores sociales y la libertad a los presos por luchar.

Por otra parte, se volvió a exigir un aumento salarial de emergencia y de todos los planes sociales y jubilaciones, el 82% móvil para los jubilados y el pedido de derogación de las herramientas legales que existen – o que se intentan aprobar – para poner en práctica el castigo legal a los luchadores sociales y trabajadores (Ley Antiterrorista, Ley Antipiquetes).

¿Cómo llegamos al Paro?

*Con un inflación que, según datos conservadores, llega a alrededor del 20% en lo que va del año.

*Con un masa de trabajadores no registrados de casi un 33%, según los datos del INDEC, cifra que se incrementa si se le agregan otra formas de informalidad y precarización laboral (tercerización, falsos autónomos o monotributistas y cooperativas)

*Con la caída del salario real, también según datos oficiales, para el sector privado de un 5% y de 2,6 % para el sector público.

*Con un nivel de desocupación y subocupación, tomando los datos de INDEC, similar al que había a fines de 2007 donde los más afectados son los jóvenes y las mujeres.

*Con aumento de la desocupación, tal como lo dio a conocer la última Encuesta Permanente de Hogares del organismo estadístico para el segundo trimestre de este año.

*Con la baja, según la misma encuesta, en las tasas que miden la actividad y el empleo, siendo la primera (los que buscan trabajo) la menor desde el año 2003 y la segunda (total de ocupados y subocupados) la más baja desde el 2006.

*Con ingresos promedios para la mitad de empleados, cuentapropistas, y trabajadores tanto registrados como no registrados que, en el primer trimestre de este año, según el INDEC, no superaron los 4500 pesos.

*Con un 39% de aumento en la conflictividad laboral con relación a un año atrás.

*Con la destrucción de 482.000 empleos de los cuales el 83% (404.000) se perdieron en lo que va de este año.

*Con cerca de un 80% de los jubilados y pensionados (más de 6 millones) cobrando haberes por debajo de la canasta básica de un adulto mayor, que en el mes de mayo era de 5.678 pesos, de acuerdo a lo que elabora semestralmente la Defensoría de la Tercera Edad de la CABA. Y con un haber mínimo de 2674 pesos de bolsillo que si bien se incrementará desde setiembre a 3.135, permanecerá sin actualizar hasta marzo de 2015.

*Con un sistema impositivo sustentado en la recaudación de IVA, impuesto al consumo que afecta más a los quienes menos ingresos tienen (en julio, según datos de AFIP, se recaudó en concepto de IVA más que de impuesto a las ganancias) y donde el Impuesto a las Ganancias afecta, proporcionalmente, mucho más a los trabajadores alcanzados que a las empresas.

*Con una estructura económica que muestra una baja en la participación dentro del PBI de los sectores que producen bienes (de un 44% en 2004 a un 39% a fines de 2013) y un aumento de los que generan servicios (de un 46% en 2004 a un 61% a fines de 2013). Estos datos del INDEC muestran un perfil productivo marcado por un descenso de las actividades primarias, la industria manufacturera y la construcción para acentuar el crecimiento del comercio, el transporte, las comunicaciones, la actividad de hoteles y restaurantes y, en especial, la intermediación financiera que casi duplicó su participación en ese período.

En cada paro se instala en el sentido común, tanto desde los medios – opositores y/o más o menos oficialistas- como desde diferentes instancias del poder político, la idea de que un paro “democrático” es que el debe darles a cada trabajador la libertad o no de adherirse.

Sin analizar cuál es el contexto en que los trabajadores se encuentran, con una fuerza sindicalizada que no llega al 17%, con conducciones sindicales burocráticas que miden sus intereses con el gobierno y con las patronales mas que la defensa de los derechos de los trabajadores, con altos niveles de precarización que meten temor a perder el trabajo, efectivizar cualquier medida de fuerza, y más un paro, no parece depender solo de la voluntad individual.

Ernesto Marrero, integrante de la CTA Región Centro de la Ciudad de Buenos Aires, en una entrevista realizada por el programa Los Locos de Buenos Aires, reflexionó sobre este tema: “El 70% de los establecimientos laborales de este país no tiene representación gremial porque donde surge un delegado lo echan, entonces no hay libertad de elección de parar. Por eso el paro es un hecho colectivo de la clase, no es un hecho individual. Si en el 70% de las empresas los trabajadores no tienen posibilidad de defensa por no tener una organización gremial que los ampare, entonces es difícil que tomen una decisión que les puede hacer perder su trabajo. El otro tema es el trabajo precario. Es así que hay una masa de laburantes que está en condiciones muy difíciles para ejercer el derecho a huelga”.

En este contexto económico, es de suponer que la conflictividad va a ir en aumento. Por otra parte, el actual gobierno no parece priorizar dar respuesta a los reclamos de estas jornadas. El desafío, más allá de un paro, es si la clase trabajadora podrá confluir con los demás sectores en lucha para dar, en conjunto, una respuesta con más fuerza, más organización y más contundencia en el marco de un plan de lucha extendido.

(*) Datos de suspensiones y despidos . Fuente: Observatorio del Derecho Social (CTA)

 

(RED ECO) (¡Argenpress)

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