¿A qué conduce la formación de estudiantes express? Me refiero a la declaración del ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, hecha a El Mercurio el domingo 20 de julio y ratificada al día siguiente, sobre los cuatro años que, en su opinión, debieran durar las carreras en el país, poniendo como ejemplo el college de EE.UU.
Tal vez por la brevedad de su opinión, ésta queda descontextualizada y pareciera que la formación de pregrado en Chile y la del college en el país del norte tuvieran el mismo propósito, porque obedecerían a una misma realidad, visión del mundo y proyecto de país. Pero, claro, no es así; la omisión de propósitos, objetivos, metas, fines y circunstancias hacen la diferencia. La duración de los estudios de tercer nivel no depende sólo de la mirada política, sino también de la curricular puesta en el marco de las políticas educativas de cada nación. Y recalco “nación”, porque hay países que están constituidos por varios conjuntos humanos, muchos originarios, autónomos y heterónomos, con raíces diferentes, que se identifican cada uno por su unidad territorial, de gobierno y lenguaje, aunque exista centralización y hegemonía del estado.
En el uso corriente, currículum es una hoja de vida, pero en educación se refiere a un conjunto de principios, propio de una sociedad, un momento de la historia y una institución determinada, según el cual se selecciona, organiza y transmite los conocimientos (Leonard Bernstein). De ahí la pregunta: ¿El currículum de la educación superior estadounidense puede aplicarse técnicamente a Chile y sin consecuencias que desvirtúen el camino que los chilenos por el cambio incluyente y equitativo intentan construir en este momento? Sí, técnicamente es posible aplicar ese modelo y adaptarlo, pero política y culturalmente sería inconsecuente transportarlo en forma acrítica a nuestras circunstancias. La consigna para la región es innovar, pero ciertas innovaciones suelen ser ciegas, sordas y mudas. Poner la carreta delante de los bueyes no resulta.
Un país que investiga y enseña produce y estimula el conocimiento superior, un país que sólo comunica el saber repite lo que otros producen y se hace dependiente; adoctrina, instruye, habilita en el uso de herramientas, pero no forma personas íntegras ni profesionales en todo el sentido de la palabra, es decir, en todos los aspectos que requiere dominar su condición humana circunstanciada. Por ejemplo, en un esquema nacional y regional dominado por el utilitarismo y el interés primordial en la ganancia, la atención se centrará en el logro de resultados (productos) y la corrección de los errores que significan pérdida, tanto mejor si la rectificación es por vía de la actual intensidad tecnológica; entonces, el objetivo de la educación será la eficiencia y flexibilidad de cada individuo para adaptarse a condiciones diversas y adversas, y el medio, la competición. En cambio, en un ambiente que tiende al desarrollo humano y social, el acento será puesto en los procesos y aspectos cognitivos, afectivos y éticos, y en su superación; el propósito será la consecuencia y el bienestar colectivo, y el medio, la colaboración. Dos paradigmas totalmente diferentes.
La investigación de punta y la educación de calidad ―mal llamada “de excelencia”, porque se refiere a una cualidad extraordinaria que se puede predicar sólo de uno― reclaman alto financiamiento. El conocimiento que se ha aplicado, que ya rindió frutos y es rebasado por otros nuevos, sale a la circulación para el consumo de quienes no lo poseen; se trata de un principio de economía elemental: se produce para el autoconsumo y el excedente para el intercambio. En las economías de nuestros países también se dan talentos creativos, inventivos, descubridores y a la manera criolla. Para nuestro infortunio, su potencial productivo suele perderse por el desinterés nacional y ser absorbido por capitales externos con visión a largo plazo, a manera de adquisición de derechos y patentes. Hay capitales externos con visión 20/20 tan indiscutible que invierten en el desarrollo de talentos en nuestros países, sin interés inmediato en la tasas de retorno, entendiendo por talento aquel conjunto de cualidades que hoy se conoce como “competencias”: conocimientos, habilidades, actitudes, destrezas, carácter, potencialidad y más. Esto se advierte muy bien en los programas “incubadoras” de empresas de sectores estratégicos y regionales.
Al diseño curricular de las carreras express se le ha asignado la tarea de estratificar la educación y contribuir a hacer lo mismo con el empleo, e incentivar la “fabricación” del contingente laboral, ya desagregado socialmente; de ahí la mención de éstos como profesionales independientes y “flexibilizados”. De hecho, el acortamiento de las carreras ni siquiera es un “zip” (compactación) de los contenidos y formas de trabajarlos, tampoco es un asunto sólo relacionado con la estratificación social tan marcada en el país, se trata de un asunto fundamental para el modelo económico chileno: el financiamiento educativo desde el que se edifica la diferenciación entre nuestra propia población y se teje su perfil socioeconómico.
Según podemos demostrarlo, la disponibilidad económica del estudiante o su grupo familiar condiciona la calidad de la educación que recibe: la Prueba de Selección Universitaria (PSU) es un filtro y ordenador de sus aspiraciones profesionales. Por ejemplo, el cuadro siguiente muestra la distribución de puntajes de la PSU en 2009 y su relación proporcional (%) con los tramos de ingresos familiares (T), donde T1 corresponde al nivel más bajo de percepciones económicas y T12, el más alto. La columna SI significa que en la familia había alguien desempleado o sin ingresos económicos propios, o que el estudiante se negó a dar esta información.
Distribución de puntajes PSU 2009 por tramos de ingresos familiares (%)
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TRAMO |
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PUNTAJE |
T1 |
T2 |
T3 |
T4 |
T5 |
T6 |
T7 |
T8 |
T9 |
T10 |
T11 |
T12 |
SI |
Prom. |
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Menos 450 |
48.3 |
39.0 |
28.7 |
21.6 |
16.5 |
14.0 |
11.8 |
7.5 |
7.3 |
6.4 |
5.6 |
3.6 |
59.6 |
20.8 |
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450-600 |
45.2 |
51.5 |
56.1 |
57.6 |
56.1 |
53.1 |
51.4 |
46.1 |
47.5 |
41.9 |
42.8 |
30.5 |
40.4 |
47.7 |
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601-700 |
5.9 |
8.6 |
13.5 |
18.3 |
23.4 |
27.5 |
30.4 |
37.0 |
35.5 |
41.3 |
40.1 |
44.2 |
0.0 |
25.0 |
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Más 700 |
0.5 |
0.9 |
1.7 |
2.6 |
3.9 |
5.4 |
6.5 |
9.4 |
9.7 |
10.5 |
11.5 |
21.7 |
0.0 |
6.5 |
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TOTAL |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
100 |
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F
F
Fuente: Elaboración propia a partir de demre.cl/text/pdf/2010/estadísticas.
La tendencia general que se observa en el cuadro indica que:
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A menores ingresos económicos, el puntaje obtenido por los rendidores de la PSU es proporcionalmente menor (450 o -450) y no alcanza el nivel aceptable para postular a una carrera universitaria; en consecuencia, el candidato debe optar por alguna ofrecida por institutos profesionales (IP), o centros de formación técnica superior (CFT), o bien, repetir la PSU al menos un año después.
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El puntaje aceptable no competitivo (451-600) se aproxima al promedio obtenido por todos los tramos de ingresos, pero en los primeros (T2-T7) hay mayor concentración de potenciales candidatos a la educación superior.
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Los rendidores de ingresos económicos altos obtienen puntajes competitivos para postular a distintas carreras con alta demanda, sea en universidades autónomas, o privadas.
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Los rendidores de los ingresos económicos más altos (T8-T12) obtienen proporcionalmente los más altos puntajes (700-800) y, por derecho propio, por así decirlo, pueden elegir e ingresar a las carreras de su interés.
Ahora bien, si el 20.8 por ciento de los rendidores de la PSU no alcanza el nivel aceptable para postular a la universidad y si el 47.7 porciento logra un puntaje aceptable pero no competitivo, estamos en presencia de una población con deficiencias conocidas respecto a los parámetros nacionales de medición de conocimientos para aspirar a una carrera de exclusividad curricular. Entonces, a pesar de las evidencias, ¿se pretendería comprimir el tiempo de los estudios superiores? ¿Qué otros cambios concomitantes prevé introducir el ministro Eyzaguirre en el sistema educativo nacional que sean congruentes con la propuesta zip, ya imitada en otros países?
Por Juan Eduardo Esquivel Larrondo
(Exclusivo para clarin.cl)