El empresario e ingeniero industrial Juan Carlos Varela asume el 1 de julio la presidencia de Panamá para el período 2014-2019, con desafíos económicos, políticos y sociales que se agudizaron durante el mandato de su predecesor, Ricardo Martinelli.
Así lo han reconocido analistas locales, en alusión al entorno del político de 50 años de edad, quien llega al poder como líder del conservador Partido Panameñista y colaborador del Opus Dei, y con una oferta electoral que persuadió a sectores sociales y económicos.
La asunción de Varela se realizará en medio de actos vigilados por unos 10.000 agentes policiales encargados de la seguridad de los invitados, incluidos mandatarios extranjeros.
Hasta ahora, confirmaron su asistencia a la transmisión de mando los presidentes Juan Hernández, de Honduras; Luis Guillermo Solís, de Costa Rica; Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador, y Ma Ying-jeu, de Taiwan.
Asimismo, estarán presentes los mandatarios Otto Pérez Molina, de Guatemala; el jefe de gobierno español, Mariano Rajoy; Michell Joseph Martelly, presidente de Haití; su homólogo dominicano Danilo Medina Sánchez y el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry. El gobierno panameño espera además la participación del presidente de Venezuela Nicolás Maduro.
Sin embargo, el ascenso del Panameñismo al poder coincide con reclamaciones populares anti inflacionarias, mejoras salariales, abastecimiento de agua potable en comunidades de áreas urbanas, seguridad pública y recuperación de la institucionalidad.
El economista Juan Jované estimó que el anunció de Varela de congelar el 1 de julio los precios de 22 productos de la canasta básica podría ser “viable” si la medida es ejecutada en forma científica en contra de la especulación interna.
Varela firmará el martes un decreto que congela los precios con el objetivo detener la especulación, pero en las últimas semanas los supermercados encarecieron los granos, víveres y productos refrigerados para neutralizar la medida oficial.
En junio de 2009, durante el gobierno de Martinelli, la canasta básica de alimentos costaba 268,20 dólares mensuales, pero cinco años más tarde alcanzó 336,54 dólares al mes. A ello se suma la advertencia de compañías privatizadas de energía de elevar la tarifa eléctrica en un 18 por ciento.
Jované recomendó tener reservas de regulación para enfrentar la ola alcista que traduce en un obstáculo al compromiso oficial. “Hay que quebrarle espinazo a los especuladores”, enfatizó.
De hecho, en junio, productores agropecuarios realizaron caravanas para exigir el cumplimiento de la promesa de devolver al sector productivo la protección y el dinamismo que perdió ante la masiva importación de alimentos en el gobierno de Martinelli.
Varela, cuyo partido es minoritario en la Asamblea Nacional (Parlamento), deberá concretar una alianza con el socialdemócrata Partido Revolucionario Democrático (PRD), para aprobar las leyes que requiere para la gobernabilidad y las reformas a la Constitución.
Su oferta de cambios incluye poner fin a la inseguridad generada por las pandillas y la droga, la corrupción y una separación de poderes del Estado, acompañada de la seguridadalimentaria y la reducción de la pobreza.
Sin embargo, tendrá que hacerlo con una economía en crecimiento (siete por ciento), que se desacelera, en medio de trabas en el sector financiero y una deuda pública que supera los 20.414 millones de dólares, mientras decrecen los ingresos del Canal de Panamá.