Los únicos que defienden la propuestas que en materia de educación ha hecho el régimen, son obvio, sus autores, y la constelación de estrellas que han visto brillar sus opacidades por la vía de la granuja aceptación a fardo cerrado de las prebendas que ofrece el poder, desde las oficinas secretas de las asesorías.
No hay grupo social vinculado al tema que no haya dicho que lo propuesto apunta a la perfección de lo que ha habido. Si hasta la Asamblea Nacional del Colegio de Profesores, da la espalda a su conducción PC, y resuelve que las reformas propuestas no van en el sentido que exigen los profesores.
Coherente con el intento de imponer una reforma que no apunta a lo esencial, la Alcaldesa de Santiago de mete en buena parte todo lo que había dicho con anterioridad a su entronización edilicia y ahora se ha transformado junto con las Fuerzas especiales de Carabineros, en la cara visible de la represión contra los estudiantes.
Está en curso una serie de reformas y cambios en el modelo de dominación capitalista, una operación para tomar el toro por las astas y resolver los escollos que se le han venido instalando y que no ha permitido continuar con la tranquilidad que tuvo durante los últimos veinticinco años.
Se trata de que el segundo gobierno de Michelle Bachelet, utilice su cada vez menor capital de credibilidad y, aumentando su ángulo de influencia, ficha al Partido Comunista a la espera que por esta vía, se anestesie al movimiento estudiantil. Y en la medida de lo posible, borrar el nombre de la Concertación, de tan funesto recuerdo.
Así, en ninguna de las propuestas que intentan modificar lo que hay, tributaria, binominal, educacional y el cogollito laboral, no hay nada, ni una coma, de cambio real.
Todo apunta a reparar el descalabro que hay en todo el modelo, por la vía de echarle una manito de gato.
Con todo, no les ha sido fácil. Y una de las mayores dificultades reside en no haber sabido comunicar sus propuestas como para haber engrupido a los estudiantes. Ese mérito sí estuvo presente en la anterior operación que los traicionó el 2006. En aquella oportunidad, el movimiento estudiantil que obligó a generar esa tramposa Comisión Presidencial, se replegó notoriamente. Las manitos tomadas en La Moneda fueron la más elocuente imagen de la traición y la manipulación.
Hoy, la situación es más compleja, por lo que se requieren medidas también complejas. Y si antes fue una Comisión Presidencial, hoy son las comentadas reformas.
Y para el efecto, el sistema ha desplegado una imaginativa táctica en las cuales no están ausentes la cooptación de varios otrora líderes estudiantiles, disponibles para intentar absorber la presión de los actuales.
Jaime Insunza, Asesor del Ministerio de Interior, cuya opinión sería irrelevante si no fuera porque omite el dato importante de su actual ocupación, otrora militante de cuanta organización de “izquierda” hubo, sale al ruedo y en una columna en El Mostrador intenta despojar a la Concertación de sus responsabilidades en todo aquello que hoy hace agua.
En esa opinión, inscrita en la operación comunicacional de desprestigio del movimiento social definida precisamente en el Ministerio del Interior, da la impresión que los únicos responsables de la tragedia en la que ha sobrevivido la educación, son los que la idearon e impusieron en 1981.
Y que desde 1991, a la fecha, el perfeccionamiento de ese sistema ilegítimo se produjo por la mediación de la Santísima Trinidad, por nadie más.
No es posible extrañarse que opiniones de esta catadura, comiencen a salir con una profusión digna de la causa que elevan a condición de magnifica revolución. Es parte de la táctica comunicacional que necesitan los esfuerzos regeneradores del régimen.
La aplicación de esas medidas regeneradoras necesita un estado de cosas en el cual las demostraciones sociales tengan su mínima expresión. Hasta ahora, el cometido de los asesores destinados a paralizar la bronca de la gente no ha dado resultados. Se intentan enroques y otros movimientos preliminares, antes de decidir por gambitos de mayor costo. Pero ya vendrán. Las razones de Estado están aún al alcance de la mano.
Es cierto. Los estudiantes están llevando sus formas de movilización a un anquilosamiento peligroso, a una institucionalización que en apariencia no deja espacio para muchas más acciones que permitan nuevos triunfos.
No olvidemos que el enemigo de los estudiantes aprende, sistematiza, estudia, se perfecciona y se asesora con personas que antes estaban en la ladera opuesta, al mismo tiempo en que los estudiantes realizan sus idénticas marchas de gloria.
Pero la historia, reciente y anterior, indica que los muchachos se las han arreglado para leer de la mejor manera la situación y luego de descubrir en donde están las trampas y los tramposos, han salido con una respuesta mejor.
Esperemos que esta vez no sea distinta.