Septiembre 20, 2024

Radicalismo musulmán I

En el siglo VIII, en 15 años, como parte de una fina operación continuada, los musulmanes ocuparon toda la península ibérica (España y Portugal), y se quedaron durante los próximos seis siglos; en 723 llegaron hasta Poitiers, en la profundidad del territorio francés, donde fueron finalmente detenidos.

  

Aunque latente, la temida confrontación entre civilizaciones que enfrentaría al islam con occidente, no se ha realizado. En cambio debutó internacionalmente, con violencia extrema, la guerra entre facciones islámicas. El incontenible avance del Estado islámico de Irak y el Levante (EIIL), avisa del peligro.

 

La marea de violencia e intransigencia avanza desde el Medio Oriente, una región llamada así por estar geográficamente situada entre Europa y el Asia profunda o “Lejano Oriente”, y a la que a veces se alude como “Oriente Próximo” por la cercanía al Viejo Continente, con el cual se comunica por tres puntos: Gibraltar, el Bósforo y el mar Caspio, formando una bisagra entre Occidente y Oriente.

 

En la región nacieron las tres grandes religiones monoteístas: cristianismo, islam, y judaísmo, y en sus eventos históricos estuvieron presentes Jesucristo, Mahoma, Abraham, David y otros. Allí se encuentran los lugares sagrados de estas confesiones, entre otros Jerusalén y la Meca. 

 

La zona es cuna de grandes civilizaciones autóctonas que se enriquecieron cultural y técnicamente con las ocupaciones europeas. El Medio Oriente formó parte del mundo helénico y del Imperio Romano, que por intermedio del emperador Constantino, adoptó el cristianismo, que es el mayor aporte de la región a la cultura occidental.

 

Un episodio infausto que está en el origen de los actuales desencuentros tuvo lugar con las Cruzadas,  expediciones militares organizadas por los papas y los monarcas europeos para conquistar el Medio Oriente, y que tras 200 años de sanguinarias luchas y mutuas degollinas, sembraron vientos, cosecharon rotundos fracasos, y enemistaron a la Cristiandad y el Islam.

 

No obstante sus brillantes antecedentes, por razones que explicaré mañana, en esos espacios geográficos el poder es ejercido por oligarquías, que aunque inmensamente ricas y maquilladas como “casas reinantes” y “principados”, son políticamente antediluvianas. Allí, excepto Turquía e Israel no hay allí ninguna democracia; prácticamente no existen partidos políticos, sindicatos, ni prensa independiente, y las mujeres y las niñas son despreciadas, maltratadas y excluidas, y raras veces ha habido una elección.

 

El actual explosivo avance del fundamentalismo musulmán que, a diferencias de otras corrientes religiosas, sólo puede existir apoderándose del poder para imponer la sharia o ley islámica, hay otros hitos recientes y pasados que no pueden dejar de ser mencionados pero para los cuales hoy no encuentro espacio.

 

Quien quiera subestimar el peligro del desmadre del radicalismo islámico que lo haga; tal vez no sobreviva al error. Les contaré mañana. Allá nos vemos.

 

La Habana, 24 de junio de 2014

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