Noviembre 24, 2024

Desmanes gigantescos y reveladores

Los triunfos de la selección chilena a Australia y España en el Mundial de fútbol que se desarrolla en Brasil, volvieron a desnudar los graves daños sico-sociales y éticos dejados por el “selvático” modelo económico, social y cultural impuesto a sangre y fuego por la dictadura y consolidado engañosa y pacíficamente por la Concertación. En una “celebración” que difícilmente puede ser replicada en otros países del mundo -de acuerdo a la información oficial dada ayer por el Director del Transporte Público Guillermo Muñoz- quedaron ¡562 buses del Transantiago con daños y más de 40 conductores heridos por agresiones de los hinchas! De estos, 5 quedaron con cortes en la cabeza.

Además, varios paraderos de la locomoción pública, locales comerciales y vehículos particulares fueron seriamente averiados. Como resultado de lo anterior, se habría afectado la locomoción de más de 110 mil santiaguinos en el día de ayer, de acuerdo a Guillermo Muñoz. Si a ello le sumamos los 351 buses dañados luego del partido con Australia, ¡se alcanza la suma de 913 vehículos de la locomoción colectiva!

 

Lo anterior refleja un grado de anomia característico de sociedades profundamente desmoralizadas. Esto ciertamente no es nuevo en Chile desde 1990. Cada vez que hay grandes triunfos deportivos nacionales se producen desmanes de consideración. Pero ciertamente lo del miércoles pasado excedió todos los límites imaginables. ¡Estamos hablando de los mayores triunfos conquistados por una selección nacional fuera de nuestro país y que han sido “celebrados” destructivamente como nunca antes por un incontable número de vándalos!

 

Estos fenómenos sociales son propios de estados de graves frustraciones colectivas. Paradójicamente se producen con ocasión de las celebraciones de triunfos deportivos porque estos permiten la formación de grandes conglomerados que se manifiestan eufóricamente y que, por tanto, pueden “amparar” también manifestaciones de descontrol y rabia. Y claramente, en Chile sufrimos un sistema económico extremadamente injusto –uno de los más desiguales del planeta, de acuerdo a cifras de los organismos internacionales especializados- y a la vez “exitista” e individualista en grado sumo; lo que genera naturalmente tremendas frustraciones en la mayoría de la población.

 

Pero además, el vandalismo santiaguino fue complementado por el mayor escándalo provocado por hinchas de algún país en la celebración de los mundiales de fútbol. Se trata de la turba de hinchas chilenos –aproximadamente 150 según El Mercurio de ayer- que irrumpió a la fuerza y sin entradas al Estadio Maracaná. De ellos “unos 35 individuos ingresaron a las instalaciones destinadas a la prensa. Allí se confundieron, porque se encontraron con un recinto cerrado, sin acceso directo a las aposentadurías. Al verse acorralados, comenzaron a golpear a quienes estaban en el lugar e intentaban contenerlos (…) El comentarista de la cadena televisiva ESPN Enrique ‘Quique’ Wolff dijo a ‘El Mercurio’ que ‘nunca en toda mi carrera cubriendo deportes había visto una situación parecida. Los hinchas entraron como locos, arrasaron con todo lo que veían, robaron cámaras y computadores y todo lo que encontraron a la mano’ (…) Un grupo consiguió ingresar a la cancha, donde fue capturado. Se estima que otros 20 lograron colarse en las tribunas. La policía informó que 88 hinchas chilenos fueron aprehendidos” (El Mercurio; 19-6-2014). Estos quedaron con orden de expulsión de Brasil en el día de ayer, a cumplirse en el plazo de 72 horas.

 

Es decir, al “maracanazo” de Roberto (“Cóndor”) Rojas y cía. en 1989, gestado por la obsesión de ganar fuese como fuese; le agregamos ahora otro “maracanazo”: el de más de cien hinchas chilenos que actuaron bajo la consigna de ingresar al estadio fuese como fuese…

 

Por si lo anterior fuese poco, la FIFA ya había abierto un expediente para investigar la barra chilena que, con ocasión del partido con Australia, había tirado a la cancha bombas de ruido y fuegos artificiales. A ello hay que sumar el que durante el partido con España “nuevamente hubo una detonación y un fuego artificial en un sector de fanaticada nacional. Ambos incidentes pueden derivar en severas sanciones económicas del ente rector del futbol mundial a la Federación de Fútbol de Chile” (El Mercurio; 19-6-2014).

 

Todo esto nos debiera servir al menos de nuevo recordatorio del estado de postración moral en que se encuentra la sociedad chilena como resultado de la obra complementaria de la dictadura y post dictadura; y de la necesidad de sustituir sus nefastos legados. Mientras tanto, ¡parece que tendremos que esperar que Chile no siga ganando en el Mundial, para que quede algún bus bueno!…

 

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