El 8 de Julio de 1971 tuvo lugar un terremoto de magnitud 7,75º Richter, que azotó la región comprendida entre Illapel y Valparaíso, destruyendo 25.000 viviendas y ocasionando la muerte de 85 personas. La catástrofe ocurrió durante el mandato del Presidente Allende.
A raíz de este sismo, la Unión Soviética resolvió donar al Estado de Chile, las maquinarias, los vehículos, la asesoría técnica y otros rubros, destinados a la instalación de una planta de paneles pesados prefabricados de hormigón, destinados a la construcción de bloques de vivienda en cuatro pisos de altura. La planta se denominó KPD, sigla que proviene de la traducción del idioma ruso con que se conocía dicho sistema de prefabricación.
La planta tenía la capacidad de producir 1.680 departamentos anuales en su gran mayoría de 70 m2 cada uno con tres dormitorios, y unos pocos de dos dormitorios con algo más de 60 m2, correspondientes a los ubicados en las plantas bajas de cada bloque. Para Chile, la existencia de esta planta significaba la oportunidad de experimentar el comportamiento de una tecnología avanzada de construcción, que había dominado los procesos de la reconstrucción en Europa durante la post segunda guerra mundial, en especial en Francia, los países escandinavos, Repúblicas Socialistas y la Unión Soviética.
La planta se resolvió ubicar en el barrio industrial CORFO del Belloto, (Quipué) adecuado por su proximidad con las principales fuentes de insumos, además de localizarse en el epicentro de la zona siniestrada. El sistema se basa en la unión de paneles soportantes con otros correspondientes a las losas, unidos entre si mediante barras metálicas soldadas cuya unión es hormigonada in situ logrando de esta manera una homogeneidad estructural.
La instalación de la planta despertó algunas reservas entre nuestros ingenieros estructurales, bajo la suposición que no garantizaba su efectividad antisísmica. Consultados los soviéticos respondieron que la planta correspondía al tipo utilizado por ellos en la región de Tashkent, conocida por su alta sismicidad. Añadieron que venía diseñada para resistir sismos de una magnitud de 8º Richter, razón por la cual nuestros especialistas resolvieron aumentar la enfierradura. La Unión Soviética ya había donado una planta análoga a Cuba, a raíz de los
daños catastróficos ocasionados por el Huracán Flora ocurrido en 1963. Los cubanos incorporaron al diseño un panel perforado a manera de quiebra sol, elemento que mejoró la expresión espacial de los edificios y que nosotros mantuvimos.
Característico del ánimo con el cual enfrentamos nuestras tareas durante el gobierno de Allende, la planta estuvo totalmente lista en menos de un año, iniciando sus actividades alrededor del mes de Octubre de 1972 en una concurrida ceremonia con la presencia de Salvador Allende, quién firmó con el hormigón aún fresco, el primer panel producido.
El panel con la firma del presidente fue instalado como un monolito en la entrada de la Planta, cuya administración fue asumida por a CORVI, institución que encargó la tarea a su delegación regional de Valparaíso. Allí se proyectó un conjunto habitacional ubicado en Quipué, conformado por 500 departamentos aproximadamente, cuya construcción se inició a fines de 1972. La colega Teresa Segura, egresada de la Escuela de Arquitectura de la U. de Chile en Valparaíso, fue la encargada de proyectar el plano de conjunto, en cuyo diseño debió atender a la maniobra de los camiones portapaneles, así como la ubicación de las grúas necesarias para su montaje in situ. Fue una experiencia motivante para todos nosotros, admirados por la velocidad y limpieza de un montaje donde virtualmente desaparecían los encofrados de madera, las tupidas alzaprimas de las losas y las largas carreras para subir el hormigón en carretillas.
Un detalle novedoso es que en su gran mayoría, fueron mujeres quienes asumieron la delicada tarea de manejar las grúas, tanto en la planta como en el montaje en terreno. La existencia de mujeres era desconocida hasta entonces en el rubro de la construcción, pero fue necesario recurrir a ellas,. a raíz del pleno empleo alcanzado en esos días, Verlas orgullosas, luciendo sus cascos era un espectáculo sorprendente en un país de un marcado machismo en esos años.
Gran parte de los departamentos de este primer conjunto habitacional se terminaron y asignaron antes del golpe militar en septiembre de 1973. También quedaron adquiridos los terrenos y diseñados otros dos conjuntos habitacionales en la misma zona, ya que la primera experiencia había resultado muy exitosa. Inmediatamente posterior al golpe militar, la Armada allanó la Planta KPD, detuvo a numerosos operarios que fueron confinados en las bodegas del Lebu y otros barcos anclados en la bahía de Valparaíso. Los técnicos soviéticos que aún
permanecía en Chile fueron expulsados de Chile.
Una vez normalizado el país, la Armada decidió reiniciar las actividades de la KPD, pero sin personal capacitado, debió rescatar a los obreros y técnicos detenidos. Cambiaron el nombre de la planta llamándola VEP (Viviendas Económicas Prefabricadas) El panel del ingreso fue intervenido cubriendo la firma del presidente, e instalando en su lugar una tierna figura de la Virgen con el Niño, flanqueada por dos candelabros de estilo. La Armada desarrolló los otros proyectos habitacionales programados por la CORVI en la zona de Quilpué. Construyó además un importante grupo habitacional en Quilín, Ñuñoa, algunos bloques en Viña del Mar y otros en la calle Curicó, Santiago, operando hasta el año 1978. Una vez asumida la receta de los Chicago boys imponiendo la subsidiariedad del Estado, no hubo empresa privada interesada en adquirir la KPD, por cuanto el estado no garantizaba los contratos de un número de edificios suficientes como para asegurar su rentabilidad. La planta fue desmantelada, vendiendo sus despojos como chatarra al mejor postor. Se envió a la basura una experiencia tecnológica excepcional. Con posterioridad al terremoto de 1985, visité el conjunto habitacional de El Belloto, constando su admirable comportamiento ante el sismo. Ni una sola fisura. Sus residentes se ufanaban ante todo el mundo de la calidad de su construcción, mientras tantos edificaciones en su entorno habían experimentado serios daños. Tampoco el terremoto del 27 de Febrero del 2010, ocasionó daño alguno.
LA KPD EN VENECIA.
Hace ya algunos años, el diseñador Hugo Palmarola y el arquitecto Pedro Alonso iniciaron una investigación respecto a la existencia de la KPD en Chile, que más tarde extendieron al desarrollo de estos sistemas de prefabricación en Cuba, en la propia Unión Soviética y en el resto del mundo.. Es un capítulo poco estudiado en la historiografía de la arquitectura moderna, no obstante que cubrió gran parte de la actividad habitacional desarrollada en Europa durante la segunda mitad del Siglo XX.
En su investigación, Palmarola y Alonso descubrieron abandonado en un basural, el famoso panel situado a la entrada de la KPD. Lo rescataron y transportaron a una bodega.
Este año, el área de Arquitectura del Consejo Nacional de la Cultura, que dirige el colega Cristóbal Molina, organizó un concurso de idea para el pabellón de Chile en la Bienal, que fue ganado por la propuesta de Palmarola y Alonso, junto con un equipo de artistas visuales, presentando la historia de las plantas prefabricadas de hormigón que llamarón Monolith Controversias. Documentaron la existencia de153 bloques de viviendas construidos en Chile por la planta KPD, así como la experiencia de otros veintiocho sistemas de paneles de hormigón prefabricado, implementados en todo el mundo entre 1931 y 1981.
El pabellón de Chile en la Bienal de Arquitectura de Venecia, exhibe en su actual estado de deterioro, el panel original de la KPD rescatado del olvido. Está rodeado por fotos de la época, tomadas por Norberto Salinas y por proyecciones en video con los edificios levantados en Quilpué y otros lugares. También se reproduce a escala natural, uno de los departamentos tipo de Quilpué, que se presenta amoblado y con la decoración propia de la cultura popular chilena.
La muestra incluye numerosas maquetas de las diferentes tipologías de edificios construidos en el mundo mediante sistemas prefabricados de hormigón pesado. Al conceder el León de Plata a la muestra chilena, el jurado destaca el mérito de haber revelado un capítulo fundamental en la historia de la modernidad. “Centrándose en un elemento esencial de la arquitectura moderna – un muro de hormigón prefabricado – pone de relieve críticamente el papel de los elementos de la arquitectura en diferentes contextos ideológicos y políticos.”
La historia de la KPD es otro más de tantos episodios ilustres que tuvieron lugar en los mil días del gobierno de la UP, que fueron ocultados y/o tergiversados por la dictadura, así como ignorados en estos años de la transición. El Pabellón de Chile en la actual Bienal de Arquitectura de Venecia, ha puesto las cosas en su lugar. La memoria histórica tarda -a veces- pero normalmente termina por imponerse.
Santiago, Junio de 2014.
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