Noviembre 24, 2024

Brasil: Violentos choques entre policía y manifestantes a pocas horas del Mundial

La Policía brasileña ha dispersado con gases lacrimógenos la primera manifestación contra el Mundial de Brasil 2014 registrada en Sao Paulo en el día en que comienza la competición, informaron fuentes policiales citadas por la agencia EFE.

Manifestantes contrarios a la realización de la Copa del Mundo mantuvieron violentos enfrentamientos con agentes de la Policía militarizada en Sao Paulo, donde dentro de pocas horas tendrán lugar la ceremonia inaugural y el primer partido del torneo. Durante las protestas una productora de la CNN resultó herida tras ser “alcanzada por un objeto lanzado por la Policía”, indicó la cadena norteamericana

 

Esther Solano es madrileña. Llama por teléfono a un alto jefe de la policía de São Paulo. “Le digo que esto que están haciendo me parece una barbaridad”, cuenta a EL MUNDO refiriéndose a las cargas policiales que se llevan a cabo desde primera hora de la mañana en una manifestación pacífica en la carretera que lleva al estadio donde horas después se disputará la inauguración del Mundial entre Brasil y Croacia.

 

Socióloga en la Universidad Federal de São Paulo, lleva a cabo una investigación sobre Black Bloc y es una de las que mejor conoce el activismo por dentro. Está en contacto constante con la policía, a los que asesora sobre el trato con los manifestantes, a quienes también aconseja.

Esta vez, una marcha pacífica a las nueve y media de la mañana que reunía a unas 600 personas es reprimida por la policía con dureza. Al salir de la parada de metro Carrao, a cinco estaciones de la del estadio inaugural, los agentes de policía registran a cualquiera que lleve una mochila. No se puede salir sin ser registrado. Lo hacen ordenada y educadamente.

La consigna es clara: no dejar que se concentre mucha gente para que no reúnan la capacidad de cortar la carretera que lleva al estadio. Para ello, cargas desde el principio sin esperar a que se produzca ninguna provocación por parte de los manifestantes. Lanzan bombas de efecto moral enseguida y alguna bala de goma, que alcanza a un manifestante en el brazo. Una periodista de la CNN también resultó herida. Jóvenes y periodistas se indignan e intentan un diálogo que la violenta policía no permite.

El grupo se dispersa y se reduce enseguida. Varios manifestantes coinciden en que el miedo y el cansancio son los factores principales para que las protestas hayan disminuido desde junio del año pasado. “Llevamos un año así y esto no hay quien lo aguante”, resopla Esther, que quiere dejar la investigación en breve también por el desgaste.

Muy cerca de allí, los trabajadores del metro de São Paulo realizan una manifestación más multitudinaria pero sin cargas policiales. Son unas 1.200 personas y piden la readmisión de los 42 trabajadores cesados por la reciente huelga, que amenazó con retomarse el día del Mundial. Al final, los sindicalistas prefieren la marcha al paro por miedo a las represalias (muchas huelgas son multadas por abusivas al no ofrecer servicios mínimos) y porque, dicen, su objetivo no es paralizar el torneo.

Los trabajadores del metro y el resto de manifestantes se unen en una misma marcha sobre las once de la mañana, 16 horas en España. Un grupo de black bloc prende fuego a algunas barricadas en el medio de la calzada y destruye varios teléfonos públicos. El acto acaba disolviéndose con manifestantes atemorizados por la policía, tosiendo y con los ojos llorosos por el gas lacrimógeno. Los sindicalistas anuncian que el acto seguirá dentro de su edificio, delante del cual se manifiestan.

“La violencia, en ocasiones contenida, viene siendo lo más habitual. Se respira tensión, a veces no sucede nada por un pelo”, explica Esther Solano. “La violencia es por las dos partes, pero como ciudadanos no podemos exigir la misma responsabilidad a unos cuantos jóvenes que a la policía, que ejerce violencia de estado y a veces vulnera los derechos fundamentales de manifestación pacífica”, desarrolla.

Además, Solano explica que se llega al Mundial con un movimiento social dividido. El Movimiento Pase Livre, que empezó las marchas de junio de 2013, ha convocado actos diferentes (el próximo el día 19) y no se ha unido a estos. Los Sin Techo se han retirado a última hora al recibir una promesa de vivienda por parte del gobierno y los trabajadores del metro han parado la huelga.

Los grupos están divididos, algunos atemorizados y parece difícil que puedan realmente amenazar al Mundial, cuyo poder de enganchar al brasileño se empieza a notar tarde pero de manera fulgurante. Banderas, bocinas y gritos de Brasil se imponen en los bares y en las calles de São Paulo, donde se va silenciando el grito de “No va a haber Copa” que hasta hace poco era más sonoro que el patriótico a favor del fútbol.

Los manifestantes perdieron el primer partido del Mundial. Fueron pocos y dispersados por la policía mientras la energía del fútbol acabó arrastrando a gran parte de la población. Pero es posible que durante la tarde se juegue una segunda parte. Y en un mes habrá tiempo para decenas de encuentros.

 

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