El teólogo brasileño Frei Betto afirmó hoy en Panamá que América Latina es el continente que tiene más esperanza de futuro en el mundo porque es una región con más democracia, más participación política y menos desigualdad social.
El religioso, educador y escritor brasileño, poco antes de brindar una conferencia en la Ciudad del Saber (CDS) sobre los nuevos movimientos sociales y las opciones de futuro para América Latina, dijo en una entrevista a Efe que los cambios positivos que ocurren en esta región no se están dando en Asia, África ni Europa.
Remarcó que lo que sucede en América Latina no pasa en Asia, que se encuentra “congelada” por Gobiernos que no cambian; ni en África, que arrastra el “sufrimiento” de ciclos de colonialismo europeo; ni en Europa, que está “regresando al fascismo” con la “victoria de las derechas sobre todo ahora en el Parlamento Europeo”.
“Entonces, lo que hay de nuevo en el mundo hoy son los gobiernos democráticos populares de América Latina y la integración entre esos gobiernos latinoamericanos y caribeños”, indicó.
Añadió que por eso la gente mira con “mucha esperanza porque América Latina ha reducido la desigualdad social en las últimas dos décadas, hay mucho más democracia, mucho más participación política, mucho menos injerencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Casa Blanca”.
“O sea -destacó-, estamos yendo por un camino que corresponde mejor a las aspiraciones y anhelos de los más pobres, a pesar de todas las dificultades y contradicciones que son normales”.
En ese sentido, Frei Betto (Belo Horizonte, 1944) -cuyo verdadero nombre es Carlos Alberto Libánio Christo- señaló que por todo esto en América se están viviendo “nuevos tiempos”.
Agregó que entre los ejemplos de estos nuevos tiempos y nuevas maneras de pensar está la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), incluso la solidaridad con Cuba y contra el embargo de los Estados Unidos que es, opinó, “un hecho inédito y que era inconcebible hace diez o quince años atrás”.
Otro cambio positivo que el pensador y filósofo brasileño valora positivamente para el futuro de América Latina es que “felizmente”, en la actualidad “no hay ningún grupo de izquierda que proponga la lucha armada”.
Afirmó que la lucha armada hoy en América Latina “interesa solo a dos sectores: la extrema derecha y los fabricantes de armas”, y que “ni las mismas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) quieren la lucha armada, quieren un acuerdo de paz”.
Betto resaltó, empero, que la disyuntiva que se presenta ahora con esta situación es “cómo encontrar dentro de los medios pacíficos una alternativa al capitalismo. Es el reto principal hoy de América Latina”.
Pero aún así consideró que aunque “no va a ser fácil, hay que buscar porque la historia avanza a pesar de que (Francis) Fukuyama dice que la historia ha terminado, lo cual es un pecado contra la esperanza que es una virtud cristiana”.
El religioso también se refirió a las políticas de apertura que está impulsando el presidente de Cuba, Raúl Castro, señalando que no cree que las mismas pongan en peligro su modelo socialista.
Afirmó, al respecto, que espera que el futuro de Cuba “no sea el presente de Guatemala, el presente de Honduras y de tantos países pobres y miserables que son países capitalistas en el mundo”.
“Entonces espero que todo este proceso de cambios en Cuba sea para mejorar su modelo socialista”, insistió Betto.
Destacó que la revolución en Cuba mejoró las condiciones de vida del pueblo y que aun cuando “hay pobreza, no hay miseria, no hay ninguna familia que duerme en la calle, no hay mafias de drogas o niños abandonados como hay en Brasil”.
Por otra parte, el propulsor de la “Teología de la Liberación” dijo que este movimiento se encuentra saludable y que incluso es visto “con simpatía” por el papa Francisco, con quien dijo se reunió en Roma el 9 de abril pasado.
Agregó que el papa también ha recibido a otros propulsores de la Teología de la Liberación, como el peruano Gustavo Gutiérrez.
La Teología de la Liberación surgió en Latinoamérica a mediados de los años 60 del pasado siglo y el Vaticano vio el peligro de que los intentos de los teólogos de profundizar en la liberación de los pobres se vieran inspirados por ideas marxistas ajenas al mensaje cristiano, por lo que quedó relegada.