En las últimas semanas, el Estado de Chile ha radicalizado la persecución a los protagonistas de las luchas sociales. Es así como nuestro estudiante, Camilo Díaz García, se ha convertido en una víctima más de esta criminalización sistemática e injusta que pende sobre todo aquel que pretenda oponerse a las políticas que tienden a profundizar el actual modelo socioeconómico imperante en nuestro país.
Camilo Díaz García fue apresado el día 8 de mayo de 2014, en el contexto de la primera Marcha Nacional por la Educación, convocada por diversas organizaciones estudiantiles. Esta pretendía poner nuevamente en la calle la demanda por una educación pública, gratuita, laica y de calidad. Frente a la política ambigua del actual gobierno de la Nueva Mayoría, Camilo fue trasladado a la 33 Comisaría de Ñuñoa, lugar donde su mochila fue rociada con parafina –según consta en la declaración propio estudiante y testigos –, la que junto a tres fotografías de una bomba molotov sobre una mesa, fueron levantadas como únicas pruebas para llevar adelante el juicio en su contra, realizado al día siguiente. En dicho juicio, no fue presentada la prueba de carbono que le habrían realizado a sus manos, en la misma Comisaría, lo que comprobaría si Camilo Díaz García, efectivamente, manipuló un artefacto incendiario. Ante la falta de pruebas, el estudiante fue dejado en libertad con 90 días de reclusión nocturna domiciliaría; mas el día 22 de mayo, Camilo fue apresado nuevamente e incorporado al centro penitenciario Santiago Uno, por haber sido desestimado el juicio anterior, sin haber presentado nuevas pruebas que lo incriminen.
Cabe preguntarnos entonces, si es posible creer en un gobierno que se jacta de escuchar las demandas sociales, entre otras, las relacionadas con una educación digna para el pueblo, pero que, durante la misma semana es capaz de detener y apresar sin fundamento ni prueba jurídica alguna, a Bryan Seguel y Camilo Díaz, ambos, estudiantes de nuestra Casa de Estudios.
Sin duda, esto no es más que la evidencia de una cínica política cuya cara más siniestra la hemos palpado ante la criminalización de la movilización mapuche. En esta ocasión ha alcanzado a aquellos que están por una resolución verdaderamente democrática y popular de la demanda estudiantil.
Frente a esta preocupante e injusta situación que aqueja a nuestro alumno, es que debe imperar la solidaridad y la movilización de todos nuestros recursos para que se imponga la verdad y la justicia. Así, Camilo Díaz García podrá gozar de su libertad a la brevedad.
Sergio Grez Toso
Académico del Departamento de Ciencias Históricas
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad de Chile
Santiago, 26 de mayo de 2014