Camila levanta su puño, Karol aparece en afiches, un diputado se despacha una arenga que humillaría a la de Arturo Prat, pero luego se agacha como casi todos, el PC hace un corto que no dice nada en bocas de sus más mediáticas personalidades.
La derecha se defiende porque sería mal visto no hacerlo. Pero sabe que los costos serán mínimos. Ellos saben: la paz social, condición sine qua non para hartarse de más dinero, subió de precio
Se trata de convencer al populacho que lo que se discute en el parlamento, que es como decir un club de amigos, es de verdad una Reforma que va a cambiarlo todo. Que a partir de lo que salga de eso, el país va a ser menos desigual de lo que es y que el horizonte de la educación es la más perfecta gratuidad.
Pero la verdad es que esta reforma, reafirma.
Y mientras esas cosas suceden, Papa Frita levanta su lema: Nada se consigue sin sacrificio.
Mientras parecen ser ciertas las diferencias que esgrimen desde sus poltronas los parlamentarios, el mundo sigue andando. Y no hay vestigios de que se comience a desmembrar el muy bien instalado sistema que ha hecho de este país el reino de un apartheid que cuando reinaba en Sudáfrica era motivo de los mayores desprecios.
Digámoslo claro. Lo que se intenta en materia tributaria no es otra cosa que asentar el sistema sobre bases algo más resistentes que las que hoy han dado muestras de cierta fatiga de material.
El mundo, tal como lo conocemos hasta aquí, seguirá andando una vez promulgadas leyes y reglamentos. Y seguirá por mucho tiempo después de que las leyes que pretenden lo que no pueden, se transformen en otros andamios y alzaprimas para permitirán que se afirme todo luego de la embestida estudiantil.
Creer que las fundaciones de legado pinochetista van a cambiar en lo sustancial, es pedir a gritos que los que tiene el rol de hacerlo, lo sigan metiendo en el ojo por mucho tiempo más.
Sólo aceptar por un momento que la marabunta chilensis va a dejar que por una cuántas marchas y ciertas consignas no se les permitan seguir engordando hasta niveles de espanto, es de una ingenuidad a prueba de cataclismos.
No. Jamás por la vía del abandono de la lucha, y esgrimiendo consignas falsas el pueblo, verdadero y única víctima de la cultura que se intenta reforzar, va a ganar algo. Jamás se ha visto que retrocediendo se avance.
Si de verdad se requiere más dinero para educación, salud o lo que sea, vuelvan el cobre a sus legítimos dueños y sobraría para mucho más. O nacionalicen los fondos inabarcables que las AFP esquilman a la gente trabajadora día a día.
Nada bueno puede salir de una institución creada, fortalecida, definida, a partir de una Constitución ilegítima y esencialmente antidemocrática. Antes que algo así pudiera pasar, los poderes verdaderos, que no se ven pero que están, harán lo suyo. Ya el representante de USA avanzó un peón. No habrá sido de aburrido que dejó caer sus dichos.
El que menos sabe, sabe que entregar la educación en un formato que contradiga lo esencial del régimen, es entregar todo el resto por cuanto todo lo demás se afirma en la misma piedra angular: el lucro. Es decir, esa desmedida y patológica ansiedad de hartarse de tanto dinero, de tanta riqueza que ya no se sabe para qué.
En este escenario de chantas y marulleros, emerge la figura del soldado, el combatiente, el adelantado Papa Frita y su acción guerrillera. Digamos que Papa Fita les dio donde les duele, en uno de sus pocos Talón de Aquiles, un punto de vulnerabilidad máxima: el dinero.
Papa Frita y su acción admirable, ajustició a los traficantes travestidos de universitarios, y con su gesta, indica el camino. Todo lo demás, es humo. Se requiere que acciones como las que hizo Papa Frita, nuestro Papa Frita, sean hechas y vueltas a hacer, recreadas y vueltas a recrear, multiplicadas como los panes y los peces, reinventadas y puestas en marcha.
Papa Frita demuestra una de las dos debilidades del enemigo de las gentes y los pueblos.
Una es el dinero, y la otra es el poder político. No llamamos a quemar diputados, senadores o ministros. Pero habrá mecanismos en alguna imaginación desbordada para transformarlos también en cenizas vivientes. Quizás sirvan para abonar alguna planta desgraciada.