Noviembre 24, 2024

El Estado puede convertir Internet en arma opresiva, alerta el periodista Greenwald

Nueva York.- Glenn Greenwald advierte a los ciudadanos del mundo que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos tiene la capacidad de vigilar a todos y que este hecho atenta contra la esencia de la libertad y el derecho a la privacidad de todo ser humano.

En su libro Ningún lugar para esconderse: Edward Snowden, la NSA y el estado de vigilancia de Estados Unidos que salió a la venta hoy aquí, afirma que, con las revelaciones de Edward Snowden, queda claro que estamos en una encrucijada histórica: ¿la edad digital llevará a cabo la liberación individual y libertades políticas que la capacidad única del Internet puede desencadenar? ¿O llevará a un sistema de vigilancia y control omnipresente, más allá de los sueños hasta de los más grandes tiranos del pasado? Por ahora, cualquiera de los dos caminos es posible. Nuestras acciones determinarán dónde acabaremos.

Greenwald, el entonces periodista de The Guardian a quien Snowden, el ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), entregó un vasto archivo de documentos secretos en junio de 2013, cuyas revelaciones han detonado un debate mundial sobre la vigilancia masiva a líderes políticos y ciudadanos, escribe que no hay nada nuevo en el intento de gobiernos de vigilar tanto a sus poblaciones como a las de otros países, pero que con la nueva tecnología ha llegado a niveles extraordinarios. Esto, combinado con laveneración estadunidense post-11-9 de la seguridad sobre todo lo demás, ha creado un clima particularmente propicio para los abusos de poder. Gracias a la valentía de Snowden, dice, se ha obtenido un vistazo de primera mano sobre cómo funciona ese sistema de vigilancia.

En un documento secreto, publicado por primera vez en el libro, presentado en una reunión de agencias de inteligencia de cinco países en 2011, la NSA describió su postura así: Recauda todoprocesa todoexplota todo,asocia todohusmea todo, y finalmente conócelo todo. Esto, durante el mando del recién retirado director de la NSA, Keith Alexander, quien con otros altos funcionarios del gobierno de Barack Obama, ha afirmado repetidamente en público que no vigilaban todo.

En el libro, Greenwald ilustra una capacidad tan enorme de vigilancia de la NSA, que ni la misma agencia puede analizarla ni almacenarla toda. Por ejemplo: en 2012 la NSA procesaba más de 20 mil millones de telecomunicaciones cada día; en un solo mes, el año pasado, una unidad de la NSA recaudó datos sobre más de 97 mil millones de correos electrónicos y 124 mil millones de llamadas telefónicas en el mundo.

Greenwald argumenta que por el hecho de que el Internet se ha vuelto el epicentro de la comunicación humana, este espionaje tiene implicaciones muy diferentes que en el pasado. “Todos los sistemas de espionaje anteriores eran por necesidad más limitados y se tenía la capacidad de evadirlos. Permitir que la vigilancia se establezca en Internet implicaría sujetar al examen total del Estado virtualmente todas las formas de interacción, planeación y hasta el pensamiento humano mismo… (puede) convertir Internet en una herramienta de represión, amenazando con producir el arma más extrema y opresiva de intrusión del Estado que jamás ha visto la historia humana”.

Greenwald ha advertido en entrevistas recientes que en las próximas semanas publicarán nueva información que ofrecerá un nuevo giro a lo anteriormente revelado, y sólo ha sugerido que tiene que ver con el uso del sistema de espionaje masivo para fines políticos y vigilancia de disidentes.

De hecho, el título del libro viene de las palabras del senador Frank Church, quien en los 70 encabezó una investigación de las operaciones de vigilancia ilegal de disidentes políticos estadunidenses por la FBI, y describió que la agencia había acumulado una lista de más de medio millón de individuos considerados subversivos potenciales, entre quienes estaban Martin Luther King, John Lennon y líderes del movimiento feminista.

El senador Church advirtió que con la nueva tecnología el abuso de esta vigilancia estatal podía lograr observar todo y que si eso fuera aplicado al pueblo estadunidense no habría ningún lugar donde esconderse.

El libro aborda, entre otras cuestiones, las relaciones de cooperación entre la NSA y empresas de telecomunicaciones, revela un programa en el cual la NSA intercepta equipos de computación (routers, servidores y más) que se exportan al extranjero, instala tecnología para tener acceso secreto al equipo una vez que está en manos de sus usuarios, y empaca todo con sellos de fábrica intactos y describe otro programa, X-KEYSCORE, que permite a la agencia vigilar en tiempo real todo lo que está tecleando un usuario, sea correo electrónico, participación en redes sociales y todo lo que se vea en Internet.

El libro ofrece detalles sobre los primeros encuentros con Snowden, y cómo la información fue transmitida y evaluada por los periodistas y sus editores. También hay críticas a los principales medios sobre el manejo de información sobre seguridad nacional, sobre todo por sus decisiones de consultar con autoridades antes de publicar algunos documentos.

En una de las comunicaciones iniciales de Snowden con Greenwald después de haberle entregado parte del archivo secreto, el ex contratista pronostica queme harán sufrir por mis acciones y que el retorno de esta información al público marca mi fin, y pide que los que deseen ayudar deben luchar para mantener vivo el espíritu de la prensa y el Internet libres. He estado en los rincones más oscuros del gobierno, y lo que temen es la luz.

Greenwald y la documentalista Laura Poitras acaban de ganar el Premio Pulitzer por su trabajo periodístico sobre las revelaciones de Snowden. Greenwald recientemente dejó el Guardian para fundar, junto con Poitras y otros periodistas de investigación, un nuevo sitio digital llamado The Intercept(https://firstlook.org/theintercept/) donde continúan publicando más sobre las filtraciones de Snowden y temas relacionados.

 

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