Buenos Aires.- El paro general realizado este jueves en Argentina por centrales opositoras, apoyadas por patronales de diversos sectores como la poderosa Sociedad Rural, las empresas de autobuses y del metro, que afectó a todos los servicios de transporte público, acompañado por piquetes (bloqueos) de grupos de izquierda que cortaron las principales entradas a la capital y otras ciudades, fue considerado como un éxito por sus convocantes, pero la imposibilidad de traslado de los obreros, docentes y otros que no se adhirieron a la medida de fuerza, impidió medir el verdadero alcance de la protesta.
La movilización fue convocada en demanda de negociaciones salariales, que se están realizando en estos momentos, la derogación del impuesto que se aplica a los salarios altos, un aumento a jubilados y pensionados, que se está dando cada tres meses, y el reparto de los fondos que el Estado adeuda a las prestadoras de salud sindicales.
Hubo sabotajes para impedir la salida de los vagones del metro, cuyos trabajadores no se sumaron al paro y fueron maltratados por patotas (bandas) de la Unión de Transportes Automotores afines a Moyano, así como una serie de amenazas de que el gobierno iba a mandar romper taxis que circularan, o restaurantes y comercios abiertos, lo que fue interpretado en realidad como una advertencia de los huelguistas ya que no era al Ejecutivo al que afectaban los que trabajaban.
También los canales de televisión de medios opositores instaban a la población a noche a no salir de sus casas y sembraban miedo. Las empresas que debían recoger la basura no lo hicieron anoche, a pesar de que el paro comenzaba a las cero horas, para dar una imagen de calles abarrotadas de desperdicios, como se denunció hoy aquí.
Las disidentes Confederación General del Trabajo (CGT), que encabeza el camionero Hugo Moyano, la derechista CGT Azul y Blanca del dirigente gastronómico Luis Barrionuevo y un sector de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que lidera Pablo Micheli, se mostraron satisfechas esta noche, en el marco de evidentes divisiones internas, mientras que el jefe de gabinete Jorge Capitanich señaló que la huelga general fue en realidad “un gran piquete nacional con un paro de transporte”, en referencia a los cerca de cincuenta cortes de tránsito que agrupaciones de izquierda realizaron en esta capital, en el conurbano y en todo el país; dijo que nadie podría medir el acatamiento en un paro donde nadie pudo desplazarse.
Más de medio centenar de sindicatos realmente obreros y los de la CGT que conduce el metalúrgico Antonio Caló no se adhirieron al paro, que caracterizaron como extorsivo en la medida que impedía a los trabajadores desplazarse, mientras que los bloqueos de grupos de izquierda -que colaboraron con el más duro núcleo sindical de la derecha- impedía el paso de los que no acataron el paro. Néstor Pitrola, diputado nacional, una de las figuras visibles del paro del Frente de Izquierda, que integran el Partido Obrero, el Partido de los Trabajadores Socialistas y la Izquierda Socialista fueron los encargados de los piquetes, armados con palos y que se enfrentaron a la gendarmería, en los únicos incidentes, que dejaron tres lesionados, un manifestante y dos gendarmes.
La izquierda quedó malparada cuando Facundo Moyano, hijo del dirigente camionero y a su vez al frente del Gremio de Peajes, dijo que con los cortes manchan un paro que es completamente legítimo.Y añadió que como los partidos agrupados en el Frente de Izquierda “tienen poca representación entre los trabajadores, no tienen obreros, no tienen establecimientos para parar, hacen piquetes”.
El propio Barrionuevo y algunos sectores opositores como el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, de la derechista Propuesta Republicana, condenaron los piquetes que evidentemenmte les favorecieron.
Por su parte, el sindicalista aerononáutico, Ricardo Cirielli que ha saboteado varias veces a la ahora estatal Aerolínes Argentinas, declaró que la gente no puede esperar a las elecciones de 2015. Añadió que es el momento ahora de trabajar por la gente. Durante este año y medio la gente no puede esperar, lo que fue tomado como una advertencia al menos con reminiscencias golpistas.
En esta capital 60 por ciento de los comercios abrieron, y especialmente en los barrios más alejados del centro. Ni maestros, ni alumnos pudieron viajar y algunas provincias como Entre Ríos, donde no se realizan desplazamientos de larga distancia el paro fue mucho menor como se preveía.
El secretario general del Sindicato de Trabajadores de Estaciones de Servicios (SOESGyPE), Carlos Acuña, se sumó al paro, impidiendo la carga de combustible y afectando a los taxis y vehículos. También el diputado del derechista Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires, está subordinado a su colega Sergio Massa, que aspira a la presidencia con apoyo de una buena parte de la derecha peronista y fue uno de los principales impulsores de la medida de fuerza.
Los bancos trabajaron con el personal que vive en esta capital, como otras instituciones. Fábricas pequeñas también trabajaron en todos los casos con los empleados que residen en la capital.
Cruces gremiales por la adhesión al paro
Moyano negó que se trate de un paro político, pero el metalúrgico Antonio Caló sostuvo que seguían sin entender por qué se hizo el paro y que éste tenía evidente trasfondo político. Los paros de 24 horas hay que hacerlos cuando son necesarios. Y en este momento no compartimos el paro, no hay motivos como para hacerlo cuando los gremios estamos discutiendo salarios, resaltó.
En la misma línea, el secretario general de los mecánicos, Ricardo Pignanelli, destacó que se trataba de una medida que les conviene a los dirigentes gremiales y a los medios (de comunicación opositores) no a los trabajadores, y agregó que se realizó para deteriorar al gobierno.
También el titular del Sindicato de Mecánicos Automotores advirtió que cuando los medios o la Sociedad Rural empiezan a fogonear estas medidas, está fogoneando medidas que les convienen a ellos, no al país o los trabajadores.
Atravesado por la dificultad de los trabajadores para asistir a sus tareas y con fuertes críticas hacia los grupos de izquierda que oportunistamente se colgaron al paro del sindicalismo más derechista, la medida de fuerza se fue debilitando después del mediodía cuando se levantaron “los piquetes”.
Hay evidentes divisiones internas y nada queda igual como en el caso de la CTA de Pablo Micheli, que enfrentó la rebelión de la Asociación de Empleados Estatales (ATE) de esta capital, que no se adhirió al paro. Sus dichos a los trabajadores que quieran ir a trabajar o carnerear, que vayan caminando o en bicicleta, pusieron en evidencia que lejos se ha ido de las posiciones de izquierda que Micheli sostenía, dijeron sus críticos.
Desarrollo humano
En estos mismos momentos se conoció el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que resalta la solidez de la Argentina en materia de desarrollo humano. Un día después de que el Fondo Monetario volvió a recetar medidas de ajuste para el país y criticó las políticas de distribución del ingreso del gobierno la Cepal destacó la posición del país frente a otros países de América latina e incluso de Europa. En educación, ingresos y empleo no vulnerable, el país ocupa el primer lugar regional; en salud, el segundo puesto (luego de Uruguay), y en democracia, el tercero (después de Uruguay y Brasil) lo que fue mencionado en estas horas para mostrar otra cara de la situación.
Publicado en La Jornada