Los diputados por Punta Arenas y Santiago, Gabriel Boric y Giorgio Jackson, acaban de presentar un proyecto en la Cámara de Diputados para que se rebaje el sueldo de los parlamentarios. La idea es que un parlamentario no gane más de 20 veces el equivalente al sueldo mínimo. Es decir, que de 8 millones 600 mil pesos el sueldo de los parlamentarios baje a 4 millones 200 mil pesos. Sin duda un acto de justicia, que en el futuro debería buscar más justicia. El sueldo mínimo en Chile es de 210 mil pesos.
La reacción de la mayoría de los diputados fue de repudio al proyecto, pero para que repetir las miserables opiniones de rechazo emitidas por tal o cuál parlamentario PPD, UDI, DC, PS, RN, etcétera. Lo que hay que destacar es la consecuencia y dignidad de Boric y Jackson, que más allá de que se apruebe o no el proyecto, ponen en el debate público un tema que aterroriza a la élite política: que desenmascaren sus bolsillos, privilegiados gracias al dinero de todos los chilenos. La política chilena es oligárquica desde sus inicios, además de chanchullera y mentirosa. Imagínense que la élite política destaca como fundador de la república a Diego Portales Palazuelos, un mercachifle de quien el capitán general aprendió a meter la mano en cartera ajena.
Por otro lado, se inician ataques personales contra los dos diputados, especialmente contra Gabriel Boric, criticándolo incluso por su forma de vestir. Esto me recuerda un ensayo del poeta Pablo de Rokha titulado “Importación y exportación de imbéciles”. Lo que me da la idea de que si Chile exportara diputados como los que critican a Boric y Jackson tendríamos más ingresos que los que nos da el cobre.