Este martes se cumplió un mes del asesinato de Giselle Rubilar Figueroa, quien el pasado 8 de marzo recibió un disparo en la cabeza mientras retiraba escombros que grupos violentos habían colocado en las calles del estado Mérida
Rubilar, educadora y artesana de 47 años, madre de 4 hijos, chilena de nacimiento, se encontraba en el sector Pie de Tiro, cuando se disponía a devolverle el libre tránsito y la paz a los vecinos de su comunidad, a quienes desde hacía varios días se les violentaban sus derechos.
“Era una persona humana y sensible, y estaba indignada por las guarimbas, por lo que estaba viviendo la comunidad”, explicó la artesana Claro de Luna, amiga de Giselle desde 1.983, en declaraciones al diario Correo del Orinoco.
Rubilar fue trasladada al Hospital Universitario de Los Andes, donde falleció cerca de las 9:00 de la noche.
Para Carlos Serrano, Rubilar tenía mucha humanidad, era colaboradora y estaba dispuesta en favor de los más necesitados.
Según declaró al citado diario, un día antes del asesinato de la Rubilar, la policía de Mérida, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y vecinos de la referida comunidad participaron en una jornada de limpieza.
En esta jornada, Rubilar expresó su rechazo a las guarimbas, que atentan contra la integridad física y psicológica de los ciudadanos. “Aquí estamos la comunidad de Pie del Tiro, resguardando el espacio”, dijo en ese momento.
El pasado 10 de marzo, dos días después del asesinato de Rubilar, el presidente Nicolás Maduro, informó que habían sido identificado los homicidas.
“Tenga la seguridad Chile, América Latina y dentro de Venezuela que los asesinos de esta compatriota los vamos a capturar; los vamos a poner ante la justicia y van a pagar el crimen horrendo que cometieron”, expresó Maduro en ese momento.
Actualmente, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y el Ministerio Público (MP) continúan las investigaciones.
Desde el 12 de febrero pasado, grupos terroristas iniciaron acciones violentas en algunas ciudades del país causando el asesinato de 39 personas y el asedio a numerosas instituciones del país.
El Ejecutivo ha logrado a través de los órganos de seguridad la contención de grupos de ultraderecha, reducidos a pequeños focos localizados en algunos sectores de municipios donde gobiernan alcaldes opositores.
El pueblo organizado, por su parte, ha manifestado su apego a la paz empleando movilizaciones pacíficas.