La revolución bolivariana ha reducido significativamente el fenómeno llamado “falsa conciencia” entre los pobres de Venezuela. Este es un fenómeno sicológico que hace que un individuo de condición socioeconómica inferior, adopte e internalice los valores, creencias y actitudes de las clases con más poder dentro de la sociedad. Es así como el esclavo, en vez de luchar con todas sus fuerzas por su libertad, muy por el contrario, defiende los intereses del amo que lo oprime.
Cuando la falsa conciencia entra en un proceso de constante decadencia, las fuerzas dominantes entran en crisis. La elite burguesa que ha dominado la sociedad por varios siglos, cae en un periodo crítico donde pierde las esperanzas de conservar su poder y privilegios mediante la democracia. Es así como la elite transita un acelerado camino desde una elite con valores democráticos a una elite contrarrevolucionaria, violenta y con valores fascistas. Para aquellos lectores interesados en profundizar sobre este concepto de la falsa conciencia, sírvase ver el trabajo de Steven Lukes y titulado “Power A Radical View” (second edition). Este trabajo fue publicado por la editorial Palgrave-MacMillan, en Nueva York, año 2005. Pgs.108-151
Este fenómeno de pérdida de la falsa conciencia por parte del pueblo venezolano y de la transformación de la burguesía de demócrata a fascista, es lo que está ocurriendo en Venezuela hoy día. La elite burguesa venezolana, ha seguido el mismo camino que la elite colombiana siguió en la década pasada y la elite chilena siguió en la década de los años 70 del siglo 20. Los miles de ataques violentos que se han producido en los barrios pudientes de las ciudades venezolanas, son una manifestación evidente de este fenómeno. Jóvenes golpistas y amatonados, algunos de ellos con entrenamiento militar, han causado cientos de heridos y han asesinado a más de treinta personas, entre mediados de febrero y fines de marzo del presente año. Además, han destruido una gran cantidad de edificios, vehículos, clínicas, universidades, bibliotecas, centros deportivos y oficinas públicas. Además han incendiado bosques e importantes centrales eléctricas. En las zonas urbanas, los vecinos acomodados han levantado barricadas llamadas “marimbas”. Están han sido construidas con troncos de árboles, neumáticos, montañas de basura y vehículos quemados. La idea es cortar la circulación y el tránsito de entrada y salida de dichos barrios. Un alto número de ciudadanos que han tratado de limpiar estas barreras, han sido baleados por francotiradores debidamente entrenados. Además de todo esto, un gran número de paramilitares colombianos, han sido detenidos y encarcelados por la policía venezolana. Todos estos sucesos son signos claros que la derecha venezolana, en su gran mayoría se han radicalizado y se ha transformado en una derecha golpista y francamente fascista.
Una de las características del fascismo, es su enorme odio y desprecio por las autoridades populares y democráticamente electas. Ellos no tienen miedo y se lanzan sin escrúpulos a realizar actos y conductas abiertamente terroristas. Estos actos son cuidadosamente planeados por sus líderes y ejecutados por jóvenes golpistas y mercenarios. Ellos saben que sólo creando pánico en sus enemigos, pueden aspirar a conservar los privilegios a los que se han acostumbrado por siglos de dominación. Esta es la brutalidad propia de bárbaros y salvajes conquistadores que sólo retroceden ante el uso inteligente de la maldad. Esta conducta aparentemente irracional de parte de los terroristas, tiene una perversa lógica. Al ciudadano humilde que ha despertado de su falsa conciencia, sólo se le puede inmovilizar políticamente por el miedo y el terror. Este fenómeno es propio de muchas elites reaccionarias que se ven ante el peligro de perder el poder prácticamente absoluto que han tenido por mucho tiempo. Para ellos, la posición de poder y supremacía de la que gozan en la sociedad en transición, es prácticamente un derecho divino.
Maquiavelo estudió este fenómeno en su famoso libro “El Príncipe” y también lo estudió en mucho mayor detalle en un libro mucho más completo y titulado “La primera década de Tito Livio”. En estos trabajos, Maquiavelo señala que un príncipe nuevo que llega al poder, no por sus méritos personales sino que por la fortuna y que llega al poder en una sociedad corrupta y viciosa hasta sus cimientos; no tiene otra alternativa que hacer uso inteligente de la maldad. En ambos libros Maquiavelo discute numerosos ejemplos que ilustran esta dificilísima situación. Los casos más destacados son el rey David de Israel, Felipe de Macedonia, su hijo, el emperador Alejandro Magno, los primeros cuatro reyes de Roma, es decir, Rómulo, Numa, Tulo y Anco, Agatocles de Siracusa, Francisco Sforza, y particularmente César Borgia. Maquiavelo discute brevemente la historia de César Borgia en el capítulo siete de “El Príncipe” y titulado “De los principados nuevos que se adquieren con las fuerzas ajenas y la fortuna”,
César Borgia, gracias a su buena fortuna, obtuvo un ducado que le regaló su padre el Papa Alejandro VI. Maquiavelo señala que esta peligrosísima situación rara vez termina con éxito y el príncipe nuevo, por lo general pierde su Estado. No obstante, César Borgia era extremadamente inteligente y se dio cuenta que cuando su padre muriera, su ducado sería reclamado por el personaje que asumiera el cargo de nuevo Papa. Por lo tanto, el peligro de perder su Estado era claro y evidente. No obstante, César con gran energía y dedicación, usó gran cantidad de tiempo en estudiar historia y sobre todo el arte de la política. En esto tuvo la suerte de contar con un fácil acceso a la gran biblioteca del Vaticano. Así rápidamente pudo acumular conocimientos teóricos en gran cantidad que compensara de alguna manera su falta de experiencia práctica. Pero no sólo se quedó con los nuevos conocimientos, sino que rápidamente los puso en práctica conquistando nuevos territorios y así acumuló suficiente experiencia para defender con éxito su principado después de la muerte de su padre. César así adquirió los “fundamentos”, es decir, las características de ser sabio como un filósofo, astuto como una zorra y valiente como un león. Estos fundamentos son una condición sine qua non para un líder que sube a la cima de la montaña con mucha facilidad (como llevado en alas); pero una vez en la cima, tiene que enfrentar vientos huracanados y sobrevivir.
Maquiavelo da un excelente ejemplo de cómo un gobernante nuevo y muy afortunado, se gana el respeto de sus súbditos. En este caso, Borgia tenía que pacificar una región de su Estado llamada la Romaña. Esta comarca era la más corrupta de toda Italia. Ahí reinaba sólo el caos, el crimen y la anarquía. “Después que él hubo ocupado la Romaña hallándola mandada por señores inhábiles que más bien habían despojado que corregido a sus gobernados, y que habían dado motivo a más desuniones que uniones, en tanto grado que esta provincia estaba llena de latrocinios, contiendas y de todas las demás especies de desórdenes, tuvo por necesario para establecer en ella la paz y hacerla obediente a su príncipe en darle un vigoroso gobierno”.
César Borgia envió con la misión de pacificar la Romaña a uno de sus más valiosos y valientes ministros llamado Ramiro D’Orco. Las instrucciones para Ramiro fueron claras, debía conseguir la pacificación con castigos brutales y ejemplares, pero sólo para aquellos individuos encontrados culpables por crímenes contra el Estado. Ramiro se extralimitó en sus funciones y cometió abusos y crímenes que ofendió profundamente a la inmensa mayoría de la población. César se dio cuenta que el odio hacia Ramiro también eventualmente le tocaría a él mismo. Los castigos habían sido indiscriminados y súbditos inocentes habían perecido. Rápidamente César creó un tribunal civil encabezado por un juez intachable que sometió a juicio público al ministro D’Orco. El ministro fue encontrado culpable de crímenes contra a la población. César no sólo quería conseguir el respeto de sus nuevos súbditos, sino también introducir el terror en sus enemigos. El tribunal condenó a Ramiro a la pena capital. No obstante César ordenó que el ministro fuera descuartizado en la plaza pública de Cesenas. “Para convencerlos de esto, resolvió castigar por ellos a su ministro y una cierta mañana mandó a dividirle en dos pedazos y mostrarle así hendido en la plaza pública de Cesena, con un cuchillo ensangrentado y un tajo de madera al lado. La ferocidad de semejante espectáculo hizo que sus pueblos, por algún tiempo, quedaran tan satisfechos como atónitos”. La noticia de la pacificación de Romaña, corrieron como un reguero de pólvora por toda Italia y así César consiguió satisfacer a los pobres y paralizar a los ricos. Con este brutal acto de poder, César consiguió el profundo respeto de todos los habitantes de su principado. Ver: N. Maquiavelo “El Príncipe” (Comentado por Napoleón Bonaparte) Espasa-Calpe, S. A. Madrid, 1973 pgs. 35-44; ver también, F. Duque “Maquiavelo un Cientísta Político Moderno. Una interpretación práctica para gobernantes americanos del siglo 21” Dictus Publishing Saarbrücken, Alemania 2013, pg. 54-71.
El presidente Maduro obtuvo el poder después de la muerte del presidente Chávez. El señor Maduro era el vice-presidente y luego ganó una estrecha elección presidencial a principios del año pasado. El presidente Maduro no tuvo la larga experiencia del presidente Chávez quien demostró sus capacidades politológicas en numerosas ocasiones. Primero dirigió un golpe de Estado como militar que aún cuando fallido, le dio un enorme prestigio popular. Luego usó su tiempo en prisión para estudiar historia y ciencia política. Finalmente tuvo una larga y exitosa lucha electoral en la cual fue elegido varias veces como presidente de la república. Las capacidades de liderazgo del presidente Chávez son así ganadas en una larga lucha donde su poder emana de su virtud y no de su fortuna. Por el contrario, el presidente Maduro heredó el poder gracias a su fortuna. Por lo tanto el presidente Maduro tiene mucho que aprender y esto lo necesita hacer aceleradamente. La revolución bolivariana depende de este proceso de aprendizaje. El presidente debería rápidamente estudiar en profundidad a Maquiavelo y así seguir los numerosos ejemplos de buena gobernabilidad. En el intertanto y para enfrentar la crisis actual, debería formar una comisión investigadora que describa y explique a profundidad los hechos ocurridos en Venezuela desde que estalló el llamado “golpe de Estado continuo”. Esta comisión debería identificar objetivamente a los criminales de derecha, pero también a aquellos individuos pertenecientes a su propio campo y que supuestamente cometieron actos criminales o actos de negligencia extrema. En base al informe de esta comisión, el presidente debería, inmediatamente, aplicar todo el peso de la ley para castigar a los culpables. Tanto de su propio gobierno, como de la oposición fascista. El presidente Maduro se debe ganar el cariño y respeto de sus partidarios y al mismo tiempo debe implantar u saludable terror en el corazón de sus oponentes golpistas.
En otras palabras, el presidente Maduro debería llenar rápidamente los probables vacíos teóricos y prácticos que tiene en el campo de la ciencia política. Debe estudiar particularmente la conducta inteligente de gobernantes exitosos en tiempos revolucionarios tales como Fidel Castro en Cuba y ahora el presidente Putin en Rusia. Los líderes venezolanos deben entender con absoluta claridad que la seguridad ciudadana tanto interna como externa es la razón más importante por la que la raza humana ha construido la institución llamada Estado. Aquellos gobernantes, por muy buenas intenciones que tengan pero que no han sido capaces de crear un clima de paz y seguridad ciudadana, han terminado por pagar un precio demasiado alto. Lo que está en juego en Venezuela, no es sólo el destino de ese país, sino también el futuro de todo el movimiento de liberación y unificación latinoamericana.
F. Duque Ph.D.
Cientísta Político
Puerto Montt, marzo de 2014.