El gobierno enviará este lunes el proyecto de Reforma Tributaria en medio de una creciente expectación política, tanto en las filas de la propia coalición Nueva Mayoría, entre las cúpulas empresariales como en la oposición de derecha. Este domingo, el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, defendió el proyecto por cuanto es una reforma estructural que le da gobernabilidad al país. Desde la Alianza, por su parte, surgieron señales que se interpretan como un claro rechazo al proyecto. Con el argumento de la defensa de las pymes, la derecha ha rechazado todos las iniciativas que afectan que aumentan los tributos.
Diputados de la UDI y de Amplitud dijeron este domingo que condicionarán su apoyo al proyecto si éste afecta a las pymes. Esta declaraciones, sin emnbargo, no son novedosas sino que es el tradicional argumento de la derecha para justificar su rechazo a los aumentos tributarios.
El ministro del Interior dijo que “es una de las tres reformas estructurales y por lo tanto, tiene toda la prioridad y la urgencia que el Gobierno le ha dado, producto que necesitamos esos recursos, no tan solo para financiar la reforma educacional, de salud y otros temas, sino también por sí sola, como estructura tributaria contribuye a derrotar la desigualdad”.
Agregó que para que lo anterior pueda concretarse, es necesario contar con el apoyo del mundo privado y empresarial. “Yo lo que de verdad he escuchado de los empresarios más bien es tranquilidad, por supuesto que lo que nosotros esperamos del mundo empresarial es todo el apoyo y la contribución para seguir avanzando”, dijo.
El diputado demócratacristiano Fuad Chaín, presidente de la comisión de Economía de la Cámara Baja, señaló a radio Bío Bío que esta es una promesa que se le realizó al país para financiar reformas fundamentales para Chile. El parlamentario dijo también “que va a existir una importante preocupación por las pequeñas y medianas empresas, pero que son las grandes empresas – que hoy pagan muy pocos impuestos – los que se van a realizar el mayor aporte tributario”.
El proyecto también recibió el apoyo en la Cámara Alta. El senador socialista Carlos Montes – miembro de la Comisión de Hacienda – aseveró el domingo que la Reforma Tributaria ayudará a cuatro objetivos: financiar reformas como la educacional, hacer menos desigual el sistema tributario y enfrentar la evasión tributaria.
Asimismo, el ex candidato presidencial del Partido Progresista, Marco Enríquez Ominami, afirmó que con lo que se intenta recaudar no alcanzará a realizar a financiar las reformas que pretende impulsar: educacional, de salud y previsional.
Pese a contar con los votos necesarios para la aprobación del proyecto, ya han surgido las críticas desde el ala más derechista de la Nueva Mayoría. El diputado democratacristiano Pablo Lorenzini, que preside la Comisión de Hacienda de la Cámara, ha hecho unas declaraciones que apuntan en este sentido. Hacia la segunda semana de marzo ya trazó las líneas que pondrán el límite de las reformas para este partido. El diputado ya pasó el anuncio al decir que “no vamos a pasar la aplanadora”, en tanto agregó que “no cabe duda que no va a salir de la Cámara 100% igual a como llegó. La reforma tributaria tendrá cambios. No en lo fundamental, pero sí tendrá atenuaciones, acomodos; se buscará la fórmula de que sea lo más empática”.
Las declaraciones del diputado son similares a otras señales lanzadas por parlamentarios de este partido, en las cuales expresan una plena confianza en el mantenimiento, tal como lo fue durante dos décadas, de las politicas de los consensos con la derecha y los poderes fácticos. Pese a ser declaraciones más o menos espontáneas, hay que considerar el peso de estas palabras, que son una muestra más del lastre que arrastra la Nueva Mayoría.