La III Cumbre de Seguridad Nuclear reunirá este lunes y el martes en La Haya a más de cincuenta jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo con el objetivo de avanzar en la prevención de ataques terroristas que puedan utilizar material atómico.
“La posibilidad de que haya un incidente grave continúa. El balón sigue en el punto de penalti y corresponde a los líderes mundiales evitarlo”, señaló hoy el primer ministro holandés, Mark Rutte, en una rueda de prensa como anfitrión de la conferencia que empieza este lunes. Ésta será la mayor cumbre jamás celebrada en Holanda, en la que participarán 53 países y cuatro organizaciones internacionales que estarán representados al más alto nivel político.
Entre los asistentes destacará el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, impulsor de este formato de reunión para debatir y tomar medidas contra el terrorismo nuclear que tuvo su primera edición en Washington en 2010, y en Seúl en 2012 la segunda. Para lograr esos objetivos, los países abordarán cómo reducir los materiales nucleares peligrosos que hay en el mundo, mejorar la seguridad y protección física de todo el material nuclear y las fuentes de radiación e incrementar la cooperación internacional a ese respecto.
En la última cita de Seúl, en la que los ojos estuvieron puestos en los programas nucleares de Corea del Norte e Irán, los líderes mundiales aprobaron unas conclusiones en las que reafirmaron el papel del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a la hora de fortalecer el marco internacional de seguridad nuclear.
También reconocieron las medidas especiales de precaución que requiere el uranio altamente enriquecido y el plutonio y alentaron a los países a minimizar su uso, además de convenir en continuar los esfuerzos para mejorar la seguridad de los materiales nucleares cuando sean transportados y desarrollar la prevención y detección del tráfico de material atómico.
“Aquí vamos a acordar la importancia de la arquitectura internacional en este ámbito”, apuntó el primer ministro holandés, que auguró resultados exitosos en esta cumbre y de cara a la preparación de la siguiente, que volverá a celebrarse en la capital estadounidense en 2016.
Preguntado por la ausencia en la agenda de la cumbre de un debate sobre el desarme nuclear, Rutte indicó: “No nos vamos a centrar en el uso militar del material nuclear, sino en evitar que caiga en manos equivocadas”. El titular holandés de Exteriores, Frans Timmermans, señaló por su parte que ya hay “otros foros” para hablar de desarme, y que a ese efecto organizará Japón una conferencia el mes que viene en Hiroshima.
El alcalde de La Haya, Jozias van Aartsen, garantizó por su parte que “uno se puede sentir seguro en cualquier parte de la ciudad” durante la celebración de la cumbre, para la que el Estado holandés ha movilizado cuatro veces más efectivos policiales que para la entronización de los nuevos reyes el año pasado. Holanda se ha preparado para recibir con motivo de esta cumbre a 5.000 delegaciones internacionales y 3.000 periodistas acreditados, que deben esperar largas colas para acceder al recinto que alberga la cumbre, el World Forum, donde se les toman datos biométricos.
A causa de los controles que se establecerán en las carreteras entre el aeropuerto de Schiphol y La Haya, las autoridades holandesas han pedido a los ciudadanos que eviten tomar el coche y que intenten trabajar desde casa el lunes y el martes, en tanto que se ha decidido la cancelación de algunos partidos de la liga de fútbol neerlandesa este fin de semana.
Por otra parte, Rutte señaló su satisfacción por que los márgenes de la cumbre constituyan una “buena oportunidad” para que los líderes puedan discutir asuntos de interés internacional como la crisis ucraniana. También recordó que los jefes de Estado y de Gobierno del G7 (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá, EEUU y Japón), convocados por Obama, celebrarán una reunión en la tarde del lunes para abordar su posición frente a Rusia tras su anexión de la región autónoma ucraniana de Crimea.
Por parte de Rusia, uno de los países invitados a la cumbre, no asistirá el presidente, Vladímir Putin, sino su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.