No solo Putin y Maduro arman conflictos, sino todo el que se impone coactivamente, particularmente los que tienen ejércitos.Las guerras no son naturales. Por el contrario, la sabia naturaleza convive en armonía. Y para eso prevé el mercado donde las personas interactúan pacíficamente y, acordando precios, realizan las operaciones más eficientes.
El problema surge cuando se introduce violencia, como cuando el Estado impone precios máximos creando tensiones y promoviendo que los coaccionados intenten incumplir las normas, lo que a su vez provocará la represión policial del Gobierno. Y llegan hasta las guerras imponiendo fronteras, aduanas, etc., con ejércitos cuya sola existencia ya implica tensiones porque se solventan con impuestos, coactivamente recaudados de los más pobres porque los empresarios los trasladan vía precios.
Así, quizás Crimea se convierta en una zona de inseguridad durante largo tiempo, y hasta podría suceder que Rusia no se detenga, sobre todo si ve amenazas y que vale la pena tomar territorios que le están vedados por fronteras, aduanas y controles, ya que no tiene sentido invadir lugares a los que se puede ingresar libremente y sin armas. La economía de Crimea llegaba al 3% del PIB de Ucrania, y dos tercios de sus finanzas públicas eran subvencionadas por Kiev. Ucrania perderá puertos, ferrocarriles, complejos turísticos y la estratégica empresa de petróleo y gas en la que invirtió fortunas para la exploración de gas en la plataforma marítima, donde obtuvo 1,65 mil millones de metros cúbicos de gas en 2013.
La península puede perder mucho más que Ucrania ya que cuatro millones de ucranianos pasan sus vacaciones anuales. A pesar del mito propagado por Moscú de que este territorio fue entregado a Ucrania por pura voluntad de Khruschev, lo cierto es que había razones económicas. En cuanto a Rusia, ya perdió mucho; en los dos últimos meses US$ 35.000 millones huyeron de su territorio, mientras que la economía se desaceleró en 2013. Europa también tiene que perder: recibe desde Rusia el 30% del gas consumido.
Además de Putin, también usa ejércitos el chavismo: “La familia militar en la calle… ¡Unión cívico militar irreductible!”, arengó Diosdado Cabello, jefe militar chavista, a un pequeño grupo de soldados y simpatizantes, durante una marcha en apoyo a las fuerzas armadas que careció de entusiasmo. Mientras que, hace unos días, policías y militares se desplegaron en la zona este de Caracas. “Buenos días… Tras una limpia operación de nuestra GNB… han sido liberadas Plaza Altamira y la avenida Francisco de Miranda”, twitteó Cabello. Ahora, con fusiles no se libera, es decir, si tienen armas es para amenazar, para que alguien no actúe libremente, de modo que fue una ocupación militar con brutales detenciones de jóvenes.
Pero no solo Putin y Maduro arman conflictos, sino todo el que se impone coactivamente, particularmente los que tienen ejércitos. “Rusia hace lo mismo que EE. UU,”, según el conservador periodista español Luis María Anson, quien agregó que “Cuando EE. UU. vio amenazados sus intereses… en Kuwait… tras dos guerras ahorcó (a Sadam Husein) urbi et orbi”. Ahora Washington impone sanciones contra dirigentes rusos y ucranianos, y lo mismo hace la Unión Europea, lo que provocará más tensión. Por el contrario, deberían levantar toda restricción coactiva –aduanas, leyes migratorias, etc.– a los ciudadanos ucranianos y de Crimea de modo que se conviertan, de hecho, en europeos y al integrarse en tiempo real desaparezca el fantasma de cualquier conflicto.
* Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland,
Publicado en El Tiempo.com