Diciembre 26, 2024

Preocupación, miedo, terror y pánico ante los Golpes de Estado

“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”. (Martin Niemöller. 1892 – 1984 Pastor luterano. Sermón pronunciado en Alemania durante la Semana Santa de 1946)
 

Los crímenes cometidos por el nazismo y fascismo en los años 30 y durante la Segunda Guerra Mundial son bastante conocidos. No así los crímenes que cometieron los regímenes militares en Asia y América en los años posteriores.

Puedo mencionar varias asonadas golpistas. En Guatemala, en el año 1954 el Presidente Jacobo Arbenz fue derrocado mediante un Golpe militar encabezado por la CIA. La sanguinaria represión contra el pueblo guatemalteco, hasta hace pocos años, todavía seguía vigente.


En Brasil los militares encabezados por el general Castelo Branco, los latifundistas, la Iglesia Católica y Estados Unidos derrocaron al Presidente Joao Goulart. En pocas palabras puedo decir que los conservadores, con el apoyo abierto y manifiesto de Estados Unidos, organizaron las llamadas “Marchas de la Familia con Dios por la Libertad” que culminó en la Catedral de Sé con un acto público donde hicieron un llamado a los militares para que, junto con el Congreso dominado por la derecha, dieran un Golpe de Estado. El llamado surtió efecto y el 4 de abril de 1964 Joao Goulart, ante la amenaza de los golpìstas debió huir del país. El 15 de abril de ese mismo año, bajo el mando del general Castelo Branco, se inició una de las más violentas y encarnizadas dictaduras. Los golpistas permanecieron en el poder hasta 1985, dejando como herencia decenas de miles de asesinados, torturados y exiliados.

 


Por esa fecha también fueron los golpes militares en Argentina, Uruguay, Perú, Bolivia y tantos otros. Todos los golpes militares en América Latina siguieron un un mismo modelo:

Primero desabasto de los artículos de primera necesidad para la población; segundo, subida vertiginosa de los precios, inflación; tercero, la derecha organiza marchas contra el gobierno con la intención de provocar un Golpe de Estado; cuarto, todo esto enmarcado en una virulenta campaña continental desinformativa dirigida por las agencias noticiosas norteamericanas con el fin de que todos los países del continente vean a los gobiernos amenazados como ineptos, dictatoriales, autoritarios. Cuando la prensa internacional, que siermpre estñá dirigida en cada país por las oligarquías, y bajo el mando de las agencias norteamericanas deciden que ningún país del continente americano y del mundo meterá las manos para defender a la nación amenazada, surge el Golpe de Estado.

En Indonesia en el año de 1965 hubo un Golpe de Estado apegado casi estrictamente al que realizó Hitler con su “Noche de los cuchillos largos” entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934 cuando realizaron una purga donde asesinaron a cientos de personas ligadas a los círculos de poder y que no apoyaban a Hitler. El 30 de septiembre de 1965 oficiales medios del ejército secuestraron y asesinaron a 6 altos generales del ejército. El general Suharto, aprovechando tal coyuntura, dio un Golpe de Estado acusando a los miembros del PKI (Partido Comunista de Indonesia) de ese asesinato. La represión fue violentísima. En pocos días, en Yakarta y regiones cercanas, facciones del ejército leales a Suharto y grupos de estudiantes islamistas, asesorados por agentes de la CIA, organizaron “escuadrones de la Muerte” asesinando a más de 500 mil supuestos “comunistas” y enviando a campos de concentración a más de un millón de detenidos.

Cuando nos leemos las páginas de la historia donde nos relatan estos sucesos que sucedieron en el mundo surge la “preocupación”. Entendemos que es difícil enterarse de ciertos pormenores. Los medios de comunicación que pertenecen, por lo regular, a las oligarquías de todos nuestros países, ocultan lo más posible estas historias y las reemplazan por tragedias o historias individualizadas. De esa manera las historias oficiales relatan guerras sostenidas por el general tanto contra los Coroneles o generales este otro. Las cifras de combatientes y muertes suelen permanecer escondidas.

Así llegamos a creer que fue El General Castillo quien derrocó a Jacobo Arbenz. No la oligarquía guatemalteca aliada con la CIA y la United Fruit Company. Así ha sido en todos los países que han sufrido dictaduras militares. Fue Pinochet, Videla, Castelo Branco, etc. etc. No las oligarquías nacionales aliadas con Estados Unidos, los partidos de derecha de cada país son los responsables de esos cientos de miles de asesinados que han regado con su sangre nuestras tierras. Sólo en estos últimos decenios se ha logrado impartir justicia en algunos países, como en Argentina, por ejemplo, pero sólo se ha podido castigar a los ejecutores de los crímenes, no así a los instigadores que son las oligarquías y EEUU como principal coadyuvante de los asesinos.

Aún así, todavía no logramos comprender que para los golpistas TODOS LOS SECTORES DE POBLACIÓN DE NUESTROS PAÍSES QUE PUGNAN POR MEJORAR SUS CONDICIONES DE VIDA son “comunistas”. Pero, como pocos o casi nadie se considera “comunista”, sino un simple luchador social – como lo dijo meridianamente el pastor luterano alemán Martín Niemöller en 1946 – cuando llegamos a darnos cuenta de esa sencilla realidad pasamos casi de inmediato de la “preocupación” al “miedo” de que pudieran “confundirnos” con “comunistas”. Luego, ya que nos enteramos que la represión no es contra los “comunistas”, sino contra todos aquellos que buscan conseguir mejores condiciones de vida, pasamos a vivir el “terror” de que se den cuenta que todos somos parte de esa lucha. Por último, “por suerte” porque aún no vienen por mí, nos damos cuenta que no hay nadie junto a mí para que me defienda. Entonces pasamos al estado de “pánico”, porque, aunque somos conscientes de esa realidad… ya es demasiado tarde.

Hoy estamos observando indiferentes y hasta medio convencidos por la enorme propaganda que han desatado los medios de comunicación de masas en contra del Gobierno venezolano que es necesaria la intervención militar en contra del Presidente Maduro. Pueden darse cuenta que las oligarquías ya organizaron el desabasto, quer la inflación está haciendo mella en la población. La derecha ya empezó a organizar las “Marchas” que tan buenos resultados les dieron en Brasil, Argentina, Chile, etc. Ya muchos de los habitantes venezolanos están pidiendo el ingreso de los Marines norteamericanos contra esa democracia. La campaña mediática contra el Gobierno Venezolano es inmensa. En nuestro país Televisa no se mide en sus ataques ya que no habla del “Presidente Venezolano”, sino que lo cataloga de “Dictador”. ¿Qué es lo que está faltando en Venezuela para que se imponga un régimen dictatorial apoyado por EEU?

Es la hora de la preocupación, queridas amigas y amigos, por lo que ya debemos preguntarnos seriamente:

¿Y después que otro país sigue? ¿Acaso el nuestro?

De nada y hasta siempre.

 

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