Diciembre 26, 2024

¿El legado de Piñera? I

Con estupor únicamente…

 

únicamente con estupor puede uno reaccionar frente a la desfachatez de quienes han dicho, así nada más, sin vergüenza alguna: el próximo ex presidente Sebastián Piñera no legará nada en lo absoluto a este país. NADA. Es decir, al menos en el plano político. Acaso no saben ver estos resentidos sociales (que a menudo quieren quedarse con lo de aquel que tiene de sobra en lugar de ponerse a trabajar) que él, Miguel Juan Sebastián, MI SEBASTIÁN, ha hecho de todo por este país, absolutamente de todo, pregunta indignada Misiá Cecilia, mientras levanta los glúteos en las coloristas máquinas para la salud y el ejercicio de las que ella es nada menos que santísima patrona. Los ojos de rana de Misiá Cecilia se cierran una y otra vez en señal de absoluta cólera. La mujer y la madre católica que lleva dentro se crispan. Dios mío, cómo odio a estos malagradecidos, piensa Misiá Cecilia.

 

Y con tanta razón.

 

Pero, pero… ¿Es cierto que Su Excelencia no legará nada de nada de nada? Después de todo, él ha sido objeto de mofa por cuatro interminables años en los que se ha equivocado muchísimo en materias de llamada cultural general. Los guardianes de dicha cultura esperan con ansias que el futuro ex presidente se equivoque en oratoria, origen de los enunciados, complementos de la oración o bien sinónimos y antónimos para redactar una bonita y muy irónica nota informativa que será arduamente comentada en las redes sociales. Evacuación de las cacas piñerescas a la batea de EMOL, donde la derecha católica de forma notoria y ostensiva trata de dejar limpiecitos sus calzoncillos manchados, percudidos y medio transparentes de tanta friega. A veces el cometido no da frutos porque allí está el tatita Pinochet, sin que nadie lo haya invocado tres veces siquiera, levantando la cortina de humo para mostrar el diento de oro y lo bien que le va a la esposa con el dinero de la reconstitución, y lo bien que le va al ex-yerno en su escalada meteórica en la revista Forbes, y la terraza es nueva y la operación estética es nueva, y las prótesis dentales son nuevas y los delitos son muy viejos, sí, efectivamente, pero nunca habrá que pagar los platos rotos de tal manera que siguen estando sucios y como nuevos. Y así todos contentos.

 

Bueno, todos contentos menos Piñera, que se supo ganar el odio de sus queridos gobernados el pasado mes de Septiembre.

 

Ellos y ellas (¡los muy gañanes!) no le dieron el voto a Matthei y en cambio se lo regalaron en charola de reluciente oro y pedrerías a cuerpo-de-cerdo Michelle Bachelet, más una merienda campestre, frutas orgánicas, ensalada de pepino y chica de Curacaví, todo envuelto en papel celofán y ordenadito en una cesta de caña tejida a pulso en el grupo de manualidades para el emprendimiento. O sencillamente no votaron. Otros confundieron los poderes del Estado y votaron en el Ejecutivo por MB y en el Legislativo por Ena Von Baer, pero qué más da, si gane quien gane uno debe seguir trabajando, espetó un descerebrado que prefiere su fútbol, su cerveza y sus vinos antes que volcarse en una discusión respecto a algo tan absurdo y sin importancia como la política. (Chilena). Algunos tiernos ancianitos con problemas de esfínter se mearon y se cagaron encima cuando los arrancaron de improviso de sus regias habitaciones principescas de Cordillera para encerrarlos en el silo de concreto de Punta Peuco, precisamente cuando el Mamo deseaba charlar ante las cámaras sobre las profundas problemáticas filosóficas que conlleva romperle los huesecillos a un pequeño bebito comunista. Los tiernos ancianitos se abrazaron entre ellos buscando refugio para la horrible tempestad mediática que les hurgueteaba sus orines hasta por debajo de las chatas y las bacinicas de fierro enlozado, sin embargo ¿A dónde iban a ir a esconderse los golfillos meones esos? ¿a ver? ¿dónde? Una multitud anti-Piñeresca se aglutinó a las afueras del Penal vociferando, silbando y echando pullas: cómo es posible que saquen a los héroes de nuestra patria de Cordillera, se preguntaban indignados, con velitas encendidas como si fuera un Vía Crucis y Cordillera la improvisada Estación donde se lee a voz en cuello la Catequesis de la Iglesia Católica. Al otro lado de los barrotes una horda condenaba en silencio el que arrancaran de un lujoso palacete a estos tiernos ancianitos para llevarlos a un lugar no tan lujoso, lo que desde luego no significa menos lujoso.

 

Nadie quedó irradiando felicidad a porfía con el cierre de Cordillera, o bien fueron pocos, de todos modos no los suficientes para subirle el perfil a Piñera y elevarle los puntillos en la encuesta, esos que a él le gustan tantísimo. Lástima, aunque en la última Forbes él continúa igualmente multimillonario. Pronto Misiá Cecilia no tendrá otra cosa que hacer que preocuparse de las mansiones ricachonas de su hombre y ver cómo se las apaña con la canasta del supermercado, que en pocos años incluirá pañales desechables para adultos, talco mentolado, colados y picados Nestún. Si no se puede llegar a fin de mes con Coca Light, tendrán que contentarse con yupi cola y agua mineral carbonatada no más, concluye Misiá Cecilia, satisfecha. Cecilia ya lo ve todo como en su sueño soñado (anoche): reclinada en el horizontal horizonte, observando la bella casa con chimenea de piedra volcánica, mansarda y cerca reluciente, cortinajes de brocado, teja asfáltica y tres Mastines Napolitanos y un Boyero de Berna corriendo entre nardos, junquillos, peonías y mariposas. Desde luego que tampoco faltarán el vino y la cerveza. Sí, será un excelente año para la Ceci, que además ha bajado su barriguita con las maquinitas para la salud. No así para Sebastián (buuu) que cada vez está más chico, más viejo, más encorvado y más terco. Dicen que si continúa haciendo lo que está haciendo será recordado como el hazmerreír de la política chilena, que todos sabemos es la más seria, la más intelectual, la más regia y la más bonita del universo, con gente de altura de miras como Moreira, van Rysselberghe y Von Baer, todos, TODOS ellos juntos, bailando en una ronda, queriéndose los unos a los otros, sí ¡Querer! y celebrando la eucaristía y el triunfo del Sí. Quién los entiende…

 

¿Y qué será de las librerías sin las Piñericosas? ¿Acaso no fue eso un legado para nuestro Chilito? ¿Acaso no fueron MILES DE MILLONES los que vieron mejorada la canasta de obsequios navideña con un libraco de chistes sobre la ignorancia del Presidente de la República, publicada nada menos que por un medio –dicen– Comunista? ¿Y sólo por un par de miles de pesos? Y los libritos son livianos como su contenido y su protagonista, ideales para leer en el baño de la casita con patio o acurrucado en una manta debajo de los saúcos y los rododendros. Si lo de las Piñericosas es logro de Piñera no más. Su jocosa ignorancia era de dominio público, prácticamente las condiciones previas para su entrañable legado jijiji.

 

anibal.venegas@gmail.com

 

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