Lo que actualmente ocurre en Venezuela nos trae a la memoria los últimos meses de la Unidad Popular. Por cierto, ninguna situación histórica es igual, en consecuencia, nada más torpe que aplicar la analogía a situaciones diferentes, tanto en el espacio, como en el tiempo.
En primer lugar, en Chile la Guerra Fría jugó un papel fundamental en el golpe de Estado de 1973, no así en la actual crisis venezolana, que ocurre después de la caída del Muro de Berlín; en segundo lugar, Salvador Allende fue “un profeta desarmado” –al decir de Maquiavelo–, por el contrario, en Venezuela las Fuerzas Armadas se alinean en el campo progresista –son muy distintos los prusianos nazis militares chilenos que los comprometidos constitucionalmente soldados venezolanos.
Hay elementos de historia comparativa que nos permiten aproximarnos a la actual coyuntura venezolana:
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Al igual que en los últimos meses del gobierno del Presidente Salvador Allende, Venezuela sufre una seria crisis de abastecimiento frente a la cual no son lejanos los intereses de la burguesía nacional y del imperialismo norteamericano
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Quizás el escritor que mejor caracterizó el final del período de Allende fue el francés Armand Mattelart, en su película –documental La Espiral, que también se puede encontrar en Youtube
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En ambas situaciones la lucha de clases llegó al máximo de tensión entre el bando progresista y la reacción
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Según el comunicador francés, Mattelart, la burguesía “fue a la escuela de Lenin y entendió, con mayor profundidad, el desarrollo de una línea de masas que no sólo le permitiera ocupar la calle, sino también movilizar a los profesionales, a la pequeña burguesía, a las capas medias, a una parte considerable de estudiantes, incluso, a un sector minoritario de la aristocracia obrera del cobre”.
Mucho me temo que el movimiento fascistoide que pretende derrocar al Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, esté tratando de imitar el modelo tan meticulosamente preparado por el Pentágono y que fuera implementado exitosamente en Chile. La derecha y la Democracia Cristiana chilenas quieren engañar a la opinión pública presentando el movimiento estudiantil venezolano como una avanzada de la democracia, tal cual lo hiciera la CODE en Chile. Cuando ya hemos analizado, hasta la saciedad, el caso de Allende en Chile, sabemos muy bien que estos movimientos de masas condujeron a la intervención armada, de triste memoria.
A veces olvidamos, con relativa facilidad, que el golpe de Estado contra el Presidente Hugo Chaves en el 2002 fue dirigido, fundamentalmente, por la ultraderecha fascista colocando en el poder al “patrón de patrones”, Pedro Carmona –con la celeridad de un rayo fue reconocido por la Canciller Soledad Alvear y, por lógica, con la venia del Presidente socialista, Ricardo Lagos Escobar que, ante el ridículo internacional, culparon al más débil, el embajador de Chile en Venezuela– que luego salió “con el rabo entre las piernas”. A diferencia de Allende, Chávez no era “un profeta desarmado” y, además, había aprendido de la epopeya de la Unidad Popular.
Coincido plenamente con la declaración de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, (FECH), al rechazar con vehemencia a los sectores estudiantiles que apoyan a la oposición golpista. En Chile también un sector de los estudiantes estuvo al servicio de la Democracia Cristiana y de la derecha en la clara estrategia golpista, situación muy similar a la actual en Venezuela.
Es bueno recordar que los corruptos partidos políticos COPEI (Democracia Cristiana), y ADECO, (Socialdemocracia) constituyen el componente político de la oposición, encabezados por Enrique Capriles, quiénes, como en el caso chileno, han colocado en la avanzada del frente de lucha al movimiento social, fundamentalmente a los estudiantes, con su líder Leopoldo López. Sabemos, por experiencia, que esta asonada podría terminar en el fascismo.
En el caso chileno, las capas medias, los profesionales y los estudiantes, entre otros actores, terminaron convertidos en el “pato de la boda” de la cruel dictadura fascista y luego, las víctimas principales del neoliberalismo de los Chicago Boys.