El carácter de Ricardo Lagos se retrata en el título de la primera parte de sus memorias: Mi Vida, directo, expuesto ante los demás. Como cuando acusó al “pequeño cruel dictador” ante millones de chilenos. Aquí, el yo de Lagos deja hablar a la historia y cómo ésta va preparando el político que sobresale en 1988. En Barcelona, suscita atención, preguntas y la presencia de su amigo, el ex presidente de la Generalitat de Catalunya, Pasqual Maragall.
el yo memorialístico de Lagos
Ricardo Lagos pasó por Barcelona luciendo el primer tomo de su vida: “de la infancia a la lucha contra la dictadura”. Lo hizo en Casa Amèrica Catalunya ante unas 200 personas. Presentado por su director, Antoni Travería, la obra fue comentada por Josep Ramoneda, filósofo y periodista reconocido como analista político.
Ramoneda apreció la virtud del autor de situar su narración en el yo-memorialístico y no en el yo-político, algo inusual en las memorias de los políticos. Así, según el analista, Lagos logra construir el personaje a partir de la experiencia, de la realidad, no de sus visiones o ideas, y con el uso de una palabra cercana, que enseña la evolución de él mismo, sin desligarse de sus diferentes contextos.
la democracia, antes y después
Desde su infancia, Ricardo Lagos es sobre todo Escobar, pues se cría inmerso en la familia de su madre, Emma, -su padre, Froilán, murió cuando tenía 8 años y conservó pocos recuerdos- en un ambiente de tías y tíos, dice, donde la democracia era algo natural, como el aire, “un dato, que venía desde siempre y permanecería para siempre”.
Hasta la derrota de la dictadura, en octubre de 1988, cuando es sobre todo Lagos, ha cambiado su manera de pensar: la democracia, ahora, es siempre una construcción inacabada y, por lo tanto, habrá que cuidarla y profundizarla considerando continuamente los contextos. Es la lección del 11 de septiembre de 1973.
Una fecha -11 de septiembre- trágica para los chilenos, pero también para los catalanes, que conmemoran la caída de Barcelona bajo la dinastía borbónica y la consecuente pérdida de libertades. De eso hace 300 años, pero aún vivo, quiérase o no, ante el quiebre entre Cataluña y el Estado español después que éste anulara la decisión de los catalanes expresada democráticamente en el referéndum estatutario en junio de 2006.
Lagos delante; Maragall, al fondo
Entonces, era presidente del gobierno catalán Pasqual Maragall, un amigo de Ricardo Lagos, en aquel tiempo, presidente de Chile. Esa tarde, cuando Travería, en forma especial, anunció que en el fondo de la sala, entre los asistentes estaba el ex Presidente catalán (retirado de la vida pública, con alzheimer a medio camino, ahí) se precipitaron segundos de silencio hasta ser interrumpido por medidos aplausos evocadores de afecto y admiración.
Maragall el alcalde de las Olimpiadas de 1992 y el presidente de l’Estatut de Catalunya, troceado y desvirtuado, continua sorprendiendo. Antes lo hacía con intervenciones inesperadas. Lagos narró como estando en la cárcel, en 1986, fue despertado a las tres de la madrugada por un funcionario que en voz alta le decía que al teléfono estaba un señor Maragall, del ayuntamiento de Barcelona y que dice que hacen gestiones para que lo dejen en libertad.
Ahora, asombra con su presencia imprevista en un recital musical, o en la tribuna del Parlament de Catalunya en alguna sesión trascendente, o en una localidad del Camp Nou en un partido importante, o en el fondo de un pequeño auditorio para escuchar la presentación del libro de un amigo, como Lagos.
líderazgos con independencia
Ambos concitan una empatía que traspasa las fronteras políticas. El carisma del chileno deslumbra por su claridad e inteligencia expositiva, mientras el catalán ilusiona con su imaginación entrañable. Sus respectivos liderazgos han coincidido en marcar una independencia respecto de sus partidos, lo que les ha significado más de un menosprecio.
A Lagos, el partido socialista lo trató con desprecio en ciertos momentos, entre 2006 y 2010, por ejemplo. En parte, él mismo desistió presentarse a un segundo periodo presidencial cuando los dirigentes de partidos no respaldaron su demanda de incidir en la formación de listas parlamentarias.
A Maragall el gobierno del PSOE lo excluyó, por una parte de las negociaciones sobre el Estatut, optando por tratar con la derecha catalana encabezada por Artur Mas y, por otra, de la jefatura del partido con la complicidad de un sector del PSC.
continuará…
Ricardo Lagos acaba el primer tomo de su vida a las puertas de un trascendental cambio político, el fin de la dictadura de Pinochet. Anuncia que su yo memorialístico narrará el segundo tomo de su vida. La pregunta sugerida es: ¿Con qué Ricardo Lagos nos encontraremos? Para entonces, las puertas de Casa América Catalunya seguirán abiertas, por donde reaparezca la presencia inesperada de Pasqual Maragall.