El Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, donde se reúnen los más poderosos empresarios y dirigentes del planeta, sirvió de marco para poner una vez más el dedo en la llaga sobre la desigualdad del mundo.
El tema fue incluido en la agenda del encuentro de ricos, pues es un asunto de máxima preocupación entre gobiernos y algunas elites de poder. En el foro se presentó un informe de la ONG Oxfam que muestra cómo la extrema concentración de la riqueza pone en peligro el crecimiento económico de muchos países, pone en riesgo la reducción de la pobreza, afecta la estabilidad social y conlleva una amenaza para la seguridad mundial.
El documento llamado Gobernar para las elites. Secuestro democrático y desigualdad señala que las 85 personas más ricas del planeta tienen el equivalente a todos los recursos de los 3.570 millones de habitantes más pobres.
Concluye que los ricos fueron los que más se beneficiaron de la crisis financiera mundial de 2008, pero la desigualdad ya venía creciendo de manera significativa en los últimos 30 años.
Era esperable que después de este campanazo a la economía mundial –una crisis de codicia por el dinero– se hubieran tomado los correctivo para frenar los abusos y redistribuir la riqueza, sobre todo teniendo en cuenta que los que pagaron los platos rotos fueron los mas pobres. Pero no fue así.
Los datos más críticos del informe muestran que en Estados Unidos, por ejemplo, el 1 por ciento más rico acaparó el 95 por ciento del crecimiento posterior a la crisis de 2008. Cada día baten récords los salarios de los altos ejecutivos, los beneficios empresariales y las operaciones bursátiles, pero no ocurre lo mismo con los salarios de los trabajadores de ingresos medios o bajos, que se estancaron.
Según el informe, las elites más ricas han “secuestrado” el poder político y establecen las reglas económicas para su beneficio, lo que se traduce en políticas tributarias injustas y prácticas corruptas.
Pero Oxfam cree que la alarmante desigualdad se puede revertir si se evita utilizar los paraísos fiscales para evadir impuestos, si hay una mayor regulación de los mercados, si se respaldan los impuestos progresivos sobre la riqueza y si las empresas pagan salarios dignos a sus trabajadores, entre otros.
A pesar de lo dramático del informe, muchos dudan de que Oxfam logre su intención de convencer a la elite mundial de que cambie sus políticas, pues estas son las que la han hecho inmensamente rica.