Clarín quiere ser lo más transparente posible y publicar las opiniones más diversas. En esta ocasión escribe don Charls Mondaca Quidel. Charls es un emprendedor de Derecha, estudió ventas en el Liceo Comercial y actualmente cursa un Diplomado en Comunicación Estratégica. En su columna exige un retorno a la antigua Derecha.
Ahí está Chile, qué duda cabe, paisucho de mierda sin memoria. Aquello quedó demostrado en diciembre cuando la gran Evelyn Matthei perdió las elecciones y en cambio se eligió como presidenta de la República a la vaca de la “Nueva Pillería”, como acertadamente la calificó la (buena por naturaleza) Rexona Miranda. Parece que a los chilenos se les olvidó que la “Señora” Bachelet tuvo cuatro años en los que hizo absolutamente nada bueno por su país, ¿O acaso no fue ella la culpable universal del 27F? ¿O acaso no es ella la Atea, en un país católico y mariano como Chile, con Virgen del Carmen para nuestro glorioso Ejército y grutas repletas de dalias y rosas y claveles blancos? Encima ella hace pactos con el comunismo, ¡A afirmarse los churrines que el panorama se viene feo! Eso digo.
Aunque la Derecha también ha hecho lo suyo; la Derecha debe hacer un mea culpa. Porque la Derecha se dejó estar, se quedó sosegadita en su atalaya de la Dehesa y no llevó a cabo un plan comunicacional estratégico en las poblaciones, donde está el trabajo difícil, porque esa gente, la de las poblaciones, es más tonta que nosotros entonces cuesta más que entiendan. La cosa es convencerlos de que, aún siéndolo, ellos no son mulas de carga. Yo argumento que se tomó con mucha liviandad la figura de Marcel Claude quien siempre hizo entender a esta gente que efectivamente son mulas de carga. Rexona Miranda es inatacable porque ella nos recuerda a nuestras queridas nanas, tan santas pero tan brutas, por eso antes, en los fundos, se les obligaba a votar por el partido de sus patrones, el Partido Nacional, no como ahora que hacen lo que quieren y en lugar de votar por el Partido Nacional se comen un Kuchen de Cerezas mirando la tele. O bien votaron por Bachelet. La cosa es que Rexona Miranda tiene esa humildad tan clásica, tan mapuche, porque también hay mapuches buenos, ¿saben? Yo incluso conozco a algunos mapuches que trabajan y que no andan buscando que les den todo regalado. Algunos incluso son de piel clara, algunos incluso tienen profesión: profesores de educación básica, profesores de educación diferencial, ¡de ciencias naturales! ¡de castellano! Hasta visitadores sociales hay. Bueno, también están los que queman fundos, pero eso es para otra columna.
Y de pronto ahí está: Manuel José Ossandón. Él es de esa gente que me hacen sentir orgulloso de ser chileno, y sobre todo, orgulloso de ser de Derecha, orgulloso y digno. Él apareció como bajando desde el cielo con un aura de santidad, y llegó para quedarse, ojo, llegó para pelear por los intereses de nosotros, los de la clase alta, y para oponerse a la píldora y al aborto y al matrimonio homosexual. Y lo hace con trucos finos, con trucos de alguien de Derecha. Él jamás dirá una grosería cuando justifique las buenas intenciones del empresariado chileno. Él jamás insultará a una dama: una palabra sucia en contra de una mujer, aunque se trate de Bachelet, se verá como una mota negra en su paletó blanco. Asimismo Ossandón tiene cara de esos hombres de la Derecha de antes, esos que no trataban mal a los empleados, muy por el contrario, de esos que trataban bien a los empleados que era un gusto trasladarle las cacas desde la bacinica al arroyo. Esos patrones que trataban bien a los empleados, casi como si éstos fueran parte de la familia, a veces la fresca de la nana quedaba preñada del patrón y por fin llegaba el pelo lacio, pero el niñito mimosin era un hijo natural así que no tenía derecho a los apellidos del jefe. De todos modos el patrón era tan bueno que le regalaba zapatos de suela al niño, también le permitía trabajar en el fundo ordeñando las vacas. Ahora los patrones se comportan directamente como animales salvajes, porque salta a la vista que son nuevos ricos, el dinero que tienen en sus manos es dinero reciente, todo para ellos es nuevo, se nota. No saben imponerse en una multitienda o en un banco ante un cajero, no saben reclamar con el terror que infunde su mera presencia. Ossandón, en cambio, tiene cara de médico, de abogado, tiene cara de alguien que no toma mucho y que firma documentos importantes.
Pero no todo es Ossandón y por ello perdimos en las urnas. Y es que si a uno le dicen que el futuro gobierno es un siete, y es que si a uno le dicen que todo cuánto haga la futura presidenta jamás va a contradecir la Palabra dicha en la Parroquia, y es que si a uno le dicen que dicen que dijeron y que dice que le dijo, ¿Cómo uno no le iba a dar el voto a Evelyn? ¿Cómo uno no iba a prestarle un pedacito de la vitrina del emprendimiento propio para su póster multicolor, en desmedro del cervecero, del paté, de la cebolla en escabeche y de los yogures? ¿A ver? ¿Cómo? Desde un primer momento me opuse a que Evelyn, mi íntima amiga, porque eso es y yo la quiero, mucho la quiero, toda rubia, ojos azules, a pesar de eso, yo, siempre YO me opuse desde ese primer momento a que Evelyn despreciara tanto a Pinochet en sus lecturas públicas, donde ella se veía como Jesús de Nazaret y sus discípulos. Todo en colores flúor, como en una obra de teatro, con gente en la platea aplaudiendo en lugar de arrojar tomates podridos que fue lo que ocurrió al final de la competencia. Ella debería haberse infundado del espíritu de la antigua derecha, ella debería haber escuchado a gente como Pérez de Arce o el Cura Hasbún.
Y ahora ha llegado el verano, y ahora todos los tontos que votaron por Bachelet están disfrutando del último destello de luz, porque a pesar de que no me gusta Piñera, su gobierno nos ha beneficiado directamente a nosotros los del empresariado. Y yo que siempre soñé con enseñarle el empresariado a mis hijos en una escala gradual de emprendimiento, es decir, desde las boletas timbradas, las mortadelas del negocio, las cerámicas del suelo y los nuevos muebles de la cocina, hasta el ámbito político porque para eso yo voy por mi diplomado en comunicación estratégica. En el futuro se supone que voy a asesorar a grandes empresarios, pero con el nuevo gobierno quién sabe: huelga decir que habrá desabastecimiento, filas y filas y mucha envidia. Y ahora que ya me envidian ¡Todavía más envida!
Por eso es necesario que entre piquero y piquero en Cartagena, Puerto Saavedra o Niebla, las huestes de Derecha piensen en cómo reformular la Derecha para que vuelva a ser lo que era antes y no el revoltijo en el que se ha transformado y que no puede luchar de igual a igual con el comunismo de gente como Ricardo Lagos.