Este año fue significativo para los trabajadores. Más que por conquistas en el plano institucional, normativo o reivindicativo, por algunos hechos que dieron muestra de articulación y visibilización del mundo sindical.
Cabe recalcar que, como es usual, los medios de comunicación masiva se mantuvieron al margen de la cobertura de estas noticias o se limitaron a mostrar los costos monetarios de las manifestaciones, muchas veces logrando desacreditar los motivos e incluso la legitimidad de dichos movimientos.
Se inició el año con la trágica noticia de la muerte del dirigente Juan Pablo Jiménez de un balazo en la cabeza, el 21 de febrero. Lo que inicial y rápidamente fue descrito por las autoridades como una bala loca luego, gracias a la investigación de peritos independientes, dio como conclusión que la bala provenía de dependencias de la misma empresa. Este hecho ha generado múltiples acciones de solidaridad de los trabajadores y también de estudiantes, lo que ha permitido que el tema no pase como uno más.
En marzo y abril, los trabajadores portuarios reunidos en la recién creada Unión Portuaria de Chile (Enero), que representa a cerca de 10 mil trabajadores, se movilizaron llegando a paralizar los puertos de Arica a Puerto Montt, por solidaridad al conflicto que se estaba desarrollando en el Puerto de Mejillones. Fue una demostración inédita de fuerza que permitió algunas ganancias concretas, pero que también pusieron de manifiesto el antisindicalismo de algunos empresarios, las trabas del régimen laboral dictatorial y la fuerza, creatividad y solidaridad de los trabajadores del sector, como verdadero ejemplo de lucha para otros.
A comienzos de junio, se vivió una jornada que convocó a diversas iniciativas que se estaban desarrollando a lo largo del país, para denunciar a las AFP y exigir un cambio estructural al sistema de pensiones. A partir de ahí se observaron mayores esfuerzos de coordinación entre agrupaciones sindicales de distintos sectores convocados por esta misma consigna. Desde este espacio de coordinación y desde las iniciativas locales se desarrollaron marchas, encuentros y se prepararon documentos.
El 26 de junio se vivió una exitosa jornada de movilización intersectorial, demostrando la efectividad del trabajo conjunto entre organizaciones estudiantiles y de trabajadores que se venía gestando desde hace algún tiempo. Ese día, muchos puertos y faenas mineras donde se encontraban la Unión Portuaria, la CTC y el SITECO paralizaron los primeros turnos, expresando la solidaridad de los trabajadores en temas sociales fundamentales como la educación. Muchos dirigentes sindicales marcharon en las principales ciudades del país.
Hacia fines del año, principalmente en agosto, se concentraron diversos movimientos hulguísticos; algunos siguiendo los pasos determinados por la ley y otros no. Se trata de las empresas Correos de Chile, ASMAR, Bodegas de Sodimac, Correos de Chile, Ripley y Montserrat, para citar a las más conocidas. Si bien aún no se dispone de estadísticas oficiales para este año, cabe reflexionar sobre 2 puntos que no logran estamparse en ningún registro administrativo: el aumento de las huelgas no reconocidas por la legislación y la radicalización que se da en ciertos casos, donde las empresas buscan todos los resquicios para no ceder ante las demandas de los trabajadores y esperan su agotamiento. En este sentido, varias de estas huelgas superaron con creces los 30 días y tuvieron a algunos de sus dirigentes en huelga de hambre.
En este año 2013, marcado en muchos aspectos por las elecciones parlamentarias y presidenciales, los trabajadores dieron peleas enormes y también tuvieron acercamientos concretos con los estudiantes, en un movimiento que escasamente podría reducirse a los hitos citados o siquiera al período de un año.
Es remarcable que, en un contexto donde la normativa laboral restringe la actividad sindical, donde los medios de comunicación y el discurso hegemónico deslegitiman la opción colectiva y la participación política del los trabajadores, aún así se han levantado practicas inéditas que amplían el marco de lo posible y resquebrajan los antiguos consensos entre los partidos.
Esperemos que este 2014 traiga muchas más novedades positivas para la articulación de los trabajadores ya que de esta forma podrán incidir en las necesarias transformaciones que urge a nuestra sociedad; justicia e igualdad.