Diga adiós a los osos polares y al casquete blanco en el extremo norte de la Tierra. Un nuevo estudio sugiere que el océano Ártico podría quedarse sin hielo en 2015, lo que tendría consecuencias devastadoras para todo nuestro planeta.
Todo el planeta sufre los efectos del calentamiento global, pero el Ártico se está calentando dos veces más rápido que las partes de la Tierra más próximas al ecuador. Peter Wadhams, profesor de física oceánica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), afirma que el océano Ártico podría perder todo su hielo en una época tan cercana como el verano de 2015.
Este fenómeno, a su vez, podría tener efectos en cadena catastróficos para el resto del planeta, como un clima más extremo, un rápido aumento del nivel del mar y un aumento del ritmo del calentamiento global, que se convertiría en un proceso imparable y fuera de control.
A la lista de los animales amenazados por el calentamiento global –que incluye al oso polar, la ballena beluga y el pingüino emperador, entre otros– se ha unido también el reno. Como las temperaturas en el Ártico se disparan, la población de la especie se reducirá de manera vertiginosa. Las manadas de renos han disminuido en un tercio desde la década de 1990, debido a que las fuentes de alimentos, las áreas de reproducción y las antiguas rutas de migración han sufrido alteraciones, informa el comité de auditoría del medio ambiente del Parlamento británico.
Wadhams –un prominente científico británico que efectuó cuarenta expediciones polares desde su primera visita a la región en 1969– subraya que la capa de hielo del Ártico ha menguado enormemente desde la década de 1950. El mayor descenso se produjo en el 2007, cuando el área cubierta por el hielo en verano se redujo a casi la mitad de su extensión habitual. Eso causó la aparición de “un océano de aguas abiertas en la parte superior del planeta, un efecto sin precedentes”, dijo Wadhams en una entrevista.
Hace poco, en 2012, hubo otra gran disminución, y Wadhams y otros expertos están preocupados por la reducción del espesor del hielo del Ártico. Dado que los satélites no pueden medir con precisión el grosor del hielo, Wadhams se desplazó a la zona a bordo de submarinos nucleares británicos para mapear el hielo desde debajo con un sonar. El investigador británico calculó que el grosor del hielo del Ártico había disminuido un 43% entre los años 1970 y 2000: “una enorme pérdida” que el profesor atribuye a las temperaturas más altas del aire y del mar en la región polar septentrional.
Preservar el medio ambiente en el Ártico se convertirá en un objetivo inalcanzable si las temperaturas siguen subiendo, dicen también otros científicos. El aumento del ritmo del calentamiento global (provocado por el hecho de que el dióxido de carbono -CO2- permanece en la atmósfera durante muchos años después de ser emitido) asegura que las temperaturas, tanto del Ártico como del resto del planeta, aumentaran en las próximas décadas, incluso si la humanidad reduce las emisiones anuales de gases de efecto invernadero.
Así, la comunidad científica reconoce que el deshielo del Ártico es inevitable. Sus opiniones difieren solo en cuánto tiempo tardará en hacerlo.